Valladolid
Los 5.000 euros que hacen peligrar el acompañamiento a 20 mayores en soledad
Valladolid
Los 5.000 euros que hacen peligrar el acompañamiento a 20 mayores en soledad«¡Que no lo quiten, por favor, que aquí en Valladolid ya estamos muy enviejados (sic)!», suplica Teresa Barba, de 86 años, usuaria de la red de Buena Vecindad impulsada por la Federación de Asociaciones Vecinales Antonio Machado (FAVVa). Se trata de un proyecto puesto ... en marcha en 2018 para recuperar la esencia de los cuidados en los vecindarios para personas dependientes que viven en soledad. Tras cinco años en funcionamiento, la retirada de la partida presupuestaria asignada por el Ayuntamiento -dotada con 5.000 euros- complica su existencia.
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Teresa es usuaria del programa desde marzo de 2023. Vive sola desde hace más de 30 años cuando su hija «se echó novio» y se fue a vivir a Galicia por trabajo, hasta entonces su única compañía. Trata de mantenerse en forma, por eso todos los días por las mañanas hace dos horas de bicicleta estática mientras escucha misa. Pero desde finales de 2022, tras pasar dos meses en una residencia por una fractura de cadera, necesita ayuda para mantener su independencia y seguir viviendo en su casa y en su bloque de toda la vida, donde es presidenta de la comunidad.
Su hija encontró por Facebook la iniciativa de Buena Vecindad, que complementa la ayuda a domicilio que recibe y finalmente fue derivada por los servicios sociales. Cuando acude la asistenta social, Teresa aprovecha para bajar a hacer la compra y realizar su aseo personal. Pero si se trata de cumplir con las citas médicas, salidas que pueden prolongarse sin una duración determinada, es Cristina Pastor, 57 años, voluntaria de la red impulsada por la Federación, quien le hace los acompañamientos: «Es una cosa buenísima, si no hubiera sido por esto no sé cómo me hubiera arreglado» cuenta Teresa, que lo pide siempre con un mes de antelación «para ir a las cosas de los médicos, que sabes cuando entras pero no cuando sales».
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La Red de Buena Vecindad atiende casos derivados de los servicios sociales y peticiones de vecinos y familiares. El objetivo de este programa es hacer un acompañamiento, puntual o permanente, a las personas que viven en soledad no deseada. En Valladolid, 39.631 personas viven solas, un 31,1% de todos los hogares. Entre las labores que realizan los voluntarios están las de salir a dar un paseo, a tomar un café o acompañarlos a hacer recados. El colectivo más expuesto a este tipo de situaciones son los mayores. En Valladolid 40.502 vecinos de tienen más de 75 años, un 14% del total de la población, según los últimos datos del INE.
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Además de compartir paseos para cumplir con los compromisos médicos, Cristina y Teresa se llaman por teléfono para hablar de vez en cuando. Para la voluntaria, historiadora del arte, lo más gratificante de su labor es todo lo que le aportan las charlas con Teresa. «Tengo unas conversaciones muy interesantes con ella. Es una persona super culta y muy atenta. Está puesta en todo», comenta Pastor mientras intercambian impresiones de algunos de los cuadros de artistas locales que lucen en el salón de la usuaria. «Cultura de la vida», contesta Barba, aficionada a la pintura y la cerámica al haber gestionado una galería durante muchos años en la calle Campanas.
Teresa, que se muestra muy agradecida con la labor de la federación, se lo recomienda a sus amigas y vecinas, que le solicitan el contacto para cuando se vean más impedidas. «Yo he hablado muy bien de este mantenimiento. Tengo una amiga que la han operado del corazón y me ha pedido que le pase el teléfono», cuenta. Esta vecina de San Nicolás, aficionada a los debates políticos, pide «que no lo quiten» ya que considera que «hay otros gastos más inútiles». «Si hay que firmar algo, yo soy la primera», apostilla.
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Ahora el plan de acompañamiento ve peligrar su existencia por la retirada de los fondos aportados por la corporación local. Rodrigo Nieto, concejal de Personas Mayores, Familia y Servicios Sociales, ha explicado que no han renovado el convenio porque «no han cumplido» con las expectativas del servicio y destaca que el número de usuarios y voluntarios ha decaído en el tiempo. Considera que es necesario hacer una «gestión eficiente de los recursos» y le parece que no es óptimo «aportar 5.000 euros para atender a 20 usuarios».
Desde la FAVVa defienden que la aportación que hasta ahora recibían del municipio da para contratar a una coordinadora tres meses, el mayor coste del programa. Esto les lleva a recurrir a otras fuentes de financiación, como un proyecto actual con la Confederación de Asociaciones de Vecinos, Consumidores y Usuarios de Castilla y León (CAVECAL) que asegura el funcionamiento de la red de Buena Vecindad hasta junio. «Hasta entonces buscaré otro modo de financiar el programa», apunta Noelia Palmero, la actual técnica del proyecto. La limitación de fondos ha supuesto que no siempre hayan podido encadenar los contratos de los gestores, afectando al crecimiento del voluntariado.
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Otro de los puntos de discrepancia entre la federación y la concejalía es el perfil de los voluntarios. Nieto arguye que muchos de ellos son «universitarios que lo hacen a cambio de créditos» y que no tienen el nivel de afinidad que pueden tener con «personas de 30 o 50 años».
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«A mi me dan créditos por hacer esto pero yo no los he pedido» cuenta Raquel Noceda, de 21 años, que estudia Trabajo Social en la Universidad de Valladolid (UVa). Allí conoció la existencia del proyecto, en el que lleva colaborando desde octubre. A pesar de tener que lidiar con dos trabajos y sus obligaciones académicas, no quiso dejar pasar la oportunidad de colaborar porque le da pena que «las personas mayores pasen solas la última etapa de su vida». Desde que entró en el voluntariado no falta a sus citas mensuales con María Jesús Turrión: «Intento sacar una o dos veces para vernos. Y si no la llamo por teléfono».
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María Jesús prefiere no desvelar su edad pero desprende un espíritu jovial: «Yo me entiendo mejor con ella que con la gente mayor». Vecina de La Rondilla pero de espíritu gaditano, donde vivió más de 20 años, detesta la idea de asistir a un club de jubilados para jugar a la brisca. Lo suyo son «las danzas del mundo». Asistió durante seis años a clases de baile en el centro cívico de Juan de Austria, hasta que una operación de cadera que no salió bien truncó la que era su vía de escape ante la soledad no deseada: «Me tuve que retirar y a costa de eso cogí una depresión».
«Me encuentro muy sola y tengo mucha ansiedad. La soledad es una enfermedad muy mala», lamenta Turrión. Pero se le cambia la cara cuando habla de sus cafés con la joven voluntaria: «Conectamos mucho, se preocupa mucho por mi (..) como si nos conocieramos de toda la vida». «A ella no le faltan las ganas de hablar y cuando cojo yo también las riendas nos pasamos dos o tres horas hablando», coincide la joven. Sobre el futuro del programa, María Jesús anima a la gente a «que se apunten, que esto saliera adelante un poquito y que se preocupen por la gente mayor, que muchas querrán salir como yo y no pueden». Para la joven muchas veces el problema radica en que «no son muy conocidas las iniciativas sociales de este tipo».
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El edil ha aclarado que para ellos las necesidades de los mayores son una «prioridad» y que esta labor ahora la están llevando a cabo con la ONG Cooperación Social de Castilla y León (Cosocial), una entidad que, explican, tiene convenio con la Junta de Castilla y León. Nieto defiende que esta entidad tiene «una red de más de 100 voluntarios que actúan en todo Valladolid».
Desde Cosocial explican que el programa se encuentra en una etapa piloto desde mayo del año pasado, cuando firmaron un convenio con la Gerencia de Servicios Sociales de la Consejería de Sanidad y se inició la captación de usuarios en los centros de salud de Pilarica Circular, Rondilla II y Magdalena. Jose Ángel de Castro, gerente de la ONG, detalla que en la actualidad cuentan con 40 usuarios y 55 voluntarios entre todas las fases: «Atendemos a gente en sus casas, a enfermos internos de ASPAYM -proyecto hombre- y en las dos cárceles».
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El voluntariado de Cosocial, aclara De Castro, no cuenta con financiación autonómica pero han recibido una subvención 1.000€ del Ayuntamiento «para cartelería y difusión». Por su parte, desde la Federación de Asociaciones Vecinales Antonio Machado lucharán por mantener el programa de Buena Vecindad a pesar de las dificultades añadidas, al menos hasta junio. A partir de ahí, por el momento, el futuro es incierto.
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