Valladolid

La caída de un árbol de más de diez metros cierra parte del Campo Grande

La rotura del árbol no solo ha partido bruscamente uno de los bancos más cercanos, si no que se ha llevado por delante otro ejemplar aledaño de menor volumen. Frente al perímetro de seguridad, cinco operarios de Parques y Jardines del Ayuntamiento se situaban a las ocho de la mañana observando el destrozo junto a las miradas de muchos curiosos que presenciaban la escena con preocupación.

El vendaval ya venía avisando los días anteriores. Más de doscientas incidencias se notificaron entre el miércoles y el viernes a los servicios de emergencia de la provincia. Una de las más significativas ocurría a pocos metros de la reciente caída de este árbol, donde varias carpas de la Feria de Artesanía instaladas en la acera de Recoletos salían volando por las fuertes embestidas del viento.

El vendaval dejaba una alerta amarilla de vientos que han alcanzado los sesenta kilómetros por hora y el parque permaneció tres días cerrado por prevención. No es la primera vez que el Campo Grande ha acordonado su perímetro para labores en su entorno, esta vez en la zona del picón situado entre los paseos del Príncipe. Sin embargo, el motivo era muy diferente. Hace más de cuatros años, el parque fue testigo de la mayor intervención de consolidación de arbolado de su historia.

El objetivo era evitar la escena que ha tenido lugar el anterior fin de semana, «eliminar el peligro de caídas de árboles y ramas, sanear y alargar la vida útil de ejemplares que en algunos casos son más que centenarios». Los trabajos, que fueron ejecutados por la empresa especializada Doctor Árbol, centraron su atención en labores de poda y saneamiento de en torno a 1.300 de los 6.000 ejemplares del parque. La mayoría de ellos presentaba un buen estado y más del 20% precisaban una intervención. El resultado final tras el estudio reveló que en torno a 1.300 árboles necesitaban una cirugía, y apenas 150 de ellos presentan un «riesgo real» de caída, como la que ha tenido lugar en la mañana del domingo.

Las labores de saneamiento no solo valoraban la tala de árboles en los «casos más extremos» o la colocación de sensores en la base de los mismos, si no que se pretendían colocar sustentaciones artificiales en los cuatro ejemplares más antiguos, tales como abetos o pinos. La intervención del pulmón del corazón de la capital rondó un presupuesto des 300.000 euros, que incluía la recuperación de la actual gruta y la reforma de la fuente de las ranas.

Este proceso fue aprobado a raíz de las sucesivas caídas de ramas, y de algún que otro árbol que azotaron los vendavales de hace cuatro años. La semana pasada los vientos han vuelto con más intensidad a la capital del Pisuerga, y esta vez, acompañados de largas lluvias y rachas de granizo. Esta zona principal de paseo, que ahora luce con un precinto de seguridad y cortada al acceso de los usuarios, se ha sumado a una larga lista de daños provocados por la borrasca atlántica que no ha dado tregua a la ciudad en los días anteriores.