Valladolid

2025 apunta a ser otro año en 'blanco' para la eterna reforma del Clínico

El atasco actual de la obra tiene su epicentro en el solar que da a la calle Sanz y Forés, frente al que fue el Hospital Viejo de la Diputación de Valladolid. Allí debería levantarse, ya muy avanzado, el edificio de consultas externas (cuatro plantas y sótano) y la conexión con el ala sur del hospital. Se esperaba la inauguración en 2025. No hay nada, más allá de la valla que puso la empresa adjudicataria y montones de tierra removida en su día. Esta constructora no avanzó con el trabajo, la Junta resolvió el contrato y eso implica unos trámites de liquidación de la adjudicación fallida y nueva licitación que se comerán alrededor de dos años de calendario.

¿Qué se puede hacer con esos casi 2 millones que prevé emplear la Consejería de Sanidad en todo un año en una obra de la magnitud de la del Hospital Clínico? Es el dinero que se calcula suficiente para certificar los trabajos realizados por la empresa, liquidar el expediente y poder volver a licitar el proyecto que en su día fue adjudicado por 24,3 millones de euros. El contrato se firmó el 7 de julio de 2022 y contemplaba 26 meses de plazo para la finalización de la obra. El seguimiento de los trabajos constató, desde el primer momento, la falta de empuje en las tareas. En septiembre de 2023, se había avanzado oficialmente un 1,96% de un plan de obra que fijaba como meta a esa altura del calendario contar con 31,58% del edificio ya construido. La foto de una excavadora en el solar, de junio de 2022, se ha convertido en una instantánea de 'meme', en un chiste con poca fortuna.

La constructora achacaba la ausencia de movimiento en el tajo a que no encontraba «empresas especializadas en el tipo de cimentación especial que debemos ejecutar», según recoge el expediente, y confiaba en octubre, hace ahora un año, en estirar un contrato que ya en noviembre la Dirección General de Infraestructuras de Sacyl planteó finiquitar «de oficio». La contratista se oponía a quedarse sin la obra y planteó una modificación del contrato que no admitió Sanidad, decisión avalada por el Consejo Consultivo de Castilla y León, que concluyó en mayo que la decisión de la Junta se ajustaba a la ley.

Esa resolución del Consultivo es la que abre la puerta al inicio de una nueva licitación del proyecto, con lo que el edificio que albergará las consultas en la vertiente de la calle Sanz y Forés vuelve a la casilla de salida, a 2022, e incrementa la demora de la remodelación de un hospital puntero en asistencia, con servicios que son referencias para otras provincias de Castilla y León, pero con instalaciones y habitaciones que trasladan al personal y a los pacientes a los años de la Transición.

Los datos oficiales que la Consejería de Sanidad facilitó a requerimiento de Grupo Municipal Socialista constatan 16 años de obras, con actividad muy escueta en los últimos ocho, y una inversión real de 89,4 millones de euros hasta 2022. Con ellos se puso en servicio en 2015 la ampliación de acceso por la calle Real de Burgos, con Urgencias, Rehabilitación y Anatomía Patológica, un área de quirófanos y el aparcamiento. La puesta a punto integral del Hospital Clínico parte con un presupuesto total de obra de 120 millones de euros, al que habrá que sumar el equipamiento.

El proyecto que persigue una modernización del coloso hospitalario ha languidecido durante años, con partidas presupuestadas que apenas se han tocado. Es el caso de los 24,6 millones que la Junta reservaba para este ejercicio. La obra, que debería haber estado a pleno rendimiento una vez iniciada para poder concluir en seis años, ha vivido ejercicios con una facturación de mínimos: 590.000 euros de en 2005 o los 955.197 euros reconocidos oficialmente entre 2016 y 2023.

Así las cosas, 2025 apunta a que será un año de movimiento de papel, de actividad burocrática volcada en la licitación, por segunda vez, del edificio de consultas externas. El calendario dará, todo lo más, para el reinicio de los primeros trabajos por parte de la empresa que se haga con el contrato.

Si todo va bien, la adjudicataria tendrá por delante dos años mínimo para culminar la obra. Y luego quedará la última fase, la remodelación de la torre de once plantas que conforma el cogollo principal del edificio y que se destinará prácticamente en exclusiva a la hospitalización. La reforma acabará con uno de los condicionantes que peor llevan los pacientes y que dificulta la atención de los profesionales: las habitaciones con tres camas. Ciudadanos que ingresan para pasar por quirófano y aquellos que llegan desde Urgencias cruzan los dedos para que no les toquen, por lo que suponen de falta de intimidad y hacinamiento.