Semana Santa en Valladolid

Viernes Santo de tradiciones familiares, aperitivo y visitas turísticas a las iglesias

La tregua meteorológica del jueves ha sido tan efímera como se había anunciado y sí, este Viernes Santo ha amanecido gris en Valladolid. Pero no por eso vecinos y visitantes se han arredrado. Desde primera hora de la mañana el público ha llenado las terrazas para desayunar, y a partir del mediodía para tomar el aperitivo. Y entre medias un paseo, una visita guiada o a alguna iglesia y, por supuesto, los actos y cultos del programa de Semana Santa. Un plan perfecto animado por la buena temperatura e incluso el sol, que ha asomado a ratos.

Todo ello en familia, y en muchos casos siguiendo una tradición de años. Hijos y nietos, por ejemplo, se han reunido en torno al vallisoletano Isidoro Jiménez, como es habitual para ellos en estas fechas. El patriarca, de 88 años y viudo desde 2010, esperaba pacientemente tocado con un sombrero en la larga cola de acceso al templo de la Vera Cruz. Le arropaban cinco de sus ocho vástagos, uno de ellos residente en la ciudad y el resto procedentes de Miranda de Ebro (Burgos), Ávila y Madrid.

Desde esa última provincia –en concreto desde Navalcarnero– y a bordo de «una autocaravana» llegaron el pasado miércoles a Valladolid las hermanas Encarna y Juana Sánchez, de viaje con sus parejas Dioni Carballo y Luis Miguel Rodríguez, respectivamente. Mientras se fotografiaban en la calle Cascajares, Dioni explicaba en referencia a sus cuñados que «ellos no lo conocían y nos parece un buen sitio».

Casi a su lado Yeiner Bonet, colombiano de 26 años con casi dos décadas de residencia en la ciudad, se afanaba en poner a punto mesas y sillas para los clientes de La Cárcava, mientras confirmaba la impresión general de que la afluencia está siendo notable. «Parece que cada año hay más gente», aseguraba, «y de fuera sobre todo, incluso andaluces». Pese a tener que trabajar mientras otros descansan, contaba con una sonrisa que «es bonito» y lo hace «con un poquito más de alegría», porque el lugar donde se encuentra el establecimiento le permite disfrutar de las procesiones. «El jueves pasaron casi todas por aquí», decía.

A pocos metros una guía municipal explicaba a las personas que le acompañaban los pormenores de su inminente ascenso a la torre de la Catedral, justo cuando una compañera suya se paraba con otro nutrido grupo junto al atrio de la seo. «Iba a ser una de las más grandes de toda Europa», relataba a los sorprendidos turistas, que también admiraban con curiosidad el cartel que recuerda que la actriz Concha Velasco fue pregonera de la Semana Santa local en 1999.

Poco antes, en El Castillo, la familia Cuadrillero Barón degustaba un apetitoso chocolate con churros después de haber presenciado el pregón a cargo de los jinetes de las Siete Palabras en dos puntos del casco histórico. «Venimos todos los años y nos sabe tan rico. A mí me traía mi padre de pequeña y hemos seguido», explicaba Raquel, que ahora comparte esta costumbre con sus hijos Lucas y Elia y con su marido Alberto.

Como integrante «de siempre, porque la empezó mi abuelo» de la cofradía mencionada, Carla Gerbolés tampoco falta en estas fechas. Y eso que su marido, Ignacio Pérez de Ayala, es sevillano y viven en la capital hispalense. La suya es una bonita historia, porque se conocieron con 14 años y hasta hoy. «La familia de mi madre es de aquí y en muchas ocasiones veníamos, normalmente en verano y en Navidades», recuerda Ignacio, lo que propició primero el encuentro y después la boda. A cambio del traslado junto al Guadalquivir, «en Semana Santa venimos a Valladolid y mis hijos salen en la procesión de mantilla y de cofrades, aquí les arrastro a todos», reconoce Carla, que defiende «el silencio y el recogimiento» como valores que hacen «que se viva mejor y más profundamente que allí». Unas palabras que escuchaba atentamente Matilde de la Torre, una pariente con la que habían coincidido junto a la iglesia de Santiago.

Por la calle del mismo nombre transitaban Cesáreo López y Juan Pérez, oriundos de Carrión de Calatrava (Ciudad Real), que iban al encuentro de sus esposas. Con ellas estarán de vacaciones hasta el domingo, jornada en la que regresarán a casa en AVE. «Hemos venido con las jefas. No habíamos venido nunca y está muy bien», resumía el segundo, mientras que el primero calificaba lo que habían visto hasta ahora como «muy bonito».

Era el mismo adjetivo que usaba el navarro Nicolás García para referirse a los desfiles procesionales de los que está disfrutando junto a los suyos, de camino al sermón a cargo del sacerdote José San José Prisco. «Habíamos venido hace unos años con mis hijos y ahora vengo con mis hijos y mis nietos», señalaba rodeado de ellos. «Tres hijos y cuatro nietos», detallaba, «y el yerno, así que cuatro hijos», apostillaba su mujer. «Nos gusta vivir la Semana Santa y una buena manera es ir a una ciudad con una buena Semana Santa como es Valladolid», sentenciaba pocas horas antes de regresar a Pamplona este Viernes Santo.

Una jornada en la que las banderas ondean a media asta en el balcón de la Casa Consistorial, al igual que en 2024, en señal de luto por la crucifixión y muerte de Jesucristo. Así estarán hasta el Domingo de Resurrección, y «el lunes vuelta a la normalidad», precisan fuentes del Ayuntamiento.

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