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«Nosotros hemos llegado hasta aquí y estamos muy contentos», destaca Camino Martínez, propietaria de la veterana tienda de decoración Zoco de Montero Calvo, uno de los tres históricos comercios de Valladolid que estos días anuncian su cierre en el casco histórico de la capital, ... que dirá así adiós a la citada Zoco (1996), a la tienda ropa Difusión de la calle Pasión (1986) y a la decana, por su fecha de fundación, de las pastelerías de Valladolid, como era Zorita (1921), en la calle Panaderos.
Los locales históricos del centro, bien por la competencia voraz de las franquicias bien por falta de una generación que siga con la tradición, van bajando la persiana. Dos de estos tres negocios (Zoco y Difusión) lucen ahora el cartel de liquidación por cierre y el tercero (Zorita) muestra directamente desde hace un par de semanas el letrero de 'Se traspasa'.
Así, desde hace apenas unos días, Zorita, la centenaria pastelería fundada hace más de un siglo y ubicada en la calle Panaderos, al borde de la esquina con la plaza de España, luce entre sus verjas un cartel que anuncia su traspaso. Artesanos desde 1921. Así se anunciaba Zorita en el letrero que aún corona su local. Una pastelería centenaria en Valladolid, que acogió a más de tres generaciones de maestros pasteleros, un testigo que recogieron sus últimos propietarios (hace unos quince años), que acaban de colgar el cartel de traspaso por jubilación.
Zorita, por su fecha de apertura original, era la más marca de pasterlía más antigua de la capital, un título que ahora recoge la confitería El Bombón, abierta en 1928 y que se encuentra en la plaza de Fuente Dorada -entre medias, en 1924, abrió la ya desaparecida Cubero-.
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Durante más de cien años, tres generaciones de pasteleros se encargaron de endulzar el paladar de los vecinos de Valladolid. Dentro de su tradición artesanal, la pastelería destacaba por lo que -desde hace más de 90 años- era su producto estrella, las 'yemas zorita', que ahora dejarán huérfanos a todos los que cayeron en sus encantos. Una artesanía pastelera que ha dejado huella entre sus clientes, quienes recuerdan con nostalgia sus juanitas, roscones de Reyes o merengues de café.
Rafael Mesonero
Presidente de la Asociación de Confiteros de Valladolid
Rafael Mesonero, presidente de la Asociación de Confiteros de Valladolid, muestra la preocupación que existe en el sector por la falta de relevo generacional: «Son muchas las pastelerías clásicas que cierran, como Cubero por ejemplo, y no encuentran a nadie que quiera continuar con la tradición, es un sector que está a la baja». Lo sacrificada que es la profesión está entre los principales motivos por la falta de nuevos artesanos pasteleros «se trabaja muchos sábados, domingos, festivos… se madruga bastante» señala Mesonero. Por otro lado, las grandes franquicias que se están abriendo por la ciudad también representan una competencia, aunque Mesonero asegura que «es una competencia en precio, pero no pueden competir en calidad».
Una de las grandes labores del artesano que destaca es precisamente eso, su labor a mano, su posibilidad de adaptarse a las peticiones del cliente «en una franquicia el producto es sota, caballo y rey. Nosotros si un día viene alguien y quiere un croissant cuadrado se lo podemos hacer, nuestro trabajo es de tú a tú con el cliente». Un trabajo artesanal que Mesonero asegura que los clientes valoran «existe gente que paga un euro por tres croissants, también hay quien paga dos euros por uno. Pero claro, saben que el pack de tres es algo mecanizado sin mano de obra y que el croissant de dos euros tiene una elaboración artesanal y está elaborado con mantequilla».
Una estampa similar a la de Zorita, aunque aún abre cada día de 10 a 13:45 horas, es la que presenta la clásica tienda de regalos Zoco, situada junto a la churrería El Castillo, en la calle Montero Calvo, donde dos carteles anuncian la liquidación del stock por jubilación.
Después de veintiocho años surtiendo de muebles y decoración a los vecinos de Valladolid, la tienda Zoco se ve obligada a echar la persiana. Un matrimonio con solera en el comercio local la regenta. Desde 1982 hasta 1998 dirigieron otro negocio de artesanía, donde los juguetes de metal y la artesanía de todo el mundo fueron su seña de identidad. «En la calle Montero Calvo llevamos desde el año 96, esta tienda es un modelo de negocio diferente a la anterior que tuvimos, esta es más una tienda de decoración», explica Camino Martínez, propietaria del negocio. La jubilación es el motivo por el que dicen adiós, aunque confiesa que «estos negocios con la venta por internet y las grandes cadenas no tienen mucha continuidad. Nosotros hemos llegado hasta aquí y estamos muy contentos, hemos visto muchos negocios que se quedaban por el camino, a día de hoy existen grandes competencias, aunque es verdad que ahora con la liquidación tenemos la tienda casi vacía, la gente se lo lleva todo».
Hace tan solo dos días, por último, la tienda de moda femenina Difusión, en la calle Pasión, se despedía de sus clientas en su perfil de Facebook en un mensaje en el que su propietaria agradecía a sus «queridas y amigas clientas» que les hayan acompañado durante los 38 años que la boutique ha tenido abiertas sus puertas. Su fachada muestra un cartel de liquidación -durante todo el mes de septiembre- alejado de la clásica estampa y los clásicos carteles que anuncian las rebajas de temporada para despedirse de su actividad porque «todo tiene un principio y un final y consideramos que este es el momento», apuntan en su despedida en las redes sociales, donde han querido agradecer a sus clientas el haberlas elegido para momentos importantes y por hacerlas sentir que su trabajo emocionaba y hacía que sus clientas «se comieran el mundo».
Jesús Herreras
Presidente de Fecosva
Jesús Herreras, presidente de la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid y Provincia (Fecosva), asegura que desde el gremio -en todos los sectores comerciales- existe una preocupación por esta falta de relevo generacional: «Los jóvenes no se animan porque no lo ven como una apuesta de futuro». Algo que indica que es un «error». Como ejemplo pone el sector confitero, donde en los últimos meses se ha producido el cierre de tres clásicos -Cubero, Zorita y Confitería Chus-, donde solo esta última ha conseguido un traspaso que continúe con el negocio. «Me consta que están muy contentos y el negocio efectivamente tenía futuro». Herreros defiende que son «negocios viables» pero que, por supuesto, necesitan una «evolución y adaptarse a las nuevas tendencias», una necesidad de cambio que como recalca es necesario en cualquier sector «da igual que sea textil, calzado, confitero… en la mayoría de los casos se trata de negocios rentables y factibles».
«Cuando alguien se jubila cuesta mucho que sé de ese relevo, incluso dentro de la propia familia», explica Herreros, quien asegura que se intenta mantener el comercio de proximidad presente con promociones y más de cincuenta actividades durante el año como, por ejemplo, los bonos comerciales, «que no son en vano y tienen un gran éxito». Aunque asegura que las grandes franquicias y, sobre todo, internet «están haciendo mucho daño y representan un competidor muy importante para estos pequeños comercios locales».
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