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«Y recordad, cuando escribimos una pregunta, hay que poner el signo de interrogación al principio y al final de la frase», dice Carmen Muñoz ... en esta clase de español que, a media mañana, tiene lugar en la sede de Red Íncola, en la calle Olmo. Atentos a la explicación –a esta lección de frases enunciativas, interrogativas y exclamativas– están Oussman y Pape (de Senegal), Morad, Zinab y Souda (de Marruecos), Antonina (de Ucrania), Mourdati (de Indonesia).
Y como ellos, hasta 98 personas que acuden cada semana a unas lecciones de castellano que son clave no solo para fortalecer su integración, sino también para (a la larga) obtener la nacionalidad española.
Durante los últimos diez años, 8.200 personas llegadas de otros países y residentes en Valladolid se han convertido en españoles de pleno derecho. Han cumplido con los requisitos que les exige la administración (certificado de nacimiento, documento que certifique que se está libre de antecedentes penales...) y superado los exámenes pertinentes. Porque hay que demostrar conocimientos en el idioma, pero también en la geografía, las costumbres o la forma de organización política de España.
En Valladolid, hay varias organizaciones que acompañan a los extranjeros en la tramitación de estos expedientes y en la preparación de los exámenes. En Fundación Rondilla, por ejemplo, han tramitado 200 solicitudes durante el último año, explica Carmen Quintero, responsable de la entidad, quien añade que durante los últimos años se ha reducido el tiempo de espera para la resolución de los expedientes. «Ha habido casos en los que han tardado hasta tres años. Y más. Desde la pandemia se han acelerado los plazos y ahora se solventa todo en torno a los diez meses», indica.
Aunque para llegar hasta la presentación de esa solicitud de nacionalidad ha tenido que pasar mucho más tiempo. Para obtener la vinculada con la residencia (es la más habitual –casi el 83,3% de los casos en Valladolid–), hay que demostrar que se vive en España durante diez años «de forma legal, continuada e inmediatamente anterior a la petición». Esto rige para muchos países (por ejemplo, Marruecos), aunque hay otras naciones con las que hay acuerdos que reducen ese plazo a dos años, como Portugal, Filipinas, Andorra o los países de América Latina, que además gozan del beneficio del idioma (por lo que no es necesaria la prueba de español).
«Hay quien ve esta prueba muy difícil y ni siquiera se presenta, pero si van bien preparados, no tendrán dificultades», dice Ghizlane Darkaoi, intérprete de Red Íncola, quien recuerda cómo su padre (un marroquí que vive en Valladolid desde el año 2000) no recibió la nacionalidad española hasta 2022, después de un largo proceso administrativo.
Ese examen del idioma (DELE nivel A2 o superior)está fijado por el Instituto Cervantes y mide las competencias de los aspirantes para leer, escribir y mantener una conversación en español. Murdiati (34 años)se prepara en Red Íncola para afrontar esta prueba. Nacida en Indonesia, llegó a Valladolid en septiembre después de una larga estancia en Barcelona. «Aprender el idioma es fundamental», dice.
Aprovecha cualquier momento para practicar: con sus vecinas, con las familias del colegio de su hija, con la tele, aplicaciones del móvil o youtube. «Lo que peor llevo son tantas formas verbales», cuenta Murdiati. Junto al idioma, hay que superar otra prueba para demostrar conocimientos sobre la cultura española. Una vez aprobadas, se puede optar a la nacionalidad.
Y al conseguirla, se abren la puerta a ciertos derechos:no tiene que renovar la tarjeta de residente cada cierto tiempo, puede favorecer la reagrupación familiar, acceder a oposiciones... «Pero quizá lo más importante es el vínculo emocional. Cuando uno sale de su país de origen, no se acaba de sentir del todo del país en el que vive. Obtener la nacionalidad refuerza ese sentimiento de pertenencia», cuenta Judith Sobrino, abogada y responsable del asesoramiento jurídico en Procomar.
Los datos del Ministerio de Justicia dicen que 8.200 personas recibieron la nacionalidad española en Valladolid durante los últimos diez años. La cifra de expedientes fue muy alta en 2013 (con 2.142 personas)y el ritmo se ralentizó con la crisis y la covid. En los últimos años, se han vuelto a triplicar las resoluciones (de las 312 de 2019 a las 968 de 2022, último datos disponible). Por países de nacimiento, destacan Marruecos (1.811 en esta década), República Dominicana (1.268) y Colombia (1.063). Además, hay 1.345 nacidos en España que han conseguido la nacionalidad (en su mayoría –el 76,4%– son niños, hijos de extranjeros, inmigrantes de segunda generación).
En la provincia residen 50.285 personas nacidas en el extranjero y 36.139 con nacionalidad de otros países.
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