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M. e. G.
Jueves, 4 de agosto 2022, 00:01
Durante el verano, como es natural, la piel pasa más horas expuesta al sol. Además, la intensidad de este es mayor que el resto del año, por eso, hay que tener en cuenta más que nunca que existen determinados tipos de medicamentos que pueden provocar ... fotosensibilidad. Esta fotosensibilidad se puede manifestar en la piel o en los ojos por la interacción de alguno de los componentes con los rayos ultravioleta bien de manera natural (con el sol) o articficial (como el láser que se utiliza para la depilación).
Las reacciones pueden ser de dos tipos: de fototoxicidad o fotoalergia.
Se trata de la más frecuente de las dos. Se produce cuando alguna sustancia fotosensibilizante de las que se compone el medicamento se activa con los rayos ultravioleta e introce esa radiación ultra en la piel y provoca daño cecular. Las lesiones que manifesta son:
Eritema (enrojecimiento de la piel parecido al de una quemadura solar grave).
Edema.
Vesículas.
Ampollas.
Descamación.
Hiperpigmentación.
Este tipo de lesiones se manifiestan muy rápido, desde unos treinta minutos a unas horas y tarda en desaparecer de dos a siete días desde que se deja de consumir el medicamento. La duración de las heridas depende de la cantidad de elemento fotosensibilizante consumida y de la radiación solar.
Las reacciones fotoalérgicas son mucho menos frecuentes que las fototóxicas ya que no dependen ni de la cantidad de componente fotosensibilizante ni de la exposición solar. Se trata de una reacción alérgica que puede tardar en aparecer hasta catorce días.
Se producen cuando el ingrediente fotosensible se activa con la radiación ultravioleta y lo transforma en otra sustancia que provoca alergia al usuario cuando interacciona con las proteínas de la piel. Esta es una de las razones por las que puede tardar en aparecer porque el cuerpo lo confunde con un antígeno dañino y el organismo responde con inflamación al igual que lo hace con otras alertas mucho más habituales como al polen.
Erupciones que suelen aparecer primero en la zona expuesta a la radiación, pero que luego se pueden ir extendiendo a zonas no expuestas.
Eritema.
Lesiones vesiculo-ampollosas.
Aunque lo más frecuente es que la reacción se manifieste en forma de dermatitis y eczema de picor intenso que acaba generando una piel gruesa en las zonas expuestas al sol. Aun cuando se interrumpa el uso de la sustancia fotosensibilizante, un porcentaje considerable de personas (5-10%) acabarán sufriendo de fotoalergia de manera permanente.
En el caso de una reacción foto alérgica hay que tener en cuenta se pueden dar reacciones cruzadas. Si en un momento dado un tipo de medicamento con un determinado ingrediente ha provocado esta respuesta es muy probable que otro fármaco con una composición similar vuelva a activar la respuesta alérgica.
Es importante que este tipo de fotosensibilidad la pueden provocar también aceites esenciales, colorantes o blanqueadores. A parte de esa indicación la lista de ingredientes fotosensibles es muy variada. Los hay que tienen que ver con el tratamiento del acné o antibióticos y hasta antidepresivos. De hecho, un antiinflamatorio como el ibuprofeno puede provocar una respuesta negativa a los rayos ultravioleta. Por eso, desde la OCU recomiendan que siempre se consulte al farmecéutico y leer el prospecto para poder identificar las reacciones adversas.
En algunos se puede encontrar este símbolo (aunque no es obligatorio). Esto significa que se trata de un medicamento no fotosensibilizante.
En principio es difícil de identificar si se trata de una reacción fotosensible o fotoalérgica ya que sus síntomas son similares y se pueden dar ambos casos al mismo tiempo. Lo más habitual es que el tipo de lesión tenga que ver con la vía de administración. La reacción fototóxica se suele dar si la administración es oral o inyectada mientras que la fotoalérgica se da en casos de uso tópico, aunque ni siquiera así existiría la certeza.
Siempre que se encuentre bajo un tratamiento con un medicamento fotosensibilizante se debe extremar la precaución evitando la exposición solar y usando protección. Por supuesto, si se debe empezar un tratamiento durante el verano lo mejor es consultar al médico o al farmaceútico.
Más vida sana
Si ya se ha sufrido una reacción adversa lo primero sería acudir al médico para interrumpir el tratamiento bajo su prescripción. Sin embargo, si no fuera posible se debe reducir la cantidad de medicamento ingerida y llevar a cabo el tratamiento por la noche. Por supuesto, es imprescindible evitar el sol durante las horas de más luz, usar ropa que protega el cuerpo y gafas de sol que protejan de la radiación. Aunque se interrumpa el tratamiento todas estas medidas deben continuar el tiempo que tarde en eliminar el medicamento del organismo que puede ser desde unas horas hasta semanas. Los tratamientos disponibles tan solo alivian los síntomas y dependen del tipo de reacción: fototóxica o fotoalérgica.
Aplicación de compresas húmedas y frías.
Lociones hidratantes.
Aplicación de corticoides en crema.
Antiinflamatorios no esteroideos vía oral.
Uso de antihistamínicos orales.
Y en los casos más graves administración de corticoides mediante inyección.
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