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La suerte de los noventa álamos de gran porte que adornaban el borde de la tapia de la vía del tren en la avenida de Irún quedó echada hace un lustro, cuando las continúas quejas de Adif (el gestor de las infraestructuras ferroviarias) por la ... caída de ramas sobre la catenaria del tren de alta velocidad obligó al Ayuntamiento a realizar una poda radical que cercenó a la mitad ejemplares que hasta entonces superaban los ocho metros de altura. Aquella intervención les sentenció de muerte. Primero se talaron 34 árboles (en 2019) y esta misma semana se han cortado 13 más.
Todos ellos estaban literalmente muertos y corrían el riesgo de caer sobre la vía pública o la catenaria. Así que los operarios municipales han procedido esta semana, entre el martes y el miércoles, a talar trece ejemplares más, hasta sumar 47 en los últimos cinco años, situados en su mayoría en el tramo de 150 metros lineales comprendido entre el camino de La Esperanza y la calle Hípica. Allí la acera clarea prácticamente por completo salvo por la presencia, ya testimonial, de los dos últimos ejemplares situados al borde de la pasarela peatonal que conduce al parque de Las Norias.
El citado tramo acoge ahora un interminable reguero de enormes tocones, cuyo diámetro supera en algunos casos el metro, para dar paso a partir del cruce con la calle Hípica y hasta la desembocadura de la avenida en la plaza de la India a la última hilera, salpicada también por algunos tocones, del grueso de los poco más de cuarenta árboles (43 exactamente) que se han salvado, por ahora, de la tala. Pero todos ellos, que ya vieron reducido su porte a la mitad durante la poda más que radical de 2018, están condenados a pasar por la motosierra.
«Estos árboles hubo que podarlos así por los problemas que causaban en la catenaria y sabíamos que aquella actuación iba a acabar secándoles y obligando a talarlos definitivamente», reconocen desde el servicio municipal de Parques y Jardines antes de concretar que, en esta ocasión, se han cortado los trece árboles que presentaban un peor estado y que corrían el riesgo de desplomarse. Todos ellos, pese a la poda, aún rondaban los cuatro metros de altura. Pero estaban secos. Los que sobrevivieron a la intervención de hace un lustro apenas dejan entrever algunas hojas por las ramas nacidas de sus troncos cercenados.
2014 El Ayuntamiento coloca una valla y una señal para impedir el paso por el mal estado de la acera por los daños causados por las raíces en la avenida de Irún.
2015 Retiran los adoquines y dejan la acera de tierra.
2018 Realizan una poda radical de los álamos después de varias caídas de ramas sobre la vía.
2019 Talan 34 de los 90 álamos.
2023 Talan 13 álamos más. Solo quedan 43.
Su suerte, y así lo anticipan las fuentes consultadas, está echada. La tala de los álamos supervivientes será progresiva a medida que sus troncos se sequen por completo y despejarán por completo el tramo completo de 650 metros lineales de la avenida de Irún a la espera de la reurbanización completa de esta vía programada, pero aún sin fecha para su ejecución, prevista cuando comience la construcción de los tres pasos subterráneos proyectados bajo el lecho ferroviario y que unirán la avenida con el parque de Las Norias y la Ciudad de la Comunicación.
«El arbolado se repondrá en su momento, presumiblemente con ejemplares de menor porte para evitar los daños de las raíces, en función del avance de las obras de integración ferroviaria», aclara la concejala de Medio Ambiente, María Sánchez, quien incide en que tanto la poda de hace cinco años como las sucesivas talas de más de la mitad del arbolado fueron obligadas para garantizar la seguridad del paso de los trenes.
La suerte de los noventa álamos de gran porte pegados al muro de la vía en la avenida de Irún comenzó a cambiar hace casi un decenio, en 2014, cuando los continuos daños causados por las raíces en el adoquinado, hasta el punto de convertir la acera en intransitable, llevaron al Ayuntamiento a prohibir el paso directamente a los peatones. Para ello se colocaron vallas y señales que impedían el tránsito y advertían de dicha prohibición.
Un año después, en 2015, se decidió retirar directamente el adoquinado y dejar el tramo completo de la acera, entre el camino de La Esperanza y la plaza de la India, directamente de tierra para dejar un enorme parterre corrido a la sombra de los enormes álamos. Pero las continúas incidencias sobre la catenaria de la vía férrea, que conllevaban el corte temporal del paso de los trenes en numerosas ocasiones, llevaron definitivamente al Ayuntamiento a realizar la poda radical de todos los ejemplares en 2018.
«Los árboles secos de madera blanda, como es el caso de estos álamos ('populus alba' o chopo blanco), presentan problemas estructurales en poco tiempo», justifican fuentes municipales antes de incidir en que esta vez se han talado los árboles que presentaban peor estado y de confirmar que el resto tendrán que ser talados de manera progresiva.
Muchos de los que hubieran podido sobrevivir hubieran acabado corriendo la misma suerte en los puntos de paso de los futuros subterráneos. Nada menos que tres están proyectados solo en este tramo de la avenida de Irún. El de mayores dimensiones unirá las calles Hípica, del lado de la avenida de Irún, y Adolfo Suárez, en la Ciudad de la Comunicación. Tendrá dos carriles, uno en cada sentido, y se urbanizará y se ajardinará los espacios en torno a sus dos bocas.
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J. Sanz
Los otros dos pasos, reservados a peatones y ciclistas, estarán situados al borde del camino de La Esperanza (allí solo quedan ya dos maltrechos álamos en pie) para desembocar en el parque de Las Norias -esta infraestructura sustituirá a la intrincada pasarela elevada- y entre las calles Gabilondo, del lado de la avenida de Irún, y Guadalajara, en la Ciudad de la Comunicación.
Los tres proyectos, vinculados a la avenida de Irún y que conllevarán su reurbanización en superficie y la reforestación de las aceras, así como la sustitución del muro de la vía por el modelo actual (de menor altura y rematado por verjas que mejoran la visibilidad), fueron encargados y adjudicados hace dos años (con un presupuesto de 290.000 euros) y su ejecución está vinculada a la desaparición de la línea de mercancías de Ariza. Esta última dejará de ver pasar los convoyes cuando entré en funcionamiento la variante de mercancías que bordea el casco urbano (sin fecha concreta para su puesta en servicio).
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