Valladolid

La cadena Soho reabrirá el Marqués de la Ensenada como hotel de lujo

El proyecto para recuperar el 'cinco estrellas', sin que se conozca aún la categoría o el nombre que lucirá en su fachada, está ya en los despachos municipales y tanto los propietarios del inmueble, una sociedad zamorana vinculada a una compañía láctea, como la cadena hotelera de origen malagueño esperan tan solo «la licencia de obras para comenzar los trabajos de rehabilitación» del inmueble asentado sobre el Canal de Castilla y que fue, en su origen, una harinera.

Así lo confirma uno de sus propietarios, Rodrigo Cobreros, responsable de la sociedad Zangano (titular del inmueble desde 2022) y de la matriz Lácteos Cobreros, quien guarda silencio en torno al proyecto, aunque sí concreta que sus operarios trabajan ya en las labores de desescombro y limpieza del interior del antiguo hotel. «El proyecto (sin desvelar cuál es) lo presentaremos oficialmente en cuanto tengamos la licencia de obras, que esperamos recibir pronto», apunta el empresario antes de aclarar que, por ahora, cuenta con el pertinente permiso municipal para «realizar el desescombro» y de lamentar que el edificio, que sufrió varios incendios y que fue saqueado entre el 2 de enero de 2017 (cuando cerró) y el 30 de junio de 2018 (cuando fue ocupado por los activistas del autodenominado centro social La Molinera), «presentaba más daños de los esperados en la parte que no se ocupó y que sufrió los incendios anteriores».

Los trabajadores de la empresa zamorana llevan más de tres meses adecentando el interior del antiguo hotel de lujo y han sacado «toneladas de escombros» del ala más dañada por el saqueo sufrido en los meses posteriores al sorpresivo cierre del negocio hace ocho años.

Fuentes próximas a la operación, al margen de las cautelas de su actual dueño, confirman que el proyecto para reabrir el edificio como hotel de lujo está «muy avanzado». Tanto es así que los técnicos municipales lo han examinado y esperan las últimas correcciones de la propiedad para conceder, si todo va bien, la pertinente licencia municipal (en «cuestión de semanas») para la rehabilitación del Marqués de la Ensenada.

Las mismas fuentes confirman que será la cadena malagueña Soho Hoteles la encargada de la gestión del negocio. Esta firma, nacida en 2014, cuenta en la actualidad con 58 hoteles, 57 en España, en su mayoría en el sur de la península, y uno en Tetuán (Marruecos). Su modelo de Hotel Boutique, el más habitual entre sus establecimientos, parece adecuarse a la fisonomía del inmueble enclavado entre las avenidas de Gijón y Salamanca y la calle Eras, que en su origen, cuando abrió sus puertas en 2009, contaba con 29 habitaciones y 61 camas, un restaurante para 70 comensales (Antonio de Ulloa se llamaba) y un comedor con un aforo de 130.

La cadena hotelera, en este sentido, define su modelo 'boutique' como un alojamiento «con un número reducido de habitaciones, lo que nos permite disfrutar de un gran ambiente de relax y tranquilidad» y destaca que «un número reducido de huéspedes garantiza poder ofrecer una atención única y servicios personalizados a la medida de sus necesidades».

El antiguo hotel Marqués de la Ensenada apostaba, en principio, por un modelo similar, en su caso con la categoría de cinco estrellas. El grueso de los hoteles de Soho, eso sí, tienen cuatro, aunque la cadena cuenta con uno de cinco, el Soho Boutique Castillo de Santa Catalina, su buque insignia en su Málaga natal. La firma, además, gestiona dos hoteles de cuatro estrellas en Salamanca, los únicos de los que dispone por ahora en Castilla y León.

El centenario inmueble sobre el Canal de Castilla, de momento, mantiene en su entrada principal por la avenida de Gijón su vieja denominación de Marqués de la Ensenada con sus cinco estrellas debajo, las mismas que muestra aún en el lateral que mira a la avenida de Salamanca.

El edificio cuenta con cámaras de videovigilancia en su perímetro y alarma en su interior, al que desde hace tres meses acceden, por el otro lateral que mira a la calle Eras -por allí se entraba al restaurante-, los operarios de Cobreros para rematar los trabajos de limpieza, desescombro y retirada del poco mobiliario que sobrevivió al saqueo de 2018.

«Es un proyecto bonito», continúa el empresario Rodrigo Cobreros, sin confirmar (ni desmentir) que se trata de un hotel, «que lo único que pretende es darle vida a este edificio» y en el que, si todo va bien, «esperamos comenzar a trabajar -léase las obras de rehabilitación- antes de Semana Santa».

Para ello, y todo apunta en estos plazos, deben recibir el visto bueno definitivo de la Junta de Gobierno del Ayuntamiento. Las fuentes consultadas inciden en que esto ocurrirá, salvo sorpresa, «en breve». Será un hotel de «alta calidad» y lo gestionará Soho Hoteles.

Los actuales propietarios del inmueble lo adquirieron, cuando aún estaba ocupado por los activistas del centro social La Molinera, y ya desde un principio apuntaron a su posible recuperación como hotel, si bien es cierto que también barajaron su reconversión en un centro de mayores e, incluso, en una clínica de salud mental. Pero dichos proyectos se descartaron.

El actual edificio fue levantado en 1912 para conservar su uso como harinera sobre los restos de otro anterior, construido en 1841 y que fue pasto de las llamas en aquel mismo año. Y desde entonces, hasta el cierre definitivo de la fábrica en 2006, mantuvo dicho uso industrial bajo la denominación de fábrica de harinas La Perla. Sus cimientos se asientan sobre los antiguos molinos subterráneos que aprovechaban la fuerza del agua del tramo final de este ramal de Canal de Castilla antes de su desembocadura, junto al Puente Mayor, en el Pisuerga.

El molino y parte de su maquinaria, de hecho, eran visibles desde los salones de la planta baja del hotel, un uso para el que fue reconvertido entre los años 2007 (solo estuvo doce meses sin uso) y 2009, cuando abrió sus puertas, el 14 de diciembre de 2009, con la categoría de cinco estrellas el Marques de la Ensenada. En la reconversión de la vieja harinera se invirtieron seis millones de euros de la mano del constructor Francisco Capellán.

El negocio pasaría a partir de 2015 por distintas manos hasta que sus últimos gestores, la sociedad Alba Patrimonial, dio la espantada el 2 de enero, con clientes aún alojados en el hotel y sin previo aviso a los trabajadores, cuando el hotel cerró sus puertas. Ese mismo día llegaron a sacar el mobiliario de su interior para venderlo.

En los años siguientes llegarían el saqueo y la ocupación, por parte de indigentes, de sus lujosas estancias, que quedaron destrozadas y que fueron pasto de incendios hasta que en mayo de 2018 el Ayuntamiento decidió tapiar sus entradas ante la imposibilidad, después de infinidad de requerimientos, de que sus propietarios llevaran a cabo su conservación. Y un mes después, en junio, el edificio fue ocupado y adecentado parcialmente por los activistas del centro social La Molinera -una denominación que rendía homenaje a su pasado industrial-.

Los activistas, cuando el inmueble ya era propiedad (desde 2022) de la sociedad zamorana, fueron desalojados definitivamente el 18 de marzo de 2023. El edificio fue clausurado y se colocó un sistema de vigilancia las 24 horas para evitar futuras ocupaciones a la espera de que cristalizara, y ahora a punto está de hacerlo, el proyecto para recuperar su uso hotelero ocho años después de perderlo. Su denominación y su categoría son aún una incógnita. Lo que es seguro es que el inmueble se conservará tal y como está en cuanto a su estructura al tratarse de un Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1991, por asentarse sobre el Canal de Castilla, y contar con el máximo grado de protección en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU).