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«Con el calor la gente sale menos, la venta de helados no se dispara»Chocolate, nata y vainilla. Los clásicos sabores de helados que durante décadas han acompañado cada verano a millones de personas siguen en el podio de ventas pese a las nuevas variedades que año tras año incorporan las heladerías. Y es que cuando el calor aprieta, ... un cucurucho o una tarrina de helado se convierten en un placer de dioses, sobre todo cuando una nueva ola de calor azota Valladolid, que ha arrancado con la temperatura más alta del verano: 39 grados. Una situación que mantendrá a la provincia en alerta amarilla hasta el jueves 24, según las previsiones de la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología). Las heladerías se convierten estos días en un refugio perfecto para huir durante unos instantes del sofocante calor y bajar la temperatura corporal con un capricho cremoso que, al igual que otros muchos productos, ha experimentado una subida de precios debido al encarecimiento de las materias primas.
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Luis Torío, trabajador en la heladería Gelati Ernesto, conocida por los ciudadanos como la heladería de la vaca, explica que la venta de helados se ha incrementado en estos últimos veranos, cada vez más calurosos. «Se nota, sobre todo, que la temporada es más larga, se empieza a vender antes y se termina más tarde». Torío indica que es habitual ver largas colas en la puerta del establecimiento a lo largo de la calle Ferrari. En cuanto al incremento de precios, señala que «los básicos que necesitamos son leche y azúcar, dos de las materias primas que más han aumentado su coste, es inevitable no subirlo».
En cuanto a los sabores, dice que existen preferencias en función de las edades. «Las personas más mayores se decantan por los clásicos, en cambio los jóvenes suelen ir más a por los de oreo, por ejemplo». Uno de los sabores que más destaca en la heladería es el de pistacho, pero su fuerte está en la «gran variedad» de productos sin gluten que ofrece el establecimiento. «Salvo tres helados, el de oreo, cookies y barquillo, el resto no tienen gluten».
Cuando se habla de clásicos, en Valladolid no puede faltar el helado de turrón de Iborra, un negocio que nació en los albores del siglo XX y que desde 1958 amplió la oferta de turrones y dulces navideños con helados artesanales. Antonio Iborra confirma que el de turrón es uno de los sabores más solicitados, aunque destaca que hace un año crearon un nuevo helado que ha funcionado muy bien, y «que se ha quedado como uno de nuestros sabores, el de queso azul y oreo». Sabores nuevos sin perder la esencia del chocolate o la leche merengada, otros de los más demandados.
En estos días tórridos, lo que experimenta un mayor incremento, más que la venta de helados, es la de granizados. «Hay que tener en cuenta que cuando hace más calor la gente sale más tarde de casa, entonces son horas de venta que perdemos. Es a partir de las 20:30 cuando empieza a haber más movimiento», señala Antonio Iborra. Durante el día, el grueso de las ventas se concentran en los turistas. «Muchos conocen nuestro establecimiento y vienen. Aunque no es algo fijo, el otro día la cola llegaba hasta la Plaza Mayor, pero al día siguiente todo fue mucho más tranquilo».
«Mucho calor y colas interminables». Así describe Keyla Goncalves, trabajadora de la heladería Xoco, lo que lleva de verano. Pero la temporada empieza antes, señala Goncalves, quien destaca que con la subida de las materias primas y de la energía el precio de venta al público ha aumentado. «Los costes de producción han subido muchísimo, nosotros lo hemos aumentado ligeramente, hemos mantenido un precio razonable que va a permanecer durante todo el verano».
«Los clásicos siempre triunfan, aunque la gente que viene aquí sí que pide mucho el de yogur con cereza o el de tarta de queso. Es cierto que tenemos una gran variedad de helados sin gluten, que eso siempre es un aliciente más y una facilidad para los alérgicos», comenta Goncalves.
Una de las zonas más emblemáticas de la ciudad es el Campo Grande, y en su lago no podía faltar un quiosco que amenice la tarde de quienes pasean, a pie o en barca, o simplemente disfrutan una tarde de juegos en la zona.
Manuel Franciso Chambel, vendedor en el quiosco heladería Patos, ubicado frente al lago del Campo Grande, asegura que él «vende bien». Aunque remarca que la demanda no es muy distinta a otros años, sí que ha notado que «al hacer tanto calor la gente sale menos». También comenta que más que en la venta de helados, donde ha notado un claro ascenso es en el consumo de sorbetes. «Con estas temperaturas la temporada suele empezar antes, a partir de Semana Santa, aunque son unas fechas muy irregulares». Asegura que con el aumento del precio de la energía se vio obligado a subir los precios, algo que, sin embargo, no ha privado a vecinos y turistas de «disfrutar de los sabores más clásicos como el chocolate, la leche merengada o la fresa».
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