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No se puede negar que es uno de los datos más curiosos y que más suele gustar a los visitantes de la bodega. El origen de la expresión 'joder la marrana' está basado una estructura de maderas, conocido como el castillo, que sirve para repartir el peso de la viga al prensar la uva. Esta estructura está compuesta por tablones de madera, vulgarmente conocidos como marranos o marranas.
Estos listones se van colocando unos encima de otros, hasta que el espacio se va reduciendo y la última pieza, que tiene que encajar justo debajo de la viga, no tiene apenas espacio, por lo que se metía a base de golpear con un mazo. La fricción generaba un chirrido y un olor a quemado que recordaba a la matanza del cerdo. De ahí el nombre de los listones.
La bodega de El Norte
La primera parte de la expresión 'joder la marrana' significa eso mismo romper ese tablón, el que se coloca más arriba. Esto sucedía cuando se ponía en marcha la viga del lagar, que pesa una tonelada y media y su primer punto de apoyo es un marrano de unos 20 o 30 kilos. Si el listón estaba mal colocado o con el tiempo, la marrana se rompía y tenían que volver a montar el castillo y golpear para meter otra. Lo que suponía tiempo de trabajo y bastante fuerza bruta, por lo que realmente era un fastidio.
Esta explicación de la expresión 'joder la marrana' es una de las curiosidades que cuenta Jesús Pilar Sobejano, técnico de Turismo de Cigales, en las visitas guiadas a una de las bodegas subterráneas cigaleñas del siglo XVI. Este subterráneo, que aprovechan para difundir la cultura de la zona, tiene documentación de la primera vendimia de 1585 y la última añada que se hizo es de 2006. «Este es uno de los motivos por lo que está en perfecto estado de conservación», asegura Jesús Pilar.
«Cigales está en una zona hundida, porque hace miles de millones de años era un lago», explica el técnico, que es uno de los motivos por los que el terreno es muy fértil para la viticultura. Además, al ser una zona hundida, no cuentan con terreno adecuado para poder excavar y hacer las bodegas, pero lo construyen. Excavan en profundidad y la tierra que extraen es la que está en la parte superior de las bodegas.
En la bodega destaca la viga del lagar, de 18 metros y más de una tonelada y media de peso. Es de una variedad de olmo conocida como negrillo, que se traía de la cornisa cantábrica. Lo que hacía que durante siglos, había un intercambio de productos, de vinos claretes por maderas. «No solamente para las vigas de los lagares, sino también de esos famosos claretes de Cigales, que conocemos de siglos atrás, muchos de ellos envejecían en barrica de madera de castaño de tres a cinco años».
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