![Productos light y sin azúcar, no tan buenos como parecen](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202111/08/media/cortadas/azucar-kCYC-U1501080935569Lm-1248x770@El%20Norte.jpg)
![Productos light y sin azúcar, no tan buenos como parecen](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202111/08/media/cortadas/azucar-kCYC-U1501080935569Lm-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Los supermercados se han llenado estos últimos años de etiquetas llamativas, con exclamaciones coloridas que llaman a consumir productos 'light' o sin azúcar. Muchas veces se cae en este engaño y se adquiere un producto que tampoco es una opción interesante desde un punto de vista nutricional saludable. Ante estos casos es imprescindible atender a la información recogida en el etiquetado del alimento para conocer sus ingredientes y valores nutricionales.
Primero debemos conocer la terminología implicada. Solo puede denominarse como 'light' a los alimentos que reduzcan el contenido de uno o más nutrientes en un 30% en comparación con su versión normal. Bajo en calorías o bajo en valor energético se refiere a aquellos que no tengan más de 40 kcal por cada cien gramos, si es sólido, o de 20 kcal por cada cien mililitros, en líquidos. Sin calorías, aquellos comestibles con menos de cuatro kcal por cada cien mililitros. Cabe destacar que las calorías no tienen que ser el primer foco de atención a la hora de escoger un alimento y que un bajo nivel no siempre supone que un producto sea más saludable.
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Como se ha visto, este término habla a la reducción de un determinado nutriente y no a la calidad alimentaria. Muchas veces se utiliza para intentar reformar productos que, de otra forma, no se consumirían. Este puede ser el caso de algunos snacks, que se venden bajo esta premisa e incluyen altos niveles de ingredientes como sal o azúcar. Este últmo además puede estar disfrazado en otros ingredientes como miel, jarabe de fructosa o zumo de alguna fruta. Así, estos productos funcionan como una balanza, donde el reducir un nutriente hace que otro perjudicial incremente. Otro claro ejemplo son las salsas.
En el etiquetado de un alimento debemos saber diferenciar entre azúcares naturales y presentes en un producto y otros libres, es decir, añadidos. Por ejemplo, la leche. En los ingredientes no aparecerá el azúcar, pero en los valores nutricionales sí estará representado que hay cierto nivel de azúcar. Al no aparecer en los ingredientes, estos son naturales y están presentes de por sí en el alimento; no debería preocuparnos. Cabe recordar que este ingrediente también se puede esconder bajo otros nombres como jarabe de glucosa o fructosa, miel o dextrosa.
Los edulcorantes son una especie de engaño a nuestros reguladores bioquímicos. Estos mandan una señal al cerebro sobre que estamos comiendo un alimento dulce y calórico, pero estas calorías no aparecen en ninguna parte. Por todo ello, debemos poner en duda aquellos mensajes que lanzan estas empresas y atender al etiquetado de sus productos.
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