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Homicidios dolosos y asesinatos consumados. Bajo ese epígrafe se refleja un 8 en el balance de criminalidad de 2022 en Valladolid. Ocho casos a los que bien se pueden unir la muerte de Esther López, aún sin aparecer en las estadísticas oficiales, o la ... de la vallisoletana Teresa Rodríguez, presuntamente asesinada en Bruselas. Con ellas, la cifra ascendería a diez en el año más luctuoso del siglo XXI en Valladolid.
El 2022 empezó con la desaparición de la joven de Traspinedo. Allí desapareció en la madrugada del 13 de enero Esther López, de 35 años, cuyo cuerpo fue localizado el 5 de febrero, después de semanas de búsqueda, en la cuneta de la carretera que conduce a la localidad en la que vivía. El caso continúa abierto sin esclarecerse y con varios investigados.
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Días más tardes, el 9 de febrero, en Medina del Campo, un hombre acabó con la vida de otro, Borja, de 37 años, a cuchilladas. El sospechoso fue localizado unas horas después escondido en una cuadra.
La crónica negra en Valladolid solo acaba de empezar, por mucho que llegaran unos cuatro meses de tranquilidad.
El 30 de junio, en la calle Siglo de Oro, un menor acabó presuntamente con la vida de su madre, Eva María Sánchez Villarreal. En el inicio de este año, el adolescente aceptó una pena de ocho años de internamiento.
Unas pocas horas después del crimen en La Rondilla, la crónica negra saltaba a Santovenia de Pisuerga. Un hombre de 46 años acabó presuntamente a tiros con un rifle con la vida de un vecino, Dionisio, y del teniente coronel Pedro Alfonso Casado. Este último era el jefe del equipo de negociación que intentaba que el sospechoso, atrincherado en una vivienda, se entregara.
En La Cistérniga, el 1 de agosto, se engrosó también la lista de homicidios. Ocurrió en las inmediaciones del antiguo mesón La Tía Pepa, donde perdió la vida Brayan, de 27 años, de un disparo en el tórax. Los autores lograron huir en un coche, aunque finalmente fueron detenidos en septiembre tras esconderse en Salamanca.
Sin que la provincia se recuperase, el 13 de agosto tuvo lugar el triple crimen de La Rondilla, en la que en dos escenarios diferentes, el presunto autor, que días más tarde se suicidó en la cárcel, acabó con la vida de Juan Carlos Palomino, Eva María Asensio y María del Carmen González, estas dos hija y madre. Sus cuerpos aparecieron calcinados al registrarse sendos incendios en los dos domicilios de La Rondilla.
A finales de octubre, aunque no fue en territorio vallisoletano, un guardia civil mató a su exnovia en Bruselas. Era el caso de Teresa Rodríguez Llamazares, enfermera de profesión.
Diez muertes violentas para el año más luctuoso de Valladolid.
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