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Fernando Gómez Ramos, a la derecha, junto a su familia en una celebración. Cedida
Adiós a Fernando Gómez Ramos, el alma mater de Comercial Ulsa
Obituario

Adiós a Fernando Gómez Ramos, el alma mater de Comercial Ulsa

Cofundador de la empresa de suministros industriales, este burgalés afincado desde hacía décadas en Valladolid por amor falleció el día 25 a los 82 años

Eva Esteban

Valladolid

Jueves, 26 de diciembre 2024, 18:27

Si había algo que caracterizaba a Fernando Gómez Ramos era su bondad «extrema» y su capacidad de liderazgo. Su olfato para encontrar oportunidades laborales y nichos de mercado donde otros no sabían, o no podían, mirar. Porque este empresario burgalés, afincado desde hacía décadas en Valladolid, era un líder, en todos los aspectos de su vida. Profesional y personal. Cofundador de la empresa de suministros industriales Comercial Ulsa, falleció el día 25 a los 82 años. «Era una persona excepcional, quería y cuidaba a sus trabajadores como si fueran sus propios hijos; siempre decía que tenía dos familias, la personal y la comercial», recuerda uno de sus hijos, Francisco Javier, en un intento -en vano- de contener la emoción.

Deja Fernando Gómez Ramos una huella y un vacío «irreparable». Llevaba retirado de la primera línea empresarial desde hacía años, pero jamás perdió de vista la marcha y los avances de 'su' Comercial Ulsa, que puso en marcha en la década de los años 70 junto a su suegro, Ulpiano Salamanca. «La verdad es que mi padre era un fan de mi abuelo Ulpiano, iba a donde él iba, tenía confianza plena en él y aquí estamos 45 años después en el mercado que pusieron en marcha», afirma Francisco Javier, hoy a los mandos de la empresa junto a su hermano Ignacio (son cuatro hermanos, Paloma y Fernando los otros otros).

Era el alma mater de Comercial Ulsa, afincada en el polígono de San Cristóbal de Valladolid, pero supo cuándo dar un paso a un lado y delegar en sus dos hijos menores. «Lo ha sido todo en la empresa; lo ha hecho todo, la hizo crecer y expandirse, pero supo delegar cuando creyó que era el momento de hacerlo», señala Francisco Javier, al tiempo que hace hincapié en la confianza que les otorgó su padre, allá por el año 2007. «Nos dijo: 'El timón lo tenéis vosotros, tirad para donde queráis'», rememora. «Apostó por nosotros, nos decía continuamente que hiciéramos lo que estimáramos oportuno, que íbamos a apostar por la dirección que Ignacio y yo quisiéramos. La empresa estaba en nuestras manos y nos dio plena libertad para tomar decisiones», continúa.

Pero no solo eso. Además de generar riqueza en la zona y crear numerosos empleos, también era un referente para otras personas que, como él, padecían la enfermedad de Crohn, una afección por la cual resultan inflamadas partes del tubo digestivo. «No ha muerto por ella, ha muerto con ella, y durante muchos años fue presidente de la Asociación de Enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa de Valladolid. Era habitual que enfermos con esta afección fueran a verle y le pidieran ayuda, porque él era un ejemplo; tenía varias operaciones, le habían quitado parte del intestino y hacía vida normal, entonces para otros enfermos verle así era un aliento para ellos mismos», destaca Francisco Javier.

Gran aficionado al fútbol

Fiel seguidor del Real Valladolid y del Real Madrid, afición que compartía con Rosa, su esposa desde hace más de medio siglo, llegó a Valladolid precisamente por amor. No le dolieron prendas a la hora de dejar su vida atrás para iniciar una nueva junto al amor de su vida en la capital vallisoletana. «Era hijo de un guardia civil y estuvo en un montón de destinos; Sasamón, Bilbao, Miranda de Ebro... Y fue en Melgar de Fernamental donde conoció a mi madre. Inicialmente se fueron a Bilbao, porque él trabajaba allí, pero la morriña familiar de mi madre les hizo venirse a Valladolid y hasta ahora», explica su hijo.

Suscriptor «de toda la vida» de El Norte de Castilla, lo primero que hacía cada mañana era hojear las páginas del diario decano de la prensa española. La afinidad, la devoción y el amor que sentían el uno por el otro era tal que incluso terminaron por compartir afición, el fútbol, hasta su último aliento. Fernando y Rosa eran uña y carne. «Era muy futbolero y disfrutaba con mi madre viendo partidos; yo creo que a ambos les gustaba más también porque lo hacían juntos», sentencia Francisco Javier.

Familiares y amigos darán el último adiós a Fernando Gómez Ramos este viernes, a las 11:00 horas, en la iglesia de Santa María La Antigua. Descanse en paz.

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