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Todo lo que debes saber sobre los neumáticos para coches eléctricos
DGT

Todo lo que debes saber sobre los neumáticos para coches eléctricos

Este tipo de vehículos tienen una serie de características especiales que hay que contemplar y valorar a la hora de su compra y mantenimiento

Diego Fernández

Valladolid

Lunes, 20 de noviembre 2023, 12:59

Los vehículos eléctricos ya no son cosa del futuro. Cada vez es más habitual verlos en las carreteras y habrá que acostumbrarse a ellos, pues el Parlamento Europeo ya acordó en junio de 2022 prohibir la venta de nuevos coches con motor de combustión (gasolina o diésel) a partir de 2035. Aunque en España son aún una minoría, cada vez se venden más coches 100% eléctricos lo que significa que hay que comenzar a estudiar sus características, ya que cuentan con piezas especiales que hay que contemplar y valorar a la hora de su compra y mantenimiento.

Muchos usuarios que piensan en hacerse con un vehículo eléctrico se preguntarán cuáles son las diferencias más notables con aquellos que son de combustión. Una de las primeras cosas que se debe tener en cuenta en este aspecto es el peso de los eléctricos, ya que es mucho mayor que los de combustión.

El incremento de peso de un coche eléctrico es de un 30% más respecto a uno de combustión

Esto se debe a que las baterías son muy pesadas, lo que supone un importante aumento de carga para los neumáticos. Como consecuencia, esta mayor carga genera una mayor inercia debido al aumento de la masa en movimiento, lo que implica una mayor distancia de frenado.

¿Cómo afecta el peso a las ruedas?

Para que este recorrido de frenado no se alargue en exceso y ponga en peligro al conductor y pasajeros, se debe prestar especial atención en el agarre del neumático y, en general, en las características de las cuatro ruedas en vehículos eléctricos, ya que son muy diferentes a las que estamos acostumbrados a ver en carretera. En este caso, un mejor agarre y una mayor carga implican que su estructura deba ser reforzada considerablemente para aguantar toda esta demanda. Además, también el compuesto de la goma es diferente, ya que debe proporcionar la máxima robustez, lo que significa que a nivel estético también se aprecian notables cambios.

La ausencia de ruido, otro problema para los fabricantes de neumáticos

Si algo llama la atención de los vehículos eléctricos es la ausencia de ruido, pues apenas podemos escucharlos a menos que estemos junto a ellos. Sin embargo, esta novedad supone un problema para los fabricantes de neumáticos. De hecho, la DGT (Dirección General de Tráfico) asegura que el 70% del sonido generado por un automóvil eléctrico procede de la rodadura y no del motor.

Por ende, los fabricantes trabajan en compuestos y dibujos de neumáticos lo más silenciosos posibles para intentar no contribuir al aumento de ruido cuando un eléctrico circula y que la experiencia de conducción siga siendo todo lo agradable y silenciosa que un turismo de este tipo puede proporcionar.

Resistencia de los neumáticos

Además de proporcionar un buen agarre, los neumáticos deben emplear una energía lo más baja posible para que sigan rodando, lo que supone otro problema a la hora de su fabricación. Por este motivo, los materiales utilizados en el compuesto de la goma deben ser de baja resistencia, ya que las rudas para coches eléctricos deben reducir la pérdida de energía en su rodadura. Deben fabricarse de forma que al rodar, consuman la menor cantidad de energía posible.

¿Cuándo deben cambiarse estos neumáticos?

Al igual que con los vehículos de combustión, los neumáticos para coches eléctricos deberán cambiarse teniendo en cuenta diferentes factores. El primero de ellos y más importante está relacionado con la profundidad del dibujo de la banda de rodadura, que debe vigilarse cada cierto tiempo ya que cuando sea menor del límite legal (1,6 milímetros) es el primer y evidente signo de que hay que proceder a su sustitución. A la hora de establecer un periodo de tiempo, la DGT recomienda cambiarlos cada diez años a pesar de que el dibujo tenga una profundidad más que suficiente y no llegue al límite legal.

Dicho esto, también hay que tener en cuenta que estas ruedas sufren más ya que deben soportar más peso, razón por la que es conveniente revisarlos cada 40.000 o 50.000 kilómetros y proceder a su cambio a menos que su fabricante indique lo contrario.

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