Alrededor de 120.000 personas en Castilla y León sufren diabetes y no lo saben

El primer objetivo es rebajar esa bolsa de pacientes aún sin diagnóstico, con la enfermedad avanzando 'emboscada', sin presentar síntomas interpretables para ellos. «Un porcentaje muy elevado debuta con una retinopatía diabética, se enteran de que tienen diabetes por eso, lo que quiere decir que en la etapa anterior o se hacen muy pocos análisis (para medir la glucosa o la hemoglobina glicosilada) o no se los hacen», explica Emilio Fernández Robles, presidente de la Asociación Diabetes Valladolid (Adiva) y de la Federación de Asociaciones de Diabéticos de Castilla y León.

La diabetes es una enfermedad crónica caracterizada por el aumento de la glucosa en sangre debido a que el páncreas no produce insulina o porque aunque sí la genera, no lo hace de forma adecuada. Afecta al 14% de la población, con una presencia al alza, impulsada sobre todo por el sedentarismo y el abandono de la dieta mediterránea. Si se suma el envejecimiento, la triada de factores de riesgo está servida .

«En fases iniciales puede ser asintomática y pasar desapercibida si no se busca de manera oportunista haciendo cribado en población de riesgo, mayores, con antecedentes familiares o de diabetes gestacional», apunta la doctora Cristina Soto Crespo, endocrinóloga del Hospital Río Hortega. Se trata de una enfermedad «muy prevalente», con mucho volumen de afectados y que cuyo tratamiento implica un importante esfuerzo sanitario. En un paciente bien controlado, precisa el presidente de Adiva, el coste mensual oscila entre 200 y 300 euros, de los que el 10% recáe sobre la persona diabétia o su familia.

Esta semana, dentro de la programación sobre el día mundial de esta enfermedad, habrá charlas en centro cívicos y mesas el jueves en la Plaza Mayor, la calle Santiago, el Paseo de Zorrilla y Fuente Dorada, donde los viandantes podrán recabar información y, si lo desean, someterse a un pinchazo mínimo para medir la glucosa en sangre. Trece enfermeras y voluntarios de la asociación harán posible esa labor de difusión de lucha contra esta enfermedad en la calle.

Especialistas, familiares y pacientes abordan este año el Día Mundial de la Diabetes con el enfoque de la aspiración al bienestar vital tras recibir el diagnóstico. «El mayor desafío que afronta el paciente es aceptar que tiene esa condición para toda la vida, que no va a desaparecer. Aceptarlo es clave para el buen control de la enfermedad», incide Emilio Fernández.

«Cuando no se diagnostica a tiempo o no se trata de forma adecuada pueden aparecer complicaciones graves y potencialmente mortales como son el infarto agudo de miocardio, accidentes cerebrovasculares (ictus), amputaciones de extremidades, ceguera y enfermedad renal», precisa la doctora Soto Crespo, que incide en la importancia de «seguir los consejos de los profesionales sanitarios, un control adecuado y no saltarse citas» para evitar llegar a esas situaciones.

El 90% de los pacientes con diabetes se encuadran en el tipo 2, que está directamente vinculado a personas adultas, al sobrepeso y la obesidad y al sedentarismo, con una grasa abdominal, fundamentalmente, que provoca una resistencia a la insulina. El 10% restante está diagnosticado de diabetes tipo 1. Esta no es prevenible y se suele diagnosticada en niños. Es más anecdótica en mayores. Está causada por una alteración del sistema inmunológico que destruye las células pancreáticas y requiere tratamiento con insulina. «Esta no se puede prevenir con dieta. No han hecho nada mal, es una enfermedad autoinmune», señala la doctora Soto Crespo.

A diferencia de otras enfermedades, sobre todo las raras, la diabetes es un campo abonado a la investigación. «Es verdad que la investigación no para», apunta el presidente de la asociación vallisoletana, que cuenta con más de 800 socios. Fernández Robles compara los fármacos, medidores, sistemas dispensadores de insulina o aplicaciones informáticas que facilitan el tratamiento de la enfermedad en la actualidad con lo que existía hace 45 años, cuando empezó a bregar con ella. Los parches que hoy permiten una monitorización continua del nivel exacto de glucosa con avisos y lectura mediante el teléfono móvil eran entonces una tiras reactivas a la orina con tres colores que indicaban, a trazo grueso, nivel alto, normal y bajo. Y las agujas que había que hervir antes de inyectar la insulina han sido sustituidas por bombas de dispensación automática (es una máquina de tamaño similar a un teléfono móvil, que permite suministrar la insulina de manera continua) o parches.

Aún así y pese a los adelantos en medicación e instrumental, el manejo de la diabetes requiere esfuerzo y constancia en el paciente, además de una formación continua sobre las aplicaciones y el funcionamiento de las innovaciones que se incorporan a su día a día. El presidente de las federación autonómica de asociaciones de diabéticos destaca el papel que estas agrupaciones juegan en el apoyo a enfermos y familias, la mayor parte de la veces, desde la precariedad de medios económicos.

«Hemos tenido muchos avance importantes, como el desarrollo de las nuevas tecnologías los medidores contínuos de glucosa, los infusores subcutáneos de insulina, los sistemas automáticos de administración de insulina -el páncreas artificial- y el desarrollo de terapias inmunomoduladoras para prevenir la aparición de la diabetes tipo 1», remarca la especialista en Endocrinología del Río Hortega. En el caso de los pacientes de diabetes tipo 2 han surgido nuevos fármacos que permiten tratamientos más individualizado que abordan el control del azúcar en sangre, pero también la protección cardiovascular, renal y otras cuestiones que afecten al estado de salud particular de cada persona.