El consumo de antibióticos se encuentra muy generalizado entre la población, pero puede causar efectos secundarios importantes. Introducir algunos alimentos en la dieta durante el periodo de tratamiento y en los días posteriores puede favorecer que éstos se reduzcan. Los antibióticos ayudan a eliminar las bacterias malas que están causando la enfermedad, pero también inciden en la destrucción de las bacterias buenas que protegen al organismo.
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Los productos fermentados, como el kéfir o el yogur, y los vegetales verdes fomentan la protección del sistema digestivo ante la ingesta de antibióticos. Los probióticos, entre los que se encuentran yogur, kéfir, quesos frescos fermentados, miso, chucrut..., ayudan a prevenir la diarrea, por lo que son beneficiosos durante los tratamientos, ya que es uno de los principales efectos secundarios de los antibióticos. Por su parte, las coles y los alimentos ricos en vitamina K también resultan imprescindibles, porque intervienen en la coagulación de la sangre y en la producción de la osteocalcina, proteina más abundante de los huesos.
Además de una buena alimentación durante los tratamientos con antibióticos, conviene realizar un buen uso de ellos para que no pierdan la eficacia y aumente la resistencia a las bacterias. El consumo global de este tipo de medicamentos se ha reducido un 32,4% de 2014 a 2020 según un informe del Plan Nacional Frente a la Resistencia a los Antibióticos, pero sigue siendo un gran reto para la salud pública y los expertos prevén que el número de fallecimientos por la resistencia a los antibióticos ascienda hasta los 10 millones en todo el mundo.
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Pese a la reducción en el consumo global de antibióticos, según un informe del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, mueren cada año más de 35.000 personas a causa de infecciones resistentes a los antimicrobianos. Además, en Europa fallecen 100 personas al día por esta causa, una cifra mayor a la provocada por la gripe, la tuberculosis y el sida juntos.
No automedicarse.
No utilizarlos para curar catarros y gripes.
Acudir al médico, no al farmaceútico.
No dar antibiótico a los niños sin receta médica.
Seguir la indicaciones del médico.
Cumplir los horarios de las tomas.
Completar el tiempo del tratamiento pese a sentir una mejora.
No guardar ni tomar antibióticos después del tratamiento.
Seguir el calendario de vacunación.
No comprar antibióticos para mascota sin preinscripción.
Salvador Macip, experto de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC, advierte sobre las posibles consecuencias del abuso de los antibióticos: generan resistencia, se reduce su eficacia y provoca que las farmaceúticas no inviertan en nuevos antibióticos.
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