Los vehículos híbridos funcionan gracias a la incorporación de dos motores diferentes: uno de combustible (diésel o gasolina) y otro eléctrico, por lo que representan el paso intermedio hacia la electrificación y descarbonización total del parque automovilístico. Estos vehículos consumen menos combustible y emiten menos contaminantes, además permiten que los conductores no dependan únicamente de las baterías para moverse mientras crecen los puntos de carga.
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La batería de los vehículos híbridos es independiente de las baterías habituales que tienen los coches de combustión y generalmente están compuestas de iones de litio o polímero de litio. Los híbridos ligeros requieren una batería menor a 0,5 kilovatios hora, los híbridos en serie exigen una con capacidad superior a 1 kilovatio hora y, por último, los enchufables necesitan baterías en torno a los 12 o 13 kilovatios hora.
En todos los casos, las baterías se recargan gracias al motor de combustión y al frenado regenerativo. Asimismo, los enchufables se pueden recargar en la red eléctrica.
Este tipo de vehículo híbrido es el más sencillo y el que tiene un coste menor. Se compone de un motor de combustible, que mueve las ruedas, y de uno de arranque-generador, que asiste al primero normalmente al acelerar para reducir su carga de trabajo. Además, se encarga de alimentar algunos sistemas periféricos del vehículo para reducir los consumos y la expulsión de emisiones.
La diferencia entre este y el resto de los tipo es que no permite desplazarse únicamente en modo eléctrico, aunque el motor eléctrico se encargue de propulsar el coche para iniciar la marcha o para realizar maniobras de aparcamiento.
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Diego Fernández
En este tipo de vehículo híbridos, el motor eléctrico es el que está conectado a las ruedas y, por tanto, el que se encarga de propulsar al coche. Asimismo, el motor de combustión únicamente se enciende para alimentar el generador que se encarga de recargar la batería y se desconecta cuando está al 100%.
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Los dos motores se encargan de propulsar el vehículo y pueden hacerlo de manera individual o al mismo tiempo. Cuando trabajan de manera conjunta, ofrecen un mayor rendimiento y un consumo menor. Generalmente, el motor eléctrico funciona para arrancar, en velocidades bajas y en terrenos muy favorables; aunque ya existen modelos que incluyen un segundo motor eléctrico a modo de generador. La batería se recarga en marcha gracias al motor de combustible y al frenado regenerativo.
Ambos motores, el de combustible y el eléctrico, pueden funcionar por separado o de manera conjunta. El motor eléctrico se alimenta de una batería que se recarga enchufada a la red eléctrica, con corriente continua. Los híbridos enchufables ofrecen una autonomía de al menos 42 kilómetros, aunque algunos modelos homologan más de 110 kilómetros. La mayoría ofrecen un sistema de recarga en marcha de hasta el 80% de su capacidad, pero esto aumenta el gasto de combustible entre un 20 y un 30%. Además, su modo 'save' permite conservar un porcentaje de la batería para utilizar el motor eléctrico cuando el conductor desee.
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