Temporal

'Babet' y un tren de borrascas dispararán el viento y la lluvia en Valladolid

Un río atmosférico que impulsará un tren de borrascas sobre la península (las primeras dejaron precipitaciones y un descenso térmico durante el pasado puente del Pilar) está detrás de este episodio de mal tiempo que arrancará con virulencia el martes (17 de octubre) con la llegada de una borrasca bautizada como 'Babet', llamada a disparar la velocidad del viento en toda Castilla y León y, en el caso de Valladolid, a dejar rachas sostenidas durante todo el día de 40 kilómetros por hora y picos de hasta 70 entre las 10:00 y las 20:00 horas, cuando se ha activado el aviso amarillo por este motivo.

La intensidad del viento, procedente del sur y el suroeste, se mantendrá, al menos, durante los tres días siguientes, tal y como vaticina la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), con rachas medias que oscilarán entre los 25 y los 30 kilómetros por hora el miércoles, el jueves y el viernes, cuando se prevé la finalización de este episodio, que podría dejar paso a un descenso generalizado de la temperaturas de cara al fin de semana, cuando se espera que se roce la helada de madrugada con máximas que apenas rondarán los quince grados.

El vendaval de los próximos cuatro días vendrá acompañado de lluvias, en principio, débiles, salvo al paso de un nuevo frente frío «muy activo» que alcanzará a la península por el noroeste (léase Galicia) y que podría dejar precipitaciones intensas en Valladolid (y en el conjunto del noroeste del país) entre la tarde del miércoles y toda la jornada del jueves.

Las temperaturas, eso sí, se mantendrá relativamente suaves el martes y el miércoles, con el mercurio oscilando en torno a los 15 grados de mínima y los 20 de máxima, para descender de manera paulatina a partir del jueves (las mínimas bajarán de 10 y las máximas apenas superarán los 15) y dar paso a los primeros fríos del otoño durante el fin de semana (mínimas de apenas 3 grados, con posibles heladas débiles, y máximas por debajo de los 15).

De manera que el viento, primero; la lluvia, a continuación; y el frío, por último, finiquitarán el más que cálido arranque del otoño, marcado por un casi eterno veranillo de San Miguel, festividad que se celebra el 29 de septiembre, pero que arrancó cuatro días antes (el 25) y que se prolongó sin altibajos hasta el 12 de octubre.

Nada menos que 18 días duró este episodio de calor sin precedentes, sin un sola gota caída durante el mismo, que reventó todos los récords de calor. En el caso de Valladolid se registraron cuatro récords absolutos de temperaturas máximas para un mes de agosto, con picos de 33,3 grados (el día 2), 32,7 (el día 1), 32,2 (el día 7) y 31,4 (el día 6). El anterior pico, de 31,3, grados, se remontaba al 5 de octubre de 2017. Durante los primeros doce días de octubre, además, se registraron siete días con el mercurio por encima de los treinta grados.

La llegada de las primeras borrascas causó una bajada de las temperaturas a partir del pasado viernes (13 de octubre) y trajo las primeras lluvias del otoño, con 4,8 litros por metro cuadrado recogidos desde entonces, una cantidad ínfima para un mes de octubre llamado sobre el papel, y las estadísticas, a ser el más lluvioso del año (lo habitual es que se recojan 61,3 litros por metro cuadrado en todo el mes).

El déficit hídrico del presente año alcanza, por ahora, el 22% en el caso de Valladolid, con 216,6 litros por metro cuadrado recogidos durante los primeros nueve meses del año, cuando lo habitual para ese periodo son 277,2).