36.000 sexagenarios, rezagados tras recibir la primera dosis de AstraZeneca en abril en Valladolid

Así lo expresa la sexagenaria Lourdes Barba. A ella, nacida en 1961, «le ha pillado en el filo» entre AstraZeneca y Pfizer. Sus hijos de 27 y 29 años, ya están inmunizados frente a la covid por sus respectivos trabajos. Sin embargo, ella aún aguarda la segunda dosis. «La primera dosis me la pusieron el 23 de abril. Me dijeron que tendría que esperar unas 12 semanas, así que calculo que me tocará a mediados de julio, pero no lo sé seguro», comenta esta profesora de universidad recién jubilada.

Entre cábalas y cuentas para intentar averiguar cuando le podría llegar el turno de vacunación, especula sobre la decisión de la sanidad castellanoleonesa de aplicar AstraZeneca a personas de su edad. «Es paradójico que muchos mayores, que somos los que primero deberíamos estar inmunizados, todavía estemos a medias. En mi opinión, esto se debe al reparto que han hecho por franjas de edad», apunta.

Planes de vacunación aparte, Lourdes se muestra muy concienciada con el hecho de inocularse su dosis para poder parar la pandemia. «El beneficio de la vacuna es mucho mayor que el riesgo.La covid es un problema colectivo y lo que nos interesa a todos es que haya el mayor número posible de personas vacunadas. El miedo es inevitable, pero hay que asumirlo», afirma. De esta situación, Lourdes intenta sacar el lado positivo. «Nos toca esperar mientras que otros más jóvenes ya están vacunados del todo. Lo que me consuela es que al menos, mis hijos están vacunados y podemos tener una convivencia normal», asegura.

Pero la demora en completar su pauta de vacunación le coarta a la hora de hacer ciertas cosas que le gustaría. «Mi hijo vive en Alemania. Si estuviéramos vacunados, podríamos ir a verle. Mi marido está en la misma situación que yo. Él tiene 65 años, le vacunaron semanas después que a mi y también sigue esperando para la segunda dosis, que posiblemente le toque en agosto. No nos queda más remedio que tener paciencia», se conforma esta vallisoletana, según informa Laura Negro.

María Concepción Ramírez coincide en su resignación con Lourdes. Pero su enfado con la situación es más notorio. «Sinceramente, no me parece nada bien, me parece bastante mal.Si el primer objetivo que tenían era vacunar de los de mayor a los de menor edad, no comprendo porque ha habido esa franja en la que nos han dejado en tierra de nadie, llamando a gente más joven que ya está inmunizada».

A sus 66 años, no comprende porque se tarda tanto en convocar a las personas de su franja de edad para completar su inmunización. «No sé qué vacuna es mejor, lo que sí sé, es que hay en países donde la AstraZeneca no esperan las 12 semanas para poner la segunda dosis. Las ponen mucho antes, a la semana 9. No entiendo por qué esperan tanto para poner la segunda dosis» destaca.

En realidad, Sacyl se ciñe a las recomendaciones del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. En su pauta de vacunación se indica la administración de por vía intramuscular de dos dosis (de 0,5 ml) separadas entre 10 y 12 semanas (70 a 84 días). Además, se especifica la preferencia para dejar pasar esos tres meses de intervalo y se especifica que lo mínimo, en base a los ensayos clínicos para que la segunda dosis sea válida, es de 21 días. La Agencia Europea del Medicamento coincide en estos plazos y acota la espera entre dosis de 4 a 12 semanas.

Por otra parte, María Concepción expresa un agravio comparativo al exponer casos de gente que conoce. «Conozco gente de cincuenta y pocos años que tienen puestas las dos vacunas y, sin embargo, yo estoy aquí con mis 66 años y todavía sigo sin inmunizar» advierte. Su crispación se torna en preocupación al hablar acerca de la noticia expresada el pasado viernes por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. «Ahora que se va a poder quitarse las mascarillas en exteriores, tengo miedo de quitármela al no estar inmunizada».

Por último, expone el pensamiento de que quizá las cosas habrían ido mejor si se hubiesen hecho de otra manera. «A lo mejor hubiese sido mejor poner a todos la Pfizer. O al menos a los de mí edad, que ya tendríamos todos esa inmunidad. Si hubiesen seguido poniendo la Pfizer como lo estaban haciendo con la gente más mayor que nosotros, no tendría que esperar hasta agosto, que es probablemente cuando me toque acceder a la segunda dosis» subraya María Concepción.

Rosalía Penin y Miguel Ángel Merino también esperan su inmunidad para este verano. A sus 62 años, difieren en su forma de ver esta situación. Rosalía entiende que «a lo mejor se quiere proteger a gente más joven porque son la gente productiva». Pero pese a ello, cree que la utilización de otra vacuna podría haber resuelto la situación actual. «Puede que sea más peligroso haber inoculado AstraZeneca a gente mayor en vez de otro tipo de vacuna con menor distancia entre dosis», opina Rosalía. «Es la gente que tiene más patologías y les puede afectar más gravemente por lo que puede ser más peligroso que haber inyectado otra», finaliza.

Por otro lado, Miguel Ángel prefiere poner el foco en la cantidad de personas vacunadas y el alto ritmo de vacunación. «Me parece que han hecho bien porque cuánta más gente haya mayormente inmunizada mejor será para el conjunto como sociedad» comenta. En su opinión, la decisión de inocular las vacunas de AstraZeneca pese a tener que esperar más para ser inmunizados ha sido la correcta. «Parecer ser que la población más joven se contagia y transmite más el virus. Para mí no es ningún problema que vacunen antes a gente más joven que a nosotros» ,concluye.