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«Lo peor son los daños y los trastornos que te causan cuando saben perfectamente la que está cayendo y cómo estamos ahora en los bares», lamentaban este martes al mediodía los propietarios del bar Mirarríos de Puente Duero, uno de los tres negocios que ... recibieron la visita de la renacida banda del BMW en las últimas 48 horas, cuyos miembros apuntan a ser menos curtidos que los integrantes de las versiones que fueron desarticuladas en los años anteriores. Pero sus métodos, en cualquier caso, son idénticos a los anteriores grupos que asolaron decenas de negocios de la provincia, en su inmensa mayoría bares, en distintas oleadas en 2015, 2017 y 2020.
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Los delincuentes, en esta ocasión, intentaron desvalijar en la madrugada del lunes un restaurante de Herrera de Duero y un bar de Puente Duero. En los dos negocios utilizaron, al menos, otros tantos vehículos sustraídos previamente. Uno de ellos, un Seat Ibiza, lo quemaron posteriormente en un camino a las afueras de Simancas. El otro, un modelo idéntico, lo dejaron abandonado en Puente Duero, el mismo barrio en el que lo habían sustraído apenas dos horas antes. Y todo para irse con las manos vacías. «Hay que ser desalmado para ponerse a robar ahora en bares, cuando deben saber, como todo el mundo, que tenemos el interior cerrado y que nadie puede jugar así a las tragaperras», incidieron los dueños del bar de Puente Duero antes de confirmar que de allí, a pesar de que accedieron al establecimiento, «no se llevaron nada porque no lo había».
Tampoco consiguieron llevarse «ni un euro» del bar Vintage de Arroyo de la Encomienda, cuyo local de la calle Severo Ochoa, en Las Lomas de Sotoverde, visitaron en la madrugada del martes cuatro encapuchados al volante de otros dos de los modelos favoritos de la banda –siempre alemanes o vinculados como los Seat–, en este caso, un Audi A3 y un Seat León, los dos negros y los dos presumiblemente sustraídos. Los delincuentes estacionaron allí sus vehículos al filo de las cinco de la madrugada, en pleno estado de alarma con la movilidad más que restringida. Dos de ellos se apearon equipados con mazas mientras los otros dos vigilaban el entorno. Pero allí se toparon con «un cristal blindado de seguridad». Y no pudieron con él. Los dos encapuchados, eso sí, se emplearon a fondo contra la cristalera. Pero los porrazos acabaron sacando de la cama a los vecinos del bloque de viviendas situado justo encima. «Los propios vecinos se asomaron por las ventanas, comenzaron a dar voces y consiguieron que huyeran sin que consiguieran llegar a entrar», relataron los propietarios de este negocio, que hace apenas un año, ya sufrió dos asaltos idénticos a cargo de la anterior versión de la banda del BMW, que fue finalmente desarticulada en mayo del año pasado.
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Los autores, pese a todo, lograron huir antes de la llegada de las primeras patrullas de la Guardia Civil. Eran las 4:50 horas. Atrás dejaron una luna destrozada y un par de adoquines. «Los utilizan para subirse y llegar mejor a la cristalera y luego se ve que los emplean para hacer palanca e intentar sacar el cristal roto», relatan las víctimas, quienes lamentan que «lo peor es la sensación de impotencia que te dejan cuando sumas ya tres robos iguales».
En su caso, al igual que en el de los hosteleros de Puente Duero y Herrera, los dueños del Vintage inciden en que «ahora mismo, con la que está cayendo con la pandemia, no hay nada en las tragaperras y tampoco vas a dejar en la caja lo poco que ganas abriendo en estas condiciones».
Pero los integrantes de esta nueva versión de la banda del BMW no parecen especialmente comprensivos con la situación de la hostelería. Y, al igual que sus antecesores, volvieron a mostrar tanto el martes como durante la madrugada anterior, un absoluto descaro y desprecio a los agentes a la hora de intentar perpetrar sus robos en la franja horaria con la movilidad restringida.
Su osadía la demostraron especialmente en la madrugada del lunes, cuando acudieron por vez primera al entorno del bar Mirarríos, situado en la Cañada de Valdestillas, al otro lado del puente de piedra de Puente Duero. «Vinieron por primera vez en torno a la una y media de la mañana y se debieron llevar un Seat Ibiza que tenía aquí aparcado un vecino», relatan los testigos. El caso es que presumiblemente con este coche, y un segundo Ibiza, parece que se desplazaron a Herrera de Duero, donde intentaron desvalijar un bar, El Corral de Pin, situado en plena travesía de la localidad pedánea de Tudela de Duero. «Intentaron forzar la puerta a porrazos, pero no lo consiguieron y, al saltar la alarma, acabaron huyendo», recordaba el propietario del negocio, que sumó así su quinto (intento en esta ocasión) robo en cuatro años.
El caso es que la siguiente estación de los delincuentes fue de nuevo Puente Duero, donde estacionaron el Seat Ibiza que habían desvalijado previamente allí mismo marcha atrás. «Empotraron el coche contra la verja y la puerta y las hicieron añicos», resumen los dueños del Mirarríos. Después, una vez en el interior, los autores utilizaron radiales, y puede que taladros, para destrozar las carcasas metálicas de seguridad de las máquinas tragaperras. «Las abrieron, sí, pero estaban vacías, como es lógico en esta situación». Así que también de allí se fueron con las manos vacías. «No cogieron ni las cuatro monedas que había en la caja», explican los afectados. Esto ocurrió a las 3:45 horas.
El Seat Ibiza que emplearon en el alunizaje (contra la puerta) lo dejaron abandonado y huyeron en un otro modelo idéntico rumbo a Simancas. Allí, en un camino situado a las afueras del casco urbano, aunque próximo a la A-62, lo abandonaron apenas unos minutos después en llamas. Los Bomberos de la Diputación acudieron pasadas las cuatro de la madrugada para sofocar el fuego.
De manera que la banda del BMW sumó en 48 horas, entre el lunes y el martes, tres nuevos intentos frustrados de robo a otros tantos negocios de hostelería y sustrajeron, al menos, cuatro turismos para desplazarse, dos Seat Ibiza y un León y un Audi A-3. Solo los dos primeros pudieron ser recuperados, uno carbonizado y el otro con daños de chapa.
Los asaltos tuvieron lugar diez después de que la Guardia Civil localizara, ya consumido por las llamas, un BMW en un camino próximo precisamente a Herrera, junto a la urbanización La Corala (Laguna de Duero), que había sido sustraído un par de semanas antes de un garaje del barrio de San Isidro, en la capital, y utilizado para intentar robar esa misma noche en la gasolinera y el Feu Vert del aparcamiento del centro comercial Carrefour de Parquesol. Tampoco lograron botín alguno. Y eso que allí intentaron llevarse las cajas fuertes.
Los últimos robos vienen a sumarse a los ocurridos en diciembre en dos perfumerías de Parquesol y Laguna (el día 16) y en un bar de La Cistérniga y un supermercado de Cigales (el día 4). En estos golpes sí lograron reunir un botín significativo en especie en el caso de las perfumerías. Los expeditivos métodos utilizados en todos los asaltos llevaron el sello inconfundible de una renacida banda del BMW.
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