La labor flexible e intensiva en los centros, antídoto a las niñas-mamá

Alberto Rodríguez 'Bertoni', director del colegio Cristóbal Colón, en Pajarillos, quiere que las niñas de 12 a 16 años que van a pasar al instituto sin el nivel o las ganas suficientes como para seguir con los estudios, y que corren el riesgo de comprometerse demasiado pronto y quedar embarazadas sin haber cumplido siquiera la edad legal para el consentimiento sexual (16), sigan en el colegio de Primaria. Que acudan con sus bebés las que son madres, que participen en talleres, que ayuden a los pequeños a aprender a leer. Que obtengan unas competencias profesionales que se puedan acreditar posteriormente. Pero eso choca con la ley. La enseñanza obligatoria llega hasta los 16 años.

«Este tipo de situaciones plantea exigencias nuevas que hay que trabajar. El mundo que tiene que tomar decisiones a nivel legislativo es el del Derecho y poco más. Y los problemas sociales están en el día a día, pero la regulación de esos problemas aún encuentra dificultad para que sean contemplados y flexibilizar la dimensión transversal a lo educativo, a lo sanitario, a lo social», explica De la Red. «La educación se encuentra con necesidades que por su carácter social ha de trascender en la atención al ámbito educativo. Y si ha de trascender tiene que haber pautas normativas, legales, que permitan ese trabajo transversal entre unas instituciones y otras», advierte. Es decir, que la normativa debería adaptarse para permitir las excepciones.

Se trata de implantar una política preventiva más allá de lo que dice la letra de la ley. «Si en un centro escolar hay un niño o una niña de 12 años que presenta ciertas características que propenden a que esa persona va a quedar excluida de una evolución normal, y eso ocurre con cierta frecuencia, tendría que trabajarse la posibilidad de que la normativa en el centro educativo permita un tratamiento intensivo con esas situaciones con los profesionales necesarios», anima Natividad de la Red.

Alberto Rodríguez propone trasladar a los Pajarillos el concepto de Centro de Educación Obligatoria que se da en el medio rural, con alumnos de hasta 16 años. Alerta Natividad de laRed, además, de que son tiempos de problemas sociales cada vez más complejos y con mayor afectación, lo que convierte en obligado este tratamiento diverso de los conflictos. «La realidad actual es muy cambiante y las necesidades que van surgiendo son más complejas y algunas son nuevas», apunta.

«Cuando hay un problema social suele ser bastante complejo y en el ámbito que nos ocupa, del Trabajo Social, tiene que haber equipos interdisciplinares que sean capaces de detectar, diagnosticar y plantear cómo tendría que ser tratado», advierte la experta de la Universidad de Valladolid. «Todos podemos tener en una etapa de nuestra vida complejidades, como una persona con dificultades para acceder al empleo, alguien de nuestra familia con drogodependencia o adicción al juego, etc. Y esto exige no trabajar solo con la persona, sino con el entorno. Por eso el Trabajo Social no es una intervención psicológica individual, sino una intervención social que debe afectar al contexto social».