«Es una práctica por desgracia bastante común en los entornos de fiesta; los datos están ahí y lo que sube cada año es una barbaridad», lamenta Sofía Larrea, trabajadora social de la Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos de ... Valladolid (Adavasymt), en relación al «importante» aumento de los casos de agresión sexual con sospecha de sumisión química en la provincia, que se han disparado en tan solo un año.
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E. E.
Así lo corrobora además el último informe del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, organismo dependiente del Ministerio de Justicia, que refleja que Valladolid contabilizó en 2022, último año con cifras disponibles, veintisiete casos con sospecha de sumisión química, prácticamente el doble que el ejercicio anterior, cuando se anotaron catorce.
Unas estadísticas que, en términos absolutos, sitúan a la provincia vallisoletana a la cabeza de Castilla y León por estos hechos, aunque en comparación con su población, Segovia fue la provincia con más agresiones por cada cien mil habitantes (7,15; se anotaron 11 agresiones sexuales con sospecha de sumisión química en 2022), seguido de Burgos (7,04, se registraron 25 casos), Soria (6,79, con 6 casos) y Salamanca (5,83, con 19 casos).
A nivel regional, la comunidad también sufrió este incremento, con más del doble de casos en 2022 -117- que el año anterior, cuando se registraron 51 sucesos. Por su parte, en el conjunto del país, el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses analizó en 2022 hasta 1.648 agresiones sexuales con sospecha de sumisión química frente a las 950 de 2021.
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La gran mayoría de las víctimas, el 85,2%, son mujeres, con una edad media de 25 años (supone un descenso de cuatro años respecto a 2021). Asimismo, cabe destacar que el 22% de las agresiones analizadas con sospechas de sumisión química fueron a menores de edad, mientras que seis de las víctimas tenían entre 35 y 44 años y catorce, entre 18 y 34. «Nos vienen chicas que incluso lo han sufrido hace unos meses y que en ese tiempo no han pedido ayuda o bien porque ha habido un consumo en exceso de alcohol o por el uso de algunas drogas, ellas tienen muchas lagunas; no se acuerdan bien de lo que les ha pasado y, como ellas no están seguras, no piden ayuda por riesgo a ser juzgadas, a que no las crean o simplemente porque ellas dudan de sí mismas. Y por otro lado, sí que es verdad que aunque no piden ayuda, el hecho de tener esas lagunas genera un malestar a nivel psicológico muy grande porque tú no estás segura de lo que has pasado», explica Larrea.
Cabe destacar, del mismo modo, que en la gran mayoría de víctimas tanto en Valladolid (74,1%) como en Castilla y León (81,2%), el resultado toxicológico en sangre y orina fue positivo, con el alcohol como sustancia más frecuente, aunque también se detectó la presencia de drogas -no se especifica cuáles-, psicofármacos y «otros medicamentos». Unos datos que avalan desde la Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos de Valladolid en base a los casos y testimonios que les llegan de víctimas.
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«La mayoría de estos casos son con el alcohol en sí mismo, o bien porque se la incita a la víctima a consumir alcohol o porque se aprovecha de por sí del estado de embriaguez que puede tener la víctima para agredirla sexualmente. La escopolamina (popularmente conocida como burundanga) es de las que menos se utiliza. Lo que más se utiliza son otras drogas como las benzodiazepinas, por ejemplo. Y sí que es verdad que es una práctica por desgracia bastante común en los entornos de fiesta. Lo vemos tanto en la asociación como en general las propias usuarias que vienen y que a lo mejor han venido por otras cuestiones pero ellas mismas verbalizan simplemente haberlo visto, aunque ellas no lo hayan sufrido directamente», remarca Sofía Larrea. Todo ello, no obstante, «no significa que en todos los casos de sumisión química que se producen llegue a haber una agresión sexual, pero sí que el hecho de echar algún tipo de sustancia en la copa, por desgracia, cada vez está más normalizado», incide.
Otro de los indicadores que se recogen en las estadísticas del Instituto Nacional de Toxicología es el lugar y el día en el que se produjeron los hechos. Si bien no consta dónde se produjeron siete de las agresiones, el informe sí desvela que seis tuvieron lugar en el domicilio del agresor, además de tres en la vivienda de la víctima y otras tres en la vía pública. Asimismo, por citar otros ejemplos, dos de estos actos delictivos fueron en locales de ocio, uno en un hotel y otro, en un parque o monte.
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En cuanto al momento en el que tuvieron lugar, se desprende que la mayoría -el 59,3%- fueron en festivos y el 33,3% en días laborables, mientras que de dos de las agresiones no consta cuándo se produjeron. Por último, junio fue el mes en el que se denunciaron más agresiones sexuales con sospecha de sumisión química en Valladolid, con seis; seguido de febrero (cinco); y agosto, septiembre y diciembre, con tres casos en cada mes.
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