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Comprar un coche en el mercado de segunda mano puede ser una excelente opción para ahorrar dinero, pero también conlleva ciertos riesgos. Aunque no es muy frecuente, algunos vendedores pueden recurrir a la práctica poco ética (además de ilegal) de manipular el kilometraje.
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Ignacio Repilado
Ignacio Repilado
Esto puede llevar a que los compradores adquieran un coche con muchos más kilómetros recorridos de los que el marcador indica, lo cual no solo afecta al valor del vehículo, sino también a su rendimiento y seguridad. Pero, ¿cómo pueden los compradores comprobar si los kilómetros marcados por el automóvil son reales o manipulados?
Se trata de una operación crucial antes de adquirir un vehículo de segunda mano. Revisar al detalle el historial completo de mantenimiento y servicio del coche, verificando en este documento cualquier reparación importante que haya sufrido el coche, así como los detalles de las últimas ITV realizada y, específicamente, los kilómetros que siempre se registran en cada visita al taller.
Ante esto, si hay discrepancias significativas entre el kilometraje registrado en el odómetro y los registros de servicio, supondrá una clara señal de alerta, tal y como indican en el blog 'Motor Mapfre'.
En la actualidad, existen diferentes compañías que pueden emitir informes muy detallados sobre el historial de un vehículo, aportando datos como el kilometraje y la evolución de éste. Estos informes recopilan datos de fuentes muy variadas y de registros de propiedad, servicio, inspecciones técnicas, etc. De esta forma pueden aportar interesantes discrepancias informativas en los kilometrajes registrados en el vehículo.
Antes de acordar la compra de un automóvil usado, otra opción es someter el vehículo que se pretende adquirir a una inspección profesional detallada por parte de un mecánico experto de confianza o a través de un servicio técnico independiente (con el acuerdo del vendedor, por supuesto). Solo este tipo de profesionales pueden evaluar con certeza el estado general del vehículo, detectar posibles manipulaciones en el odómetro e incluso revisar problemas ocultos que pudiera haber.
La inspección del aspecto del automóvil y algunos de sus componentes puede ser de gran valor, a modo de complemento, ya que no todos cuentan con un ojo entrenado capaz de detectar pruebas que delaten un uso del automóvil superior al declarado. Puede haber señales claras de desgaste en componentes que se pueden considerar clave, como el volante, los asientos, los pedales o la palanca de cambios, según detallan desde el blog de la aseguradora.
Por supuesto, la transparencia y la honestidad del vendedor son fundamentales en toda la transacción, pero el comprador debe estar alerta a cualquier indicio de manipulación en el odómetro, y en caso de dudas, retirarse de la operación o negociar un precio justo que refleje la situación real del kilometraje, tomando así las precauciones necesarias para minimizar los riesgos de fraude al adquirir un vehículo de segunda mano.
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