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Ayuntamiento, Junta y Ministerio: triple alianza contra el cierre de BimboLa sensación de dejá vu es terrible. Mismo lugar, la puerta de las Cortes de Castilla y León; mismas pancartas sindicales que arropan a ... trabajadores con el cierre al cuello; misma operación de deslocalización de una planta que «es viable», dicen los sindicatos, y cuenta con unos estándares de calidad elevados. Misma moneda al aire. Si sale Mondelez, puede haber negociación y venta, como en su día hizo la multinacional dueña de Dulciora con su traspaso a la valenciana Damel. Si sale Lactalis, dueña de esa marca, Lauki, que sigue en los lineales de Valladolid pero producida en Lugo, habrá cierre y punto. «Desde la reforma laboral de 2012, cualquier empresa puede cerrar aunque tenga beneficios», se queja Juan Carlos García Serrano (UGT), que estuvo en aquellas mesas de negociación y hoy vuelve a estar aquí. La pataleta del entonces alcalde, Óscar Puente, y su amenaza de no permitir que se utilizara la parcela de Lauki para nada más que un uso industrial lácteo, muestra hoy sus nulas consecuencias: ya se eleva sobre el terreno la estructura hormigonada de lo que será un macrogimnasio.
«Hemos hablado con el Ministerio, vamos a ir las tres instituciones de la mano, la municipal, la autonómica y la estatal», les contaba el consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo, a los representantes sindicales. Le acompañaban Leticia García (Industria, Comercio y Empleo) y María González Corral (Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural). Este miércoles el comité de empresa debería conocer ya algún argumento más de la mano de los representantes de Bimbo. Puede que incluso los primeros números para un despido colectivo al que se enfrentan 166 trabajadores. Después entrará en juego la Fundación Anclaje, ese organismo creado para intentar revertir estas operaciones de cierre. Hay un cierto margen de negociación, pero todo dependerá, en última instancia, de la voluntad de negociar de la empresa.
Félix Fernández (CCOO), presidente del comité de Bimbo en Valladolid, ya sabe cuál es la postura institucional. «Mantuvimos conversaciones con el Ministerio el lunes y nos explicaron que hay una misma postura, una unión del Ayuntamiento, la Junta y el propio Ministerio para trabajar en la misma dirección, conservar la empresa abierta», explicó. El Ministerio tuvo un primer contacto con la empresa y se emplazaron para una reunión telemática este jueves y otra, presencial, el día 3.
Ahora empieza el carrusel habitual. Lo primero, una reunión de los representantes de los trabajadores con la empresa de la que los sindicatos no esperan demasiado, más allá de un planteamiento general del cierre. Y después, explica Fernández, «manifestaciones, fechas de negociación, de concentraciones… Y a evitar el cierre». Por ahora no se ha presentado el expediente de extinción de empleo. Quizá sea esa la primera noticia que se encuentren este miércoles, admitía. «La planta es viable, seguimos trabajando en el mismo ritmo, con las mismas producciones y los mismos indicadores que hace años eran positivos», insistía. Por eso el camino es intentar revertir ese cierre anunciado.
Uno de los asistentes a la concentración les dice a los socialistas, que salen a dialogar con los trabajadores, que fuercen el empuje de «los dos ministros de Valladolid», de Óscar Puente y Ana Redondo, aunque no ostenten la cartera de Industria. Los dos estaban en el Ayuntamiento en aquel nefasto 2016. «En la pandemia éramos personal esencial y ahora nos pagan así», reflexiona García Serrano, que recuerda que en la ciudad tenemos «la experiencia de Lauki y de Dulciora, con la que logramos salvar los muebles con la Fundación Anclaje». A ese ejemplo se aferran todos. «Que las tres instituciones estén de la mano y a ver si somos capaces de salvar una unidad productiva ya histórica en esta ciudad», pide.
Pedro González Reglero, procurador socialista, preguntó a la consejera María González Corral -consejera vallisoletana, además- por las actuaciones de la Junta respecto al cierre anunciado. «La Junta rechaza frontalmente la decisión de cierre», señaló González Corral. «Cuando ha ocurrido algún cierre en esta comunidad, el grupo socialista no ha querido hacer batalla política: estaremos a su lado», invitó el socialista. «Sin ningún tipo de duda, con exigencia. La actitud de la empresa es denigrante con el conjunto de los trabajadores», azuzó después, y recordó que los trabajadores llevan «una media de 25 años» en la firma.
A la mano tendida de los socialistas, la respuesta de más batalla dentro de los límites legales, que son bastante laxos a favor de la empresa. De hecho, la consejera admitió que la decisión de Bimbo cogió a todos por sorpresa. «El comité de empresa carecía de noticias previas sobre el cierre. El 19 de septiembre remitimos una carta al presidente de Bimbo y al ministro de Industria, poniendo de manifiesto el rechazo de la Junta a la decisión. Y he trasladado al ministro la máxima colaboración y lealtad institucional, y le he exigido al Gobierno la mayor implicación. Ya ha habido un primer contacto con el Ministerio y este se encuentra en disposición de acudir a las reuniones que se van a celebrar», explicó.
Gobierno autonómico, oposición, ayuntamiento y Ministerio estarán en la mesa junto a los trabajadores.
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