Amaia Montero nunca se desvinculó del todo de La Oreja de Van Gogh

La Oreja de Van Gogh SL o LOVG Ediciones Sociedad Limitada, con sede en Alameda de Urquijo, es la estructura económica que ha sostenido al grupo desde sus inicios. El lanzamiento al mercado del primer disco del grupo donostiarra fue un pelotazo. 'Dile al sol' salió a la venta el 18 de mayo de 1998 y arrasó con casi un millón de copias vendidas en todo el mundo. Un año después se creó esta empresa, que se mantiene activa y continúa generando ingresos de sus actividades musicales, publicaciones, merchandising y conciertos, según informa El Correo.

Según consta en el Registro Mercantil de Bizkaia, dos de los fundadores de la formación, Pablo Benegas -guitarra y la cara más visible de la formación- y Álvaro Fuentes -el bajo nacido en Getxo-, ejercen como administradores de la mercantil, pero cada uno de los miembros originales del grupo tiene un 20% de la propiedad, incluida Amaia Montero. El guitarrista donostiarra también figura como administrador único de otras dos sociedades creadas en 2006 y en 2008 que se encargan de gestionar todo lo relativo a la actividad de LODVG.

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La Oreja de Van Gogh SL figura inscrita desde el 29 de enero de 1999 con un capital social de 3.000 euros y está dedicada a la «creación, edición, publicación y venta de obras, partituras, composiciones musicales, libros, revistas; la representación, asesoría, organización y dirección de cantantes, grupos musicales y toda clase de artistas», entre otras cosas. A día de hoy, la sociedad sigue en funcionamiento -la última junta general se celebró en junio de este año-. A 31 de diciembre de 2023 contaba con un patrimonio neto de 4 millones de euros.

¿Pero a qué se deben estos lazos empresariales entre Amaia y los cuatro componentes originarios del grupo? Al igual que Pablo Benegas, Álvaro Fuentes, Xabi San Martín y Haritz Garde, la primera vocalista también participó en la composición de algunos de los temas que se convirtieron en auténticos 'hits' en las listas musicales. A pesar de que a partir de 2007, tras su salida, los ha interpretado Leire, la de Irún sigue obteniendo rédito de aquellas canciones por los derechos de autor, los conocidos como 'royalties', aunque para recibirlos no es imprescindible crear una sociedad.

Hasta la marcha de Amaia, el grupo publicó otros tres discos más. El 19 de noviembre de 2007, la entonces cantante de La Oreja de Van Gogh soltó la bomba: confirmaba su salida de la banda. «Todo lo que he vivido con ellos permanecerá por siempre en mi corazón y en mi cabeza pero he sentido que es el momento de comenzar una nueva etapa en mi vida emprendiendo mi carrera en solitario», explicó a los seguidores del grupo, que recibieron la noticia como un mazazo.

Así llegó al grupo Leire Martínez. La vocalista de Rentería, en cambio, se incorporó con un status diferente al de Amaia: con un contrato de empleada y no como socia de la citada sociedad ni de ninguna otra. Era este año cuando la segunda vocalista de la banda tenía que renovar sus condiciones contractuales. Pero, finalmente, todo ha saltado por los aires. Por el momento, solo ha trascendido una explicación oficial. Tal y como señaló la banda en un comunicado, que por cierto Leire no firmó, «tras mucho tiempo de reflexión y profundas conversaciones, no hemos conseguido acercar nuestras diferentes maneras de vivir el grupo».

Sobre la mesa se ha puesto un hipotético concierto que Montero tendría apalabrado para 2025 con sus antiguos compañeros. Supondría su regreso al grupo que, a nivel económico, ha seguido vinculada desde su marcha en 2007. Y eso que su actividad durante el ejercicio 2023 ha sido insignificante. Según el balance de cuentas, cerró ese año con un saldo negativo de 659 euros -en 2022 acabó con superávit de 406 euros-, si bien este ligero desequilibrio no supone preocupación alguna.

En este documento se indica que «la sociedad ha elaborado sus estados financieros bajo el principio de empresa en funcionamiento, sin que exista ningún tipo de riesgo importante que pueda suponer cambios significativos en el valor de los activos o pasivos del ejercicio siguiente y no existe ninguna incertidumbre importante que pueda portar dudas sobre el futuro de la funcionalidad de la empresa». Sería, por tanto, una mercantil sin problemas, en contraste con la situación que vive La Oreja de Van Gogh .