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«Chicos, lo siento por daos esta mala noticia, pero mi hermano nos ha dejado. Acaban de llamar ahora mismo». El mensaje de audio de Verónica, hermana de Jorge Gregorio Sanz, dejó el pasado martes, sobre las 23:00 horas, noqueados a los amigos del 'Patata', el joven de 38 años de Aldeamayor de San Martín ingresado en la UCI del Hospital Clínico Universitario de Valladolid desde el día 20 como consecuencia del coronavirus. Les costó tragar saliva, la cena se les indigestó, les supo a hieles. La vida solo le había dado diez años más a Jorge, que a los 28 años fue trasplantado de ambos pulmones en Madrid gracias a la llegada en el último suspiro de los órganos de un joven fallecido en Zaragoza, cuando todo se terminaba. Salvó entonces el embate, pero ahora no ha podido con este virus que contrajo en Madrid. Acababa de morir, y a través del frío teléfono se lo habían comunicado a la familia. Incredulidad, dolor e impotencia, sentimientos que se plasmaban en texto en los mensajes cruzados al instante entre los allegados a 'Patata', varios integrantes como él de la Peña La Esperanza, cuyo nombre no da ya lugar, desgraciadamente, a bonitos juegos de palabras.
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«Mi hermano ha luchado todo lo posible, nos vamos a llevar un buen recuerdo de él porque ha luchado hasta el último momento. Vamos a llevar a mi hermano por todo lo alto del mundo para que todos sepan lo que era», leían los amigos de Jorge Gregorio Sanz en otro mensaje entre sollozos de Verónica, y se unía a todos esos sentimientos los de abatimiento y pena por la muerte de un joven que se había aferrado a la vida con todas sus ganas desde su nacimiento, cuando vino al mundo con una enfermedad degenerativa. No había consuelo entre los cercanos al 'Patata', que pensaban en cómo estarían sus padres, 'Pauli' y 'Remi', con los que vivía Jorge, y que se han pasado doce días pegados al teléfono esperando la única llamada del día, entre las 13:00 y las 16:00 horas, en la que se les informaba del estado de salud de su hijo. Ese teléfono sonó ayer otra vez, pero más tarde, muy mal augurio. «Pobres, qué angustia habrán pasado. Perder a un hijo es antinatural para unos padres, y sin poderle dar ni un beso», acertaba a decir uno de los amigos de Jorge. «Es que no me lo creo. Es verdad que Jorge había empeorado un poco, pero ninguno podemos creerlo», apuntaba otro amigo del joven.
Las banderas ondeaban ayer a media asta en el Ayuntamiento de Aldeamayor y con crespón negro, y la alcaldesa en funciones, Virginia Almanza, manifestaba en un bando «nuestro más profundo pesar por el fallecimiento de nuestro joven y valeroso vecino, trasladando el ánimo y condolencias de todo el municipio a su familia y amigos, desde la ahora obligada distancia física pero de una manera emocionalmente cercana».
«Esperamos que esta triste pérdida, que deja un profundo dolor en nuestro municipio, sea la primera y la última que tengamos que lamentar y que, superada esta emergencia sanitaria, podamos recordar a Jorge con la misma alegría con la que él acompañó a sus vecinos y amigos durante toda su vida», agregaba en el bando la regidora en funciones, amiga de Verónica, que ayer envió a los amigos de Jorge un nuevo mensaje de audio, aún más conmovedor.
«Mi hermano luchó estos diez años más por teneos a vosotros, ha luchado por todos y por todo, pero las cosas son así. Chicos, hay que tener cariño a este 'jodio' mocoso, esté donde esté siempre le vamos a llevar en nuestro corazón. Yo siempre le llevaré tatuado, porque la estrella más grande que tengo en mi brazo es mi hermano, y ahí siempre le tendré», afirmaba Verónica, hermana, junto a Mónica y Óscar, del fallecido.
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