![El acusado de tener un alijo de droga en su casa asegura que se lo guardaba a un tercero por «miedo»](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202210/10/media/cortadas/juicio-droga-trainer-k8d-U180330412256YCB-1248x770@El%20Norte.jpg)
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No declaró ante la Policía Nacional el día de la detención, a principios de agosto de 2020, ni ante el Juzgado de Instrucción, pero sí lo hizo este lunes en la Audiencia de Valladolid, más de dos años después. Rodrigo Fernández Quevedo, acusado de poseer un alijo de droga valorado en 132.510,11 euros en su domicilio (calle Industrias de la capital vallisoletana) junto a un machete y una pistola, ha afirmado hoy que guardaba esa cantidad de sustancias estupefacientes a un tercero por «miedo y amenazas».
El 5 de agosto, en la vivienda de Rodrigo Fernández, los agentes de la Policía Nacional, que tenían conocimiento de sus actividades de tráfico de drogas tras la operación 'Drache', intervinieron 5.000 gramos de speed, 1.600 gramos de ketamina, 600 gramos de MDMA y 2.800 pastillas de éxtasis, una pistola marca Browing Patet Belgium de calibre 7,65 milímetros, así como numerosos cartuchos, 860 euros, cuatro teléfonos móviles, un vehículo, así como diverso material para la elaboración y venta de drogas en la denominada operación 'Trainer'. «Nos hizo gracia, antes de la detención, que dijera que era para su consumo», ha afirmado uno de los numerosos policías que han declarado este lunes.
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En ese verano de 2020, la Policía desarticuló «uno de los puntos más importantes de venta de drogas sintéticas y de diseño de la ciudad» después de que interceptaran y detuvieran al otro acusado de la operación, David Diez Cuadrado, y que este lunes ha llegado a un acuerdo de conformidad con la Fiscalía al pactar dos años y un día de prisión y una multa de 2.500 euros.
David Diez, el 4 de agosto, según ha reconocido en la vista oral en consonancia con el escrito del Ministerio Público, accedió a la vivienda de Rodrigo Fernández, abandonándola minutos después de forma precipitada en un turismo. David Diez fue interceptado en el garaje de su vivienda con dos bolsas de plástico que contenían 103 pastillas y cuyo valor en el mercado ilícito hubiera alcanzado los 2.593,62 euros. «Había indicios de que en ese punto se estuviera llevando a cabo el tráfico de sustancias. Varias personas llegaban y permanecían escasos minutos en la vivienda, saliendo con actitud nerviosa y vigilante. Algunos de ellos utilizaban taxis para impedir un seguimiento», han declarado varios agentes de la Policía Nacional.
Tras realizar diversas gestiones acerca de David Diez, que presuntamente se dedicaba a la venta de sustancias estupefacientes (sintéticos) en la calle Industria y sus inmediaciones, los investigadores establecieron en la zona un dispositivo al objeto de comprobar la existencia del delito e identificar a las personas que pudieran tener participación en dicha actividad. Como consecuencia de las pesquisas realizadas, comprobaron que al lugar acudían clientes habituales de locales nocturnos de la capital vallisoletana, realizando breves contactos dicho individuo, el cual les entregaba sustancias estupefacientes a cambio de dinero.
Por estas penas, la Fiscalía solicitaba para Rodrigo Fernández una pena de doce años de cárcel y una multa de 400.000 euros (diez por poseer sustancias que causan grave perjuicio contra la salud y otros dos al ser intervenido un machete y una pistola). Petición que ha rebajado hasta los nueve años y dos meses por un «error en la calificación de los hechos». Por su parte, el letrado de la defensa solicita una pena máxima de dos años y tres meses al «quedar demostrado» los atenuantes de drogadicción y dilaciones indebidas, además de impugnar la documental sobre el informe de balística al considerar que no se ha aportado al procedimiento. «Todos los documentos están aportados y no se produce ninguna indefensión. En él se refleja que la pistola se podía usar y podía generar lesiones lesivas», ha añadido el fiscal.
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