¿Existen las motos diésel?

Aunque ya no cuenten con un papel en ventas tan destacado como el de hace unos años, los automóviles diésel siguen ocupando una buena parte del mercado español. Sin embargo, ¿existen las motos con este tipo de motores?

Puede que esta incógnita sea común en los aficionados de las dos ruedas, especialmente teniendo en cuenta el protagonismo de estos motores en los automóviles. Y lo cierto es que, efectivamente, se han llegado a fabricar motocicletas con propulsión diésel, aunque no llegaron a triunfar.

Tal y como especifican en el blog 'Motor Mapfre', «en una motocicleta es necesario mantener una buena relación entre peso y potencia, de manera que el resultado sea suficientemente dinámico y operativo, y en las motos diésel esta relación nunca se consiguió». «Una moto con propulsión a gasoil, sin duda, da una agilidad en su movilidad muy inferior a la que ofrece un motor de gasolina, ya que aporta un mayor peso además de vibraciones y ruidos muy superiores».

Además, la mecánica del diésel -más delicada que la de los motores de gasolina- afectaba al mantenimiento de forma notable, sobre todo con un uso y arranques más frecuentes típicos de las motocicletas. Por otro lado, la relación peso-potencia en las motos de gasoil, en cierto modo, «arruinaba la teórica reducción de consumo», propia de los vehículos de dos ruedas.

Si bien hace algunos años el precio del gasoil era bastante más bajo que el de la gasolina, actualmente la situación ha cambiado, por lo que la inicial ventaja de reducción de gastos es ahora inexistente. De acuerdo con el 'blog' de la aseguradora «con la finalidad de amortizar un precio de compra, que en el caso de motorización diésel para moto sería mayor (fundamentalmente debido a la necesidad de importantes inversiones de los fabricantes para conseguir motores innovadores), sería necesario realizar un número de kilómetros más elevado», algo complicado teniendo en cuenta el uso de la mayoría de las motos.

Además, para circular correctamente en moto, es necesario calentar el motor lo suficiente antes de emprender la marcha. Si a esto se le suma que, en caso de un motor diésel se precisa bastante más tiempo para alcanzar la temperatura de funcionamiento adecuada, «una motorización diésel no aporta nada más que inconvenientes en este sentido, ya que incrementaría notablemente la posibilidad de generar problemas de mantenimiento a largo plazo».

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