La Audiencia de Valladolid ha condenado a Kiril Blagoev Naydenov, de 53 años, el exmilitar búlgaro sobre el que pesa una orden de detención europea por un asesinato en Grecia, a más 17 años de cárcel, al considerar probado que es el autor de ... nueve delitos relacionados con el maltrato continuado y el secuestro de su expareja por los que fue juzgado el pasado 25 de febrero.
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La sentencia establece que el acusado, que hasta su detención no tenía antecedentes penales en España, ha incurrido en un delito de maltrato habitual, un delito de lesiones, un delito continuado de amenazas graves, tres delitos de coacciones, un delito de acoso, otro de detención ilegal y un delito de obstrucción a la justicia, que suman una condena total de 17 años y 7 años de prisión. El tribunal, que aplica a las penas las agravantes de género y la circunstancia de parentesco, se basa especialmente en la declaración «sin fisuras» de la víctima, «que siempre ha mantenido una versión coherente, uniforme y objetivamente verosímil» de lo ocurrido y ha sido corroborada por los testigos que presenciaron el secuestro. Y considera que A., en su entorno de compatriotas búlgaros, sin conocer el idioma, «no tuvo fácil» salir de esa situación de maltrato y denunciarlo. la Audiencia fija una indemnización por el daño moral a la víctima de 3.000 euros por el maltrato habitual y otros 3.000 euros por la detención ilegal.
Blagoev y su expareja se conocieron en su pueblo de Bulgaria en 2018 y en septiembre de ese año decidieron venir a Valladolid para trabajar en la vendimia de la Ribera del Duero. Posteriormente se desplazaron a Peñafiel y después a San Martín de Rubiales, localidad burgalesa donde establecieron su residencia. Su relación de pareja se desarrolló con normalidad hasta marzo de 2021, cuando el acusado fue hospitalizado por un problema de pulmón. Tras ser dado de alta, refiere la sentencia, «comenzó a comportarse de manera agresiva, muy celoso, impidiendo que la mujer se relacionara de manera normal con otras personas». Kiril, que fumaba y bebía mucho alcohol, no podía trabajar en el campo por sus problemas respiratorios.
Entonces, la relación entre ambos «se fue deteriorando gravemente» y el acusado «mostró una actitud de dominación hacia su pareja», a la que no dejaba salir sola de casa casi nunca y cuando surgía cualquier conflicto entre ellos, le decía que «la iba a matar o la golpeaba» cuando estaban en el domicilio. En una de estas ocasiones le propinó un puñetazo en la cara que le rompió un diente, aunque ella no acudió al médico.
El 12 de junio de 2021, A. se marchó al cumpleaños de una amiga y cuando regresó a casa se encontró a Kiril «muy bebido y que se había quedado dormido», pero al despertarse comenzó a increparla por haber llegado tarde a casa, diciéndole «tú no te has ido de cumpleaños, te has ido a hacer otras cosas», en alusión a otros hombres, expresiones que ya había realizado en otras ocasiones «dada la actitud muy celosa del acusado, que prefería que ella estuviera siempre sola y en casa».
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La víctima decidió llamar a su empleadora para que fuera a buscarla con el temor de que el acusado la quisiera matar y quería irse de la casa. Su amiga la trajo a Valladolid, donde llegó con lo puesto. Kiril no aceptó la ruptura y comenzó a llamarla por teléfono para que volviera con él, hasta que ella bloqueó el teléfono móvil. Entonces empezó a perseguirla y buscarla por las tierras de cultivo para que volviera con él, con lo que la empleadora tuvo que cambiarla varias veces de destino para que no diera con ella.
Días después, A. fue al domicilio del acusado acompañada de su amiga y el marido de esta para recoger sus pertenencias y cuando los tres estuvieron dentro de la vivienda, Kiril echó el pestillo de la puerta y les encerró, diciendo que no se iba a llevar nada porque la iba a matar. Luego se arrodilló delante de ella pidiéndole que volviera con él y, al no acceder la mujer, el acusado volvió a decirle que la mataría. Ante esta situación, la amiga llamó a un hijo suyo que se presentó allí con otros tres trabajadores y fue entonces cuando el acusado depuso su actitud y les dejó marchar, después de retenerles durante media hora.
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La sentencia considera probado que como no lograba su propósito de reanudar la relación sentimental con A., concibió la idea de llevársela con él a la fuerza y contactó con un compañero de trabajo (también acusado, pero en rebeldía) para que le ayudara. Este le informó de la hora y lugares por los que iba a pasar el vehículo que llevaba a su expareja el 6 de julio de 2021 a trabajar en los viñedos a la localidad burgalesa de Mambrilla de Castrejón. El acusado se concertó con otros dos trabajadores (acusados, pero no juzgados por estar en rebeldía) para sacar del coche a su expareja «a la fuerza». En el forcejeo llegaron a bajarle los pantalones. Mientras ella gritaba y pedía al resto de los ocupantes del coche que llamaran a la policía, consiguieron introducirla en el Peugeot de Kiril, colocándose a ambos lados de ella en los asientos traseros de manera que no pudiera escapar. Seguidamente se dirigieron hacia un monte y después los cómplices se marcharon dejándolos solos. Kiril luego le ató las manos con unas cuerdas para que no pudiera escalar y permanecieron en ese lugar durante más de tres días, «donde solo disponían de agua para beber y algo de pan para comer». Los intentos del hombre para convencerla y que volviera con él fueron infructuosos y la amenazaba con que «la iba a matar con una piedra y la iba a enterrar allí mismo en el bosque, que iba a mandar a unos amigos para que mataran a sus hijos, que no viven en España».
En esos momentos el acusado ya sabía que le estaba buscando la Guardia Civil porque le avisaron algunos amigos por teléfono de que habían visto la noticia por televisión. Para no ser descubierto, «adoptó medidas», como tener el móvil apagado la mayor parte del tiempo para que no le pudieran «geolocalizar» y cubrir el coche con hojas y ramas para mimetizarlo con el monte y no fuera avistado por los helicópteros que estaba utilizando la Benemérita para realizar la búsqueda. A las 11:00 horas del 9 de julio de 2021 la Guardia Civil localizó a ambos en el camino del cementerio de Corrales de Duero (Valladolid) cuando estaban dentro del vehículo.
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Mientras se encontraba en prisión provisional por orden del Juzgado de Instrucción 2 de Aranda de Duero (Burgos), el 24 de agosto de 2021, el acusado llamó a A. por teléfono en tres ocasiones y cuando contestó le dijo «Hola, cariño, te voy a matar» para volver a amenazar con matar a sus hijos si contaba alguno de los pormenores de lo sucedido, «como el hecho de que la hubiera tenido atada con cuerdas».
La Audiencia le absuelve del delito de injurias leves porque las incluye en el tipo penal de amenazas continuadas. La sentencia puede ser recurrida ante el Tribunal de Justicia de Castilla y León.
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