Los meses de verano son la excepción del año: no hay horarios, las rutinas se disipan y la alimentación en ocasiones se descuida. Comemos más veces fuera y tomamos otro tipo de alimentos, y eso hace que los productos en casa estén más tiempo del ... habitual expuesto. Además, las altas temperaturas propias de la época estival favorecen la aparición de microorganismos que estropean los alimentos, por ello, cualquier precaución es poca. De hecho, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en verano tiramos a la basura hasta un 36% más de platos cocinados que en otoño e invierno. Para hacer efectivo el lema 'aquí no se tira nada', te proponemos algunos consejos para evitar el desperdicio de comida.
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Los alimentos que hayas cocinado y que tengas previsto comer en los próximos días deben estar siempre en la nevera. Una vez se haya cocinado y cuando deje de quemar, si no se va a consumir en las próximas dos horas irá al frigorífico. Lo ideal es meterlos en envases herméticos como tuppers o fiambreras para evitar que transmitan olores al resto de alimentos. Si no sabes exactamente cuándo los comerás, opta por congelarlos y así evitarás riesgos, pueden durar hasta tres meses en buen estado dentro del congelador.
Por tanto, la comida cocinada nunca debe dejarse fuera de la nevera si se pretende recalentar y comer más tarde. Las sobras siempre deben guardarse tapadas y en recipientes aptos para conservarlas. Una vez en la nevera, los guisos pueden permanecer hasta cuatro días mientras que los pescados, mariscos o la tortilla de patata aguantan solo dos días.
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Rebeca Alonso
Los alimentos frescos son más complicados de conservar. Las frutas, por ejemplo, puedes dejarlas fuera de la nevera pero en un lugar fresco. Lo mejor es comprar poca cantidad para que esté menos tiempo expuesta y evitar que se estropee. En el caso de la sandía y el melón son frutas que aguantan muy bien dentro del frigorífico. Sin embargo, el plátano aguanta peor esas bajas temperaturas así que un truco para poder mantenerlo dentro de la nevera y que no se quede negro es meterlo en una bolsa junto con medio limón, que eliminará la oxidación que provoca ese color oscuro en la pieza.
La carne, en cambio, debe estar refrigerada en todo momento y solo la sacaremos fuera media hora antes de consumirla. Si prevés comerla en un par de días, puedes dejarla en la nevera manteniéndolas envueltas con papel film pero si por el contrario no sabes cuándo lo consumirás lo mejor es congelarlo y envolverlo en papel de aluminio o en bolsas de congelación para aislarlo del frío directo. Mismas directrices para el pescado que también deben conservarse siempre en frío.
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Los huevos, aunque los compres a temperatura ambiente en la tienda, deben guardarse dentro de la nevera para evitar riesgos como la salmonella y otras bacterias peligrosas. Las patatas, las cebollas, los ajos y este tipo de hortalizas están mejor fuera de la nevera, preferiblemente en un lugar oscuro. Para retrasar su maduración, un truco es meterlas en un saco junto con una o dos manzanas. Los tomates, por su parte, también tienen su propio truco y es comprarlos antes de que estén maduros y conservarlos con el tallo boca abajo para que maduren más despacio.
Guarda las sobras: Después de comer, las sobremesas se pueden alargar y con altas temperaturas, puede ser un foco de desperdicio.
Tipo de recipiente: los mejores recipientes para guardar los alimentos son los de vidrio o plástico herméticos. Si sales al campo o a la playa, lleva la comida en recipientes limpios y herméticamente cerrados.
Evita la contaminación cruzada: Las tablas, platos o cubiertos que hayas usado en la manipulación de alimentos crudos no los utilices con los cocinados sin haberlos lavado previamente. Igualmente, lo mejor es separar los alimentos crudos de los cocinados a la hora de almacenarlos para evitar la contaminación cruzada
Revisa los alimentos: De vez en cuando presta atención a los alimentos que están en la nevera y pon lo que tenga próxima la fecha de caducidad o de consumo preferente más a mano.
Orden en el frigorífico: Carnes, pescados y platos preparados en la zona más fría mientras que las verduras y frutas quedarán en la más templada.
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