
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«Infernal». Ese es el calificativo con el que María Roble define su experiencia buscando piso este año. Inició en marzo y fueron tres meses ... en los que visitó una veintena de casas diferentes. Pudieron ser muchas más, pero al final ella y sus dos compañeros toparon con la definitiva. «El piso está bien. Hemos tenido suerte porque lo encontramos gracias a que conocíamos a los antiguos inquilinos, que lo dejaron vacío», relata. El precio, 366 euros al mes, gastos incluidos -menos la electricidad e internet- para un piso en la plaza de la Universidad de unos 30 años de antigüedad. «Es difícil encontrar alguno que esté reformado y si lo hay el precio sube. Los propietarios saben cómo son el resto de pisos y se aprovechan de ello, porque suelen ser casas antiguas en su mayoría».
Y además de esto, los caseros también son conscientes de que existe un aumento de la demanda y una oferta cada vez menor en el mercado. «Si no eres tú, será otro. Había algunas ofertas donde se especificaba que el piso estaba alquilado, pero que podías verlo igualmente, por si te gustaba. Luego los contratos tienen cláusulas y un propietario puede dejarte en la calle por la simple queja de un vecino», asevera. Estudiante del grado de Periodismo, este año iniciará el último año de carrera, dos de los cuales ha pasado en un colegio mayor de la ciudad, por lo que ha vivido la vida universitaria desde dos prismas.
El cambio llegó el curso pasado, cuando dejó el primer alojamiento para compartir piso, experiencia que vuelve a repetir este año. Para poder alquilar ha tenido que presentar las últimas nóminas de sus padres como aval para asegurar que no va a haber problemas con el pago del alquiler, además de abonar una fianza de un mes. «Tienes que estar pendiente para que luego no haya problemas cuando dejes el piso, hacer fotos de todo y eso genera inquietud. Por suerte nuestros caseros llevan muchos años acogiendo estudiantes y entonces entendemos que la relación será más fácil».
Otro problema añadido de que la búsqueda de un alojamiento se adelante en el tiempo es su coincidencia con el curso escolar. Y peor aún, con los exámenes finales. «Hay poca oferta y tienes que estar pendiente, llamar de los primeros, porque luego sí hay cosas pero obviamente ya son las peores opciones». ¿Y si se deja la búsqueda para verano? «Pues olvídate. Te quedas sin nada», responde. «Te obligas a estar pendiente mientra rematas el año. Es un agobio añadido en el que mantienes una lucha constante con todo el mundo para ver quién consigue antes un piso», añade.
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De sus semanas de búsqueda, esta joven leonesa alerta que se ha topado con algún intento de estafa en los portales inmobiliarios. «Aparecen anuncios de pisos que no existen y que te piden una fianza para poder visitarlo. Es algo que suena fatal, pero hay gente que podría caer en la estafa y eso sucede», asegura.
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