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Quien no sepa en Nava del Rey quien es 'Bule', o vive en una burbuja, o en un confinamiento perpetuo aunque voluntario, no como al que están sometidos tristemente ahora los españoles por el coronavirus, que no deja de hacer estragos en la pirámide poblacional. Porque José Antonio Castreño Celemín, 'Bule', era uno de los navarreses más populares, si no el que más. El pasado jueves, las campanas que él tocaba cada septiembre en las 'fiestas de los novillos' para avisar a los vecinos de que las reses andaban cerca, repicaron por la tarde en su memoria, la de una persona «auténtica, en la que no había trampa ni cartón, en la que, por mucho que rascaras, no encontrarías», según comenta su sobrina Susana. «Era muy buen chico, todo el pueblo le quería. Nunca estaba enfadado», señala por su parte Emiliana Castreño, prima carnal de 'Bule', que murió ese día, el pasado jueves, víctima del coronavirus. «Su figura va a dejar un gran vacío en el pueblo», apostilla Susana, que incide en cómo su tío, «en cualquier acto que hubiera, allí estaba él».
José Antonio Castreño, de 52 años, vivía solo en Nava del Rey, en el domicilio en el que antes convivió con sus padres, Ramón y Modesta, «porque él decía que estaba muy a gusto en Nava del Rey», según apunta Emiliana, su prima. 'Bule', soltero, tenía una discapacidad –«era como un niño grande», dice su sobrina Susana– y vivía con la paga que cobraba por su padre, que fue quien puso la primera piedra para el mote de José Antonio. «Lo de 'Bule' viene de bulón, una barra de madera que iba del arado hasta el yugo y que se metía para que tiraran las mulas. Mi abuelo decía que ¡qué bulón tengo! ¡qué bulón tengo!, y de ahí se quedó mi tío primero con el mote de 'bulingui', y ya de mayor, con 'Bule'», asegura su sobrina Susana, una de las hijas de Pilar, hermana y tutora de José Antonio, que vive en Aguilar de Campoo, en Palencia. 'Bule' tenía otros tres hermanos, uno de ellos Ramón, que perdió la vida en un accidente en Castronuño, y los otros dos Geño, que reside en Madrid, y Mariano, que vive en Valladolid.
«Mi madre tenía peloteras con él, porque mi tío iba a su bola, por eso le gustaba estar en Nava. Pero para mis hermanos y para mí era como nuestro hermano mayor, ha sido un palo muy gordo», hace hincapié Susana, que duda de si su tío pudo contagiarse el 3 de marzo en una excursión a Toledo. Sí fue así o no nunca se sabrá, pero cuando 'Bule', presionado por su hermana para que fuera con ellos a Aguilar y estuviera tranquilo allí, sin salir a la calle, fue el pasado 14 de marzo a la localidad palentina, y pasada una semana comenzó a sentirse mal.
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«Mi madre precisamente le dijo que cogiera un taxi para no tener que hacer transbordos ni en el autobús ni en el tren. Estando allí se puso malo, decía que le dolía un lado y tenía fiebre, le fue a más y cuando le llevaron al médico, dudaban de si podía ser algo de vesícula, por eso le mandaron al Hospital Río Carrión de Palencia. Allí le hicieron un TAC y vieron que tenía coronavirus. Ingresó en el hospital el 24 de marzo, el día de su cumpleaños, y murió el jueves por la mañana, que fue para el hospital mi tío Mariano», apunta Susana, emocionada por todas las muestras de cariño que han recibido de Nava del Rey. Entre ellas, la de Manuel y Mari Carmen, los dueños del bar donde comía José Antonio todos los días hasta que se jubilaron y donde 'Bule' les hacía los recados. «Después fue a comer al Bodegón, su hermana Pilar llamaba por teléfono para que a José Antonio le diesen bien de comer pero que no cogiera más kilos», afirma Emiliana, la prima de José Antonio, que recuerda lo cariñoso y dispuesto que siempre era 'Bule'.
«Ayudaba mucho al cura por la tarde en la iglesia. Sus padres eran muy creyentes, y él también. A mí, que fui 25 años presidenta de la Cofradía de la Virgen de la Soledad, siempre me echaba una mano con la carroza. Venía con nosotros a excursiones y siempre compraba lotería. Siempre decía ¡a ver si me toca! ¡a ver si me toca!», hace hincapié Emiliana, también se emociona al hablar de ese «niño grande» que era José Antonio, de ese «multiusos», como ella le define. Capaz de portar el estandarte de la cofradía, de tirar de una carroza, de hacer sonar las campanas o de ayudar en el bar. Y siempre con una sonrisa.
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Jon Garay e Isabel Toledo
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras, Miguel Lorenci, Sara I. Belled y Julia Fernández
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