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50 años de la residencia de mayores Cardenal Marcelo: «Ellos son nuestro legado»«Decir que esto tiene mucha historia se queda corto», ilustra Sonia Marban, directora de la Residencia Cardenal Marcelo de Valladolid, señalando en un álbum a una de las fotografías de inauguración de la residencia, que a día de hoy es una de las más ... longevas de la ciudad. «Este año estamos de celebración, el centro cumple 50 años», prosigue. Cincuenta años en los que el edificio ubicado en la avenida de las Contiendas ha servido de hogar y refugio para cientos de residentes a lo largo de los años.
Y es que tras la fachada y la entrada recién renovada de la residencia se esconde, como dice Sonia, muchas vivencias y una larga historia. «El centro se inauguró oficialmente el 18 de enero de 1975, pero los primeros residentes empezaron a llegar un año antes desde Medina del Campo», relata la directora. Es por ello que se marca 1974 como la fecha de inicio de actividad de la Cardenal Marcelo. Fachada remodelada, instalaciones, cafetería y salas de estar completamente nuevas y adaptadas a las necesidades de los pacientes da que pensar que «desde el 74 han ido cambiando muchas cosas».
Y ya no solo desde la inauguración del centro. Sin ir más lejos, el centro ha ido transformándose desde que Sonia se incorporó en el cargo de dirección en septiembre de 2021. «Hemos cambiado mucho la manera de organizarnos, sobre todo a raíz de la pandemia, donde nos tuvimos que adaptar a la nueva normativa en cuanto a medidas sanitarias». Una etapa que el centro ha decidido dejar atrás y tomarlo como un aprendizaje. «Ahora está todo normalizado, tanto en actividades de ocio, distancia de seguridad y demás».
A pesar de esta evolución aún se siguen conservando recuerdos históricos dentro de la Cardenal Marcelo. «Guardamos con mucho orgullo el escudo de madera policromada del centro», y no solo cosas materiales, «el edificio mantiene una estructura a modo hotelera de la residencia típica de una construcción de los años 70, eso nos da que pensar en el tipo de residentes que se albergaban aquí», señala con nostalgia Marbán.
Un espacio que está dividido en tres bloques asistenciales con seis plantas, cada una dispuesta para una función diferente. «Enfermería, cafetería, salas de reunión, gimnasio, hay de todo», es como si fuese una «ciudad en miniatura» para los residentes. Pero no tan pequeña. Todo este espacio cuenta con una superficie de 25.260 m2, de la que los más de 200 trabajadores han hecho un hogar para los internos. «Contamos con 70 técnicos en cuidados auxiliares de enfermería, 13 enfermeros, dos médicos. A mayores del personal de cocina, fisioterapeutas, educadores, encargados de planta, etc.», enumera la directora, aludiendo a que «todo el trabajo que se realiza desde Cardenal Marcelo es en equipo».
Y es que en el centro se vive al día aunque haya una planificación establecida. «Todo puede ir variando en función de las necesidades del día y de los internos que cada vez necesitan más cuidados», apunta. Desde hace ya varios años la residencia se ha visto afectada por el problema de envejecimiento en la población de Castilla y León. «Ahora mismo tenemos 150 internos, pero según como están las cosas ahora la semana que viene pueden ser 155 o más», aclara Marbán, que ante este aumento de residentes ya ha tomado medidas.
«Contamos con un programa de envejecimiento activo, ya que en la residencia cada vez hay más perfiles de residentes. Ahora mismo tendremos una edad media de unos 80 o 90 años», pero aún hay internos que superan las expectativas. «Tenemos a dos residentes que son más que centenarias, tienen 102 años», continúa, señalando que los centenarios son eventos que se celebran en el centro «con un honor inexplicable».
Algunos no son centenarios, pero como si lo fueran. Es el caso de Juana Martín (83 años) y María del Pilar Pérez (82 años), que llevan residiendo en la Cardenal Marcelo casi 40 años. «Llevo más de 36 años en el centro. Desde que estoy aquí todo ha cambiado mucho, la gente, las habitaciones, todo», aclara la interna, que fue trasladada desde el hospital psiquiátrico antiguo de la ciudad junto a su madre hace más de treinta años. En su tiempo libre Pilar y Juana participan en todo tipo de actividades. «Vamos a la iglesia y también a talleres de pintura. Se nos pasa el tiempo rápido», explica con una sonrisa.
Y es que en la Cardenal Marcelo se mantienen las tradiciones como si de una casa de toda la vida se tratase. «Cumpleaños, San Valentín, Navidad, siempre estamos planteando actividades y celebraciones para ellos», relata Marbán. Y ahora esas tradiciones llevan una temática especial, los 50 años del centro. «Hemos querido hacer algo especial. Fechas como el Día de la Mujer o el Día de las familias vamos a hacer algo más grande trasladando ese enfoque histórico a las actividades».
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La participación tampoco es que se quede corta. La mayoría de los internos tienen una actitud proactiva a la hora de asistir a los talleres que propone el centro, tales como reminiscencia, memoria, ocio terapéutico o terapia ocupacional. «A mi me encanta ir a gimnasia y también hago muchas sopas de letras», explica uno de los residentes. Y es que los internos tienen libertad total a la hora de decidir qué actividades quieren desarrollar, así como de las salidas que quieren realizar fuera del centro. «No podemos ni queremos privarlos de su propia libertad. Todos ellos cuentan con una tarjeta de salida para tener control de quién está fuera y dentro de la residencia», incluye la directora.
Las puertas de salida de la residencia se abren paso entre los internos y la directora quien se dirige a la puerta para observar la fachada desde otra perspectiva. «Vengo de dar servicio muchos años como enfermera en el Doctor Villacián y me tomo esto como otra forma de seguir cuidando y atendiendo a las personas», aclara mientras observa a un par de ancianos charlar en las escaleras de la entrada. «Ellos son nuestro legado y de eso nunca se deja de aprender», concluye.
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