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Para Alba, natural de Medina del Campo, estudiar era lo normal. «Cuando llegué a primero de Bachillerato sí me empezaron a decir que para qué iba a estudiar algo si luego no me iba a dedicar a ello», dice. Y después, superada esa fase, ... que para qué la Universidad, y más fuera de casa, en Valladolid. «Me costó más convencerles. No por ellos, sino por el qué dirán de los demás». Luego, sin embargo, llegó el orgullo de ver a la hija graduada en Educación y comprometida con su novio, también gitano y graduado en Trabajo Social. «A lo mejor les entraban las dudas porque tenía 19 años y no me había pedido, a ver si me estaba retrasando y eso me desviaba de nuestras costumbres. Pero estudiar no te tiene por qué desviar de las costumbres gitanas», afirma.
Ha hecho prácticas, como corresponde a su titulación, y gran parte de su formación la ha enfocado a trabajar con su colectivo. Eso le lleva a defender el proyecto para niñas-mamá del colegio Cristóbal Colón como algo necesario. «La realidad de Pajarillos y la de Arturo Eyries son muy diferentes, y la de Delicias con la de Barrio España. Lo de Pajarillos, por prevención, lo veo necesario, porque las niñas siguen mucho el modelo de sus madres y no salen mucho de su entorno y les vendría bien por completar su formación, porque muchas son niñas y son madres, y sería muy positivo para poder completarse como mujeres y como personas. Sería de mucha ayuda para ellas y muy necesario», defiende.
Es un modo, asegura, de que los bebés de esas madres adolescentes se integren en el centro escolar desde las primeras etapas y comience a fraguarse en sus familias una visión positiva sobre la educación. «Esta iniciativa de 'Bertoni' es para abrirles la mente y que en el futuro a sus hijos les inculquen estas cosas. Es lo que está pasando, hay muchos ejemplos de niñas que están estudiando, que ven que es compatible estudiar con las costumbres gitanas. Y hay muchos padres que quieren eso para sus hijos, ¿de qué me sirve tener a mi hija amargada con 14 años, con un bebé? Prefiero tenerla estudiando, que no le voy a quitar de ser gitana».
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Alba cree que algunos comportamientos no difieren tanto en función de la etnia como se podría pensar. Lo explica así:«No justifico que sean madres. Pero que niñas con 14 ó 15 se casen... Tenemos que entender que las gitanas no pueden tener novio a no ser que sea su pareja oficial o su marido. Una niña paya, con 14 años, ya tiene relaciones sexuales. Y una niña gitana con la misma edad quiere tener una pareja. Es lo mismo, pero nadie se ha alarmado. Si es gitana sí, porque es más oficial».
Hay un momento en el que es posible repensarse las cosas, argumenta. Mientras dura «el pedido», antes del matrimonio. «Conozco a niñas que han estado pedidas dos o tres veces y vuelven a pedirse otra vez. Para eso está el pedido», cuenta Alba. «A algunas les entra la prisa, se casan muy rápido y luego dicen 'qué he hecho'. Pero para eso tienes que tener un poco de cabeza. Es verdad que es más difícil que para las demás mujeres. Tienes que tener un tiempo para conocer a tu marido, no puedes tener relaciones con él, porque es tu novio y si las tienes ya sería tu marido y, por así decirlo, no hay vuelta atrás».
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