Cambio urbanístico en el restaurante La Goya para levantar un edificio residencial de nueve plantas

Ante las dificultades que se han encontrado para dar salida a la legendaria casa de comidas, que requería de una profunda y costosa reforma para poder reabrirse, los dueños han optado por acogerse a esta figura de planeamiento para hacer atractivo desde el punto de vista inmobiliario el espacio. Será una vez autorizada la reordenación por parte del Consistorio, que en Urbanismo confirman como inminente, cuando el solar se sacará a la venta. Según las valoraciones contenidas en el documento, el espacio que ocupa el solar tendría un valor mínimo en el mercado de más de 1,8 millones, una cantidad que sale de multiplicar los 545 euros de valor estimado para el metro cuadrado edificable en esta zona por los 3.414 de aprovechamiento previstos.

El que durante más de un siglo (1902-2021) fue un referente del recetario clásico castellano, con especial atención a los platos de caza, desaparecerá así del mapa para dar paso a una torre de pisos que se sumará al edificio de ocho alturas que es sede del Consejo Económico y Social y de la Federación Regional de Municipios y Provincias, situado al otro lado del acceso al puente de hierro y que se distingue por el gran paredón de su fachada hacia la arteria de tráfico y su envolvente acristalada hacia el río.

Según recoge la documentación con la que trabaja el Consistorio, el edificio de La Goya no está catalogado por su valor arquitectónico o histórico, lo que permite su derribo. El PGOU vigente desde 2020 clasifica el entorno como suelo urbano consolidado, y califica como uso fuera de ordenación la franja de terreno existente entre el edificio del restaurante y la avenida de Salamanca.

En los informes se explica que aunque que es «patente y manifiesta la repercusión cultural y social que ha tenido el establecimiento», la edificación «no tiene más valor que el de un mero contenedor, formado en su mayor parte por una sucesión de espacios al aire libre que no están ni siquiera construidos y que no necesariamente debe ser conservado», según se apunta. Además, desde 1951 ha sido objeto de diferentes obras de adecuación, la última acometida hace menos de diez años.

La operación, que se lleva fraguando desde el año pasado y que está entrando en su recta final, tendrá otras repercusiones en su entorno, tanto en la avenida de Salamanca, como en la franja que da al río. Así, la nueva ordenación propuesta permitirá redistribuir el espacio y completar la reestructuración del tráfico en la zona. Y es que cuando, en 2006, se afrontó la reforma de esta arteria oeste de la capital, en el caso del entorno de La Goya no fue posible ni la ampliación de las aceras ni la creación del tercer carril en la intersección con Puente Colgante. Fue necesario, además, ocupar una parte de las parcelas catastrales para completar el trazado del carril bici, sin que las aceras existentes reunieran las condiciones mínimas exigibles en materia de accesibilidad o seguridad.

El estudio de detalle plantea la cesión de aproximadamente 800 metros cuadrados al Ayuntamiento, superficie que se considera suficiente para garantizar un ensanche del canal peatonal en este tramo. Este espacio se sacará del actual patio delantero del inmueble de viviendas que se sitúa entre La Goya y el solar que hace esquina con el puente Juan de Austria, así como de parte del espacio que ocupan tanto el aparcamiento del establecimiento hostelero como del edificio existente. En el caso del espacio que da al río Pisuerga, las condiciones previstas permitirán garantizar la existencia de un paseo a lo largo de la ribera del río y completar el recorrido hasta el Museo de la Ciencia, una vez se desarrolle el sector colindante, según se justifica en la documentación. Estas cesiones se compensan con edificabilidad residencial para el inmueble de pisos.

Los promotores del proyecto, que han contado con el arquitecto Álvaro Finat para diseñar esta relevante modificación urbanística, consideran justificada la altura máxima de nueve plantas prevista para el nuevo bloque residencial, ya que en el entorno hay otros edificios similares. Como ejemplo ponen el de la cercana la sede del Consejo Económico y Social y la Federación Regional (8 plantas), la torre del Museo de la Ciencia, que en su parte sur alcanza las 11, la edificación con dirección postal de la calle Francisco Mendizabal 3-9 que sube hasta los doce pisos o los bloques de la calle Melendro en en la margen izquierda de Doctor Villacián, vía de subida a Parquesol.

«Es habitual en la ciudad de Valladolid plantear una mayor altura edificatoria en el entorno del río Pisuerga, a lo largo de su ribera, para permitir una menor ocupación del suelo y poder disponer por tanto de una mayor superficie libre que garantice la permeabilidad y accesibilidad hacia el río», sostiene el documento. El edificio que se planea contará con una planta de calle de 900 metros cuadrados de superficie, suficiente para dar cabida a un local comercial u hostelero, y sobre esta se levantará el bloque residencial con una superficie por planta de 540 metros cuadrados.

La propiedad aporta también un estudio arqueológico elaborado por la empresa Strato. En el documento, se señala que tras analizar la evolución histórica de este ámbito no hay constancia alguna de la aparición de vestigios prehistóricos e históricos en la finca, al menos con anterioridad a la construcción del Puente Colgante, acaecida a principios de la segunda mitad del XIX. «No es descartable que la ribera del río fuese empleada por los monjes jerónimos del cercano monasterio de Prado, pero no se conocen estructuras asociadas a ellos. Por otro lado, las aceñas del Palero también se encuentran suficientemente distantes», se especifica.

En el mismo informe, se destaca que las primeras construcciones que se conocen en esta zona son una garita del presidio militar que se instaló en el monasterio en el XIX, la construcción del fielato en la segunda mitad de ese mismo siglo y un pozo dedicado a actividades agrícolas, que aparece referenciado en una escritura de 1931. «El espacio donde hoy se alza el restaurante La Goya es muy posible que se haya mantenido libre de edificaciones hasta comienzos del siglo pasado cuando se levantan las primeras construcciones en 1902, reformadas en 1923 y ampliadas en las décadas siguientes, se lee.

No obstante, el documento recoge que tras examinar esta documentación con los técnicos de Patrimonio de la Junta se ha decidido establecer como medida cautelar la realización de un control arqueológico de todas aquellas remociones y movimientos de tierras que afecten al subsuelo durante las obras que se ejecuten tras aprobarse y hacerse efectivo el estudio de detalle.

Respecto a la ubicación del futuro inmueble residencial en área en el entorno del Puente Colgante, declarado Bien de Interés Cultural por parte de la Junta en agosto de 2024, la Dirección General de Patrimonio de la Junta ya ha comunicado a los promotores, en un escrito fechado el pasado mes de septiembre, que, analizada la documentación que se aporta y consultada la base de datos, las actuaciones derivadas del estudio de detalle en tramitación «no inciden sobre un área afectada por declaración de Bien de Interés Cultural o Inventariado, ni tampoco existen bienes integrantes del patrimonio arqueológico en el ámbito de la intervención, por lo que el proyecto no necesita ser informado por la Comisión de Patrimonio Cultural de Castilla y León».

Eso sí, advierte de que si en el transcurso de las obras se localizaran vestigios relevantes, los promotores deberán paralizar los trabajos y comunicar los hallazgos a los técnicos del departamento este departamento del Ejecutivo autonómico para catalogarlos.

En esta misma zona, entre los puentes Colgante y Juan de Austria, concretamente en el solar junto a este último paso sobre el Pisuerga con vuelta a la avenida de Salamanca, el Plan General de Ordenación Urbana contempla la posibilidad de levantar otro edificio residencial de seis plantas. La propiedad de este suelo se reparte entre varios dueños, entre ellos la familia de La Goya, pero el espacio no entra en la reordenación urbanística ahora en tramitación. Sin embargo, el cambio en la parcela del restaurante apunta a que esta edificación se puede promover a continuación al tratarse de una zona con tirón desde el punto de vista inmobiliario.