Los restos, en principio del teniente Egaña, en el centro, en la fosa siete de El Carmen. J. Sanz
Memoria histórica en Valladolid

El ADN intentará rescatar del olvido a un cabo de Traspinedo ejecutado en 1937

La familia de Eugenio García Ortega, condenado a muerte por liderar la pretendida 'rebelión de los tres revólveres, busca indentificar sus restos

J. Sanz

Valladolid

Sábado, 25 de marzo 2023, 13:40

La exhaustiva documentación rescatada legajo a legado por los investigadores de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Valladolid (ARMH) permitió localizar las fosas seis y siete en la que fueron sepultados los restos de más de un centenar de represaliados durante ... los primeros años de la Guerra Civil.

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La 'suerte', en este caso, quiso que la metódica documentación sobre las ejecuciones de todos ellos llevaba a cabo por el bando sublevado pueda ahora jugar en favor, al menos, de la posible identificación de algunas de las víctimas. Y en ello creen los familiares, ahora residentes en Vigo, del cabo vallisoletano Eugenio García Ortega, natural de Traspinedo, que estaba destinado en el parque de Artíllería del Pinar de Antequera cuando estalló la guerra y que fue acusado, juzgado y condenado a muerte en cuatro días como cabecilla de la singular, y a todas luces fabulada, 'rebelión de los tres revólveres'.

Al joven militar le detuvieron el 20 de febrero de 1937, junto a otro militar y dieciocho civiles más (zapateros, albañiles, jornaleros...), bajo la acusación de urdir una suerte de confabulación por la que tan singular ejército, liderado por los cabos Raimundo Atienza y Eugenio García, se disponía a tomar el depósito de armas del Pinar, donde estaba destinado el militar de Traspinedo, para después dirigirse con «tres camiones repletos de fusiles y líquidos inflamables» a liberar las cárceles de la ciudad.

Y todo ello, según recoge el juicio por el que dieciséis de los veinte acusados fueron condenados a muerte –los otros cuatro eludieron la pena capital por ser menores– por un delito de rebelión (contra el bando sublevado), con un singular arsenal inicial conformado por tres revólveres y una pistola. Aquel golpe, que nunca comenzó siquiera, pretendía «desencadenar en la retaguardia (léase Valladolid) un foco subversivo que se extendiese a todo el territorio liderado por el Glorioso Ejército».

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El cabo Eugenio García sería ejecutado junto al resto de «elementos indeseables» el 24 de febrero de 1937, solo cuatro días después de la detención de todos ellos. Sus cuerpos fueron a parar a la fosa común seis de El Carmen. Y todo apunta a que el suyo fue localizado allí en octubre del año pasado. «Los restos que pueden atribuirse al cabo aún lucían insignias de Artillería y se trataba de un varón alto, de 1,75, lo que se correspondería con su descripción», resume Julio del Olmo, presidente de la ARMH, quien explica que sus familiares se han puesto ya en contacto con la asociación para recibir una muestra de los restos óseos y ellos mismos intentarán confirmar su identidad (sin ayudas públicas para ello) a través del ADN en el laboratorio.

Pruebas del teniente Egaña

Otro militar, en este caso vizcaíno, el teniente Ángel Egaña (cuyos posibles restos fueron rescatados de la fosa siete), también está en vía de una posible identificación. Su familia también intenta que así sea. La diferencia es que en el País Vasco las labores de identificación a través de pruebas de ADNse realizan de oficio a través de la sociedad (pública) de ciencias Aranzadi. Allí tienen ya muestras de sus restos.

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