En los talleres de Leonardo Da Vinci nació la idea. Fue una más. Como la de los primeros bocetos del helicóptero, la de los blindados o la del paracaídas... Y aquel primer esbozo fue adoptado y desarrollado por el navarro Jerónimo Ayanz y Beaumont, para ... que en 1602 el primer traje de buceo fuese probado en las aguas del río Pisuerga y dejar una nueva efeméride en las páginas de la historia.
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Fue un día 2 de agosto –justo hace 420 años– cuando la novedosa indumentaria del recién estrenado siglo XVII se probaba con éxito en la capital del reino de España, para orgullo de Felipe III y todos los que asistieron a tal evento, recogido en el libro 'Valladolid Universal' de Roberto Alonso, y que bebe en buena medida de muchos documentos encontrados en el Archivo de Simancas.
Fue una muestra más de la importancia de Valladolid en ese incipiente Renacimiento en el que España presumía de colonias, de talento y de un imperio «en el que nunca se ponía el sol».
Ayanz diseñó un efectivo traje de buzo, revolucionario para la época, que permitía una prolongada inmersión en las aguas gracias a un novedoso sistema de conductos diferenciados (un tubo para inspirar; otro para espirar), válvulas y fuelles a través de los que se insuflaba el aire y que permitía la inmersión.
El buzo se sumergió a tres metros de profundidad en las aguas del Pisuerga, ante la atenta mirada del rey Felipe III, que poco a poco fue perdiendo el interés. Después de una hora larga de reloj, se procedió a sacar al voluntario y las reseñas apuntan a que el fin de la experiencia subacuática se debió al aburrimiento del monarca, que consideró poco emocionante observar prolongadamente las evoluciones del buzo.
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Hace unos meses, el artista aportó el primer diseño de una escultura que podría ir ubicada en los aledaños del Puente de Isabel La Católica, aunque tampoco se descartan las inmediaciones del Museo de la Ciencia.
El primer diseño de Villa, «demasiado moderno para lo que era el buzo de la época», a juicio de los representantes de la asociación, inicia los trámites para una escultura que, según el artista, podría fundirse en bronce, para la que habría un plazo de trabajo de «unos tres meses»; o en un material sintético con minerales, en cuyo caso la obra estaría finalizada «en algo menos de tiempo», apunta Juan Villa. «Es un trabajo muy chulo, y es un hecho que sí que estaría bien recordar para la ciudad y para los vallisoletanos», añade el escultor, quien espera que los trabajos puedan «reactivarse» en septiembre tras el periodo vacacional.
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Por su parte, el Consistorio, que de momento recuerda la efeméride con un mural debajo del Puente del Poniente, aprobó el pasado 5 de octubre la financiación para el desarrollo de un «elemento escultórico que recuerde la primera inmersión mundial que se produjo en el Pisuerga».
La moción en el Pleno contó con el apoyo de todos los grupos municipales, y desde el Equipo de Gobierno se está a la espera de la propuesta de los Amigos del Pisuerga para «buscar la ubicación y elegir la estatua».
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