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Los automóviles, por norma general, cuentan con alrededor de cinco líquidos diferentes -obviando el combustible-, ¿serías capaz de mencionar todos ellos?
Existen diferentes líquidos en los coches con gran importancia para su correcto funcionamiento; como el aceite, el líquido refrigerante, el de frenos, el clásico ... limpiaparabrisas o incluso el de dirección, aunque este último es menos habitual en la actualidad. Es por ello que la revisión de estos fluidos es una tarea esencial para garantizar tanto un mantenimiento adecuado del vehículo y sus componentes como la propia seguridad de los ocupantes.
El aceite del motor es esencial para la lubricación y protección del motor del automóvil, reduciendo el desgaste causado por la fricción de los componentes. Cambiarlo según las indicaciones del fabricante es crucial, y se recomienda revisar su nivel regularmente, una vez al mes, especialmente antes de viajes largos.
Un buen mantenimiento del aceite ayuda a reducir el consumo de combustible, las emisiones de gases contaminantes y el desgaste del motor. Ignorar el cambio de aceite puede tener consecuencias graves para el motor, por lo que es fundamental seguir las recomendaciones del fabricante y mantener un nivel adecuado de aceite en todo momento.
Además, de acuerdo con la mayoría de fabricantes, se recomienda cambiar el aceite cada 15.000 o 30.000 kilómetros (este recorrido suele realizarse al cabo de uno o dos años). Sin embargo, si el vehículo supera los 15 años de antigüedad, el cambio del aceite deberá realizarse con mayor frecuencia; cada 10.000 kilómetros, aproximadamente.
El nivel de este fluido puede comprobarse fácilmente, ya que la mayoría de los automóviles están preparados para ello.
Estaciona el vehículo en una superficie plana y horizontal, y espera a que el motor se enfríe, ya que el nivel de aceite es más preciso cuando el motor está frío.
Extrae la varilla de medición del aceite y límpiala cuidadosamente para asegurar una lectura precisa.
Vuelve a insertar la varilla hasta el fondo y retírala nuevamente. Observa las dos marcas en la varilla que indican los niveles mínimo y máximo de aceite, y verifica dónde se encuentra la marca actual.
Si el nivel de aceite es bajo, tal y como explica Nacho, de Neumáticos Esgueva, lo más apropiado será «dirigirse directamente al taller y solicitar un cambio de aceite». «Los vehículos, especialmente los más antiguos, a veces requieren un cambio de lubricante en intervalos más cortos de lo habitual».
Por el contrario, si nuestro vehículo cuenta con exceso de aceite, lo más aconsejable será acudir al taller. Allí se comprobará que el aceite sobrante no ha dado lugar a ninguna avería.
El refrigerante es esencial para el funcionamiento adecuado del vehículo, ya que evita la congelación del agua en el circuito interno del automóvil y lo disipa a través del radiador, previniendo el sobrecalentamiento del motor. Descuidar sus niveles puede resultar en daños graves, como la fusión de pistones o explosiones. Se recomienda revisarlo cada 20.000 a 30.000 km y reemplazarlo completamente cada 40.000 km o dos años.
Al absorber y disipar el calor del motor, el refrigerante contribuye al rendimiento óptimo del vehículo, por lo que es crucial revisarlo regularmente durante el mantenimiento. Desde 'Neumáticos Esgueva' recuerdan que es importante verificar tanto el refrigerante como el aceite con el motor en frío para garantizar su adecuada medición.
Se deberá posicionar el vehículo en un lugar horizontal y plano, con el motor apagado y frío, para evitar cualquier riesgo de vaporización del líquido debido al calor.
Identificar el depósito del líquido refrigerante, generalmente de forma cuadrada y transparente, donde se pueden observar claramente las marcas que indican los niveles mínimo y máximo.
Si el nivel es bajo, la falta de líquido podrá ser compensada por el propio usuario, siempre y cuando tome precauciones. Se recomienda usar aquel que el fabricante aconseje, y nunca mezclar dos distintos. Sin embargo, si el nivel es demasiado alto, se aconseja acudir a un taller.
Aunque a simple vista pueda parecer menos importante, el líquido limpiaparabrisas desempeña un papel fundamental en la seguridad del vehículo. No solo contribuye a una visión clara de la carretera en condiciones climáticas adversas como la lluvia o la nieve, sino que también es vital para eliminar la suciedad acumulada en el parabrisas que podría obstaculizar la visibilidad, especialmente cuando la luz solar incide directamente en él.
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Ignacio Repilado
La falta de este líquido podría ocasionar problemas tanto para la visibilidad como a la hora de pasar la ITV. Aunque algunos automóviles están equipados con sistemas de advertencia para indicar niveles bajos de líquido limpiaparabrisas, es importante verificarlo regularmente, ya que una vez agotado, recargarlo es una tarea sencilla.
El nivel del líquido limpiaparabrisas (o agua limpiaparabrisas) puede verificarse de forma fácil al accionar la palanca. Si se mueven los limpiaparabrisas, pero no sale el agua, esto nos indicará que el líquido se ha agotado. «También se puede verificar mirando el depósito ubicado bajo el capó y señalado con un símbolo muy intuitivo», detalla Nacho, de 'Neumáticos Esgueva'.
Si el nivel de este líquido es bajo, se deberá rellenar. Para ello, será esencial dejar enfriar el motor; localizar el depósito (con el dibujo del limpiaparabrisas grabado en el tapón). Por último, para rellenarlo, se podrá utilizar un embudo y un líquido específico para evitar que se congele con temperaturas muy bajas. Si el nivel es demasiado alto, lo aconsejable es acudir al taller.
El circuito hidráulico del sistema de frenos es esencial para la seguridad del vehículo, ya que es el responsable de accionar todo el sistema de frenado del automóvil al pisar el pedal. Debe cuidarse de forma adecuada, puesto que es el que controla el sistema y su descuido puede resultar en una mayor distancia de frenado en nuestro vehículo.
Para realizar un mantenimiento adecuado del mismo, este fluido debe ser cambiado aproximadamente cada dos años debido a que la humedad puede provocar su deterioro y reducir el punto de ebullición. Es recomendable realizar la revisión del nivel de este líquido con cierta frecuencia, especialmente cada 10.000 kilómetros, con el motor en frío. El tapón del depósito suele ser negro con letras amarillas. Se recomienda consultar el manual del vehículo para conocer las especificaciones del líquido de frenos y cuándo es necesario realizar el cambio completo.
Con el motor frío, se deberá localizar el depósito. Habitualmente se puede distinguir al tener un tapón negro con letras amarillas.
Se deberá comprobar que el nivel se encuentre entre los indicadores de máximo y mínimo.
Si el nivel es insuficiente, la opción más viable es dirigirse al taller, ya que lo más común es que las pastillas de freno estén gastadas, lo que puede provocar la falta de este líquido. Si el nivel es elevado, aunque es un caso poco probable, será necesario consultar con un especialista para determinar la causa de esto.
Este líquido es menos común. Disponible en aquellos vehículos con dirección asistida hidráulica o electrohidráulica. Desde 'Neumáticos Esgueva' afirman que se trata de un fluido cada vez menos habitual. «El líquido de dirección se encuentra solo en algunos coches, concretamente los que no tienen dirección eléctrica, que es la más común en los vehículos modernos». Sin embargo, si tu coche cuenta con líquido de dirección, será adecuado comprobar su nivel al menos una vez al año.
Con el motor caliente, localizar el depósito. Normalmente lleva un volante dibujado en el tapón.
El propio tapón suele incorporar una varilla de medición. Esta se deberá limpiar, de forma similar a la varilla del aceite.
Se deberá introducir la varilla y comprobar que el nivel se encuentra entre el máximo y el mínimo al sacarla.
Si el nivel es bajo, existe la opción de rellenarlo por cuenta propia, asegurándose de utilizar siempre el líquido recomendado por el fabricante. En el inusual caso de que el nivel sea demasiado alto, es recomendable consultar con el taller.
Los líquidos son de vital importancia para el correcto funcionamiento de los sistemas del coche, y su descuido puede llevar a averías graves. Revisar estos fluidos con regularidad permite detectar y corregir problemas antes de que se conviertan en fallos más serios, lo que ahorra costes y evita posibles accidentes. Al revisar los niveles de los líquidos antes de un viaje, se puede detectar y corregir cualquier deficiencia que pueda comprometer el funcionamiento del vehículo durante el trayecto.
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