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Las pastillas anticonceptivas son uno de los métodos más utilizados en el mundo, solamente en España la consumen más de dos millones de mujeres. Su principal objetivo es evitar el embarazo, pero los beneficios e inconvenientes son múltiples.
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La mayoría de las píldoras que ... se recetan son la mezcla de dos hormonas: los estrógenos, que son los encargados del efecto anticonceptivo, y los progestágenos, cuya función es mantener el ciclo de la menstruación regular. Existen diferentes maneras de administrar las pastillas:
La más habitual es la caja de 28 pastillas, 21 con hormonas y 7 de placebo. Se toman las primeras todos los días hasta finalizarlas y durante la ingesta de las segundas es cuando aparece el ciclo menstrual. Al día se comienza otro envase.
Otra opción son las cajas de 21 pastillas, que se consumen diariamente y posteriormente se descansa 7 días, que es cuando aparece la menstruación. Al octavo día se empieza de nuevo.
Y, por último, las cajas de 28 pastillas, 24 con homonas y 4 de placebo, que tienen el mismo formato que las primeras.
Para comenzar a tomar las pastillas anticonceptivas, el primer día de menstrución se empieza una caja y se sigue con una pastilla al día, es recomendable hacerlo siempre a la misma hora, hasta finalizarla. Su efectividad se observa desde el primer día, pero siempre y cuando se tome correctamente. En caso de olvido, hay un periodo de margen de 12 horas, en el que se debe tomar inmediatamente y seguir con el tratamiento normal. En cambio, si transcurre más de media jornada, se debe ingerir a la mayor brevedad -si se junta con la siguiente toma, tomar dos pastillas- y seguir con la rutina normal, pero hay que tener en cuenta que se reduce su efectividad durante los siete días siguientes. En caso de necesitar un tratamiento paralelo, de antibiotico o no, es conveniente consultar con un profesional.
Las mujeres que deben guardar reposo durante un tiempo determinado.
Las mujeres con sobrepeso.
Aquellas fumadoras mayores de 35 años.
Mujeres que tienen antecedentes familiares de coagulación de sangre, infarto o derrame cerebral.
La principal ventajas por la que se utiliza este tipo de pastillas es por su alta efectividad para evitar embarazos, 99% de probabilidades de barrera, si se toman correctamente. Aunque existen otros muchos beneficios menos conocidos:
Pueden reducir el acné y mejorar la piel.
No afectan a la posibilidad de embarazo tras el cese del tratamiento.
Ayudan a disminuir los síntomas de la menstruación, como el sangrado abundante o los dolores.
Reducen el riesgo de padecer cáncer de ovario.
Riesgo de coágulos de sangre.
Aumento del riesgo de padecer algunas enfermedades cardiovasculares, en caso de ser fumadora.
Problemas cerebrovasculares.
Mayor riesgo de cáncer de mama y de cuello uterino.
A la hora de mantener relaciones sexuales, no previenen las enfermedades de transmisión sexual, como el VIH.
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