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No hay nadie a quien se le resista. En toda fiesta de pueblo español está presente. Se trata de una alternativa económica sin la necesidad de que la billetera se eche a temblar. Hablamos del calimocho.
Ya es tradición llegar a las fiestas de tu pueblo y amarrar un vaso de esta bebida que se ha coronado como la reina de las verbenas. En vasos pequeños, o más grandes como cachis, su presencia ameniza la velada. Alejarse de las bebidas alcohólicas blancas para refugiarse en el calimocho es siempre bien acogido. Incluso es habitual que esté presente en algunos juegos colectivos.
Pero, ¿qué es el calimocho? Su receta es de lo más sencilla. Solo hace falta vino tinto, refresco de cola y hielos para garantizar que la mezcla esté fresca. Antiguamente se le conocía como la bebida del pobre o el cubalitro del pobre, ya que se elaboraba con los ingredientes más económicos disponibles. Y así ha seguido hasta nuestros días.
Aunque la mezcla de cola y vino ya existía en España en los años veinte del siglo XX, se trataba de una bebida minoritaria que apenas era consumida en los establecimientos. Por ello, para conocer el origen de esta bebida cuyo éxito aún perdura, hay que rebobinar hasta 1972, cuando los 22 componentes de la cuadrilla 'Antzarrak' de Guecho, responsables de la organización de las fiestas de San Nicolás del Puerto Viejo de Algorta (Vizcaya), cayeron en la cuenta de que les habían picado los 2.000 litros de vino que habían adquirido. Se les ocurrió mezclarlo con refresco de cola para enmascarar «su sabor a petróleo», como publica El Correo, que recoge cómo estos días se ha rendido homenaje a los integrantes de la cuadrilla que puso el calimocho de moda hace justo ahora 50 años.
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El vino se les picó como resultado de una serie de malas decisiones. En primer lugar, se decidió embotellar el vino en recipientes de plástico. El segundo error fue dejarlo sin ningún tipo de refrigeración en pleno agosto con temperaturas igual de tórridas que las actuales. Sin embargo, lo que pudo acabar en tragedia se acabó convirtiendo en una hazaña propia de los libros de aventuras. Un gerente de Coca-Cola se convirtió en salvador al enviar un camión en el último instante. La mezcla se realizó en una bañera, algo que era habitual en la España de la segunda década del siglo XX.
El novedoso cóctel fue bautizado como 'kalimotxo', una combinación entre los nombres de dos componentes de la cuadrilla, apodados Kalimero y Motxo (feo en euskera). Contra todo pronóstico, la mezcla fue gratamente acogida por el público. Fue tal el fervor en las fiestas que los 4.000 litros de la nueva bebida de moda se agotaron. Desde entonces en cada fiesta patronal no puede faltar este brebaje mágico que poco a poco se fue extendiendo por las zonas del País Vasco y Pamplona. Años más tarde se dio a conocer en España. Ahora no hace falta ningún tipo de explicaciones para saber qué es el calimocho, una bebida que se ha integrado en nuestras vidas y que nos evoca a las fiestas de los municipios donde hemos pasado la infancia.
La palabra castellanizada calimocho ocupa un lugar privilegiado en la XXII Edición del diccionario de la Real Academia Española. En 2001 se reconoció el vocablo con la siguiente definición: «bebida que consiste en una mezcla de vino tinto y refresco de cola».
Fuera del panorama español, una empresa americana dirigida por jóvenes emprendedores norteamericanos comercializa 'Motxo'. Tal y como señala la compañía, esta bebida se presenta en un botellín similar al de la cerveza «inspirado en el kalimotxo del País Vasco español. Durante décadas, los vascos han estado mezclando su vino con cola, levantando sus copas ante la innegable belleza de está vida». Su propuesta entró en el grupo de semifinalistas de la Northwestern University 's Venture Challenge 2015.
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