Sánchez Caro recuerda en el Sermón de las Siete Palabras que «ahora es tiempo de paciencia y de perdón»

«Y descubrimos a los que se aprovechan, siempre los hay, de la situación para su beneficio, y a los que se juegan la vida por el beneficio de los demás, y nos sale del alma las gracias más profundas a los que luchan y trabajan para la vida», ha sostenido Sánchez Caro al predicar este Viernes Santo el Sermón de las Siete Palabras.

Ha sido a través de una grabación realizada en la capilla de la iglesia de la Congregación Teresiana, en la ciudad de Ávila, donde reside este sacerdote y teólogo que fue rector de las Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) y de la Católica de Ávila (UCAV).

Debido a las restricciones impuestas por el estado de alarma, el tradicional Sermón de las Siete Palabras, al igual el resto de actividades programadas antes de la pandemia, no se ha podido celebrar en la Plaza Mayor de Valladolid en uno de los actos más entrañables, singulares y multitudinarios de su Semana Santa.

No obstante, al mediodía del Viernes de la Cruz, siguiendo una tradición de siglos, el sermón se ha podido escuchar a través de unas imágenes que ha difundido 13TV y los canales locales de Televisión Castilla y León en Valladolid, Salamanca y Ávila, además de la Cadena Cope a través de su red nacional de emisoras radiofónicas.

Con la primera palabra que pronunció Cristo en la cruz («Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen»), el predicador no ha podido evitar una tentación de enfado y condena «a los que, según nos parece, sólo sus intereses buscan», ya que «ahora es el tiempo de la paciencia y del perdón».

Las consecuencias políticas, económicas, sociales y espirituales que deja el coronavirus ha centrado en todo momento la prédica de José Manuel Sánchez Caro (Ávila, 1940) durante una intervención en la que ha dispensado un recuerdo muy especial a los sanitarios que a diario se afanan contra la muerte para salvar vidas humanas.

El paraíso que Cristo prometió al buen ladrón poco antes de expirar, es el desafío que «en nuestra humanidad asediada por el coronavirus» afrontan los sanitarios «luchando con ánimo contra el cansancio por la vida de sus pacientes», pero también las fuerzas del orden «haciendo posible una vida pacífica en momento difícil».

No ha olvidado en esta relación la solidaridad de los voluntarios y de profesionales tan necesarios como el panadero, el ganadero, el transportista y el agricultor, entre otros, ni tampoco a quienes no pueden despedir a sus difuntos por las restricciones sanitarias decretadas.

A los enfermos en soledad, sometidos a la «ansiedad de una suerte incierta», les ha ofrecido el consuelo necesario para mitigar «la pena profunda de no encontrar entre todos una cara conocida, una mano cercana y familiar».

El Sermón de las Siete Palabras ha concluido con un mensaje de aliento a la clase política, para que elimine de su mente la sensación del fracaso, del todo se acabó, de cuanto puedo hacer es inútil«.

«Todo se ha hecho: previsión, organización social, medios materiales y personal necesario; dedicación sin medida», ha subrayado antes de invitar a los cristianos a que, pese al cierre de los templos, busquen alternativas para hacerse presente en su entorno «entregando amor, ofreciendo ayuda y generando confianza».

El pregón previo y el Sermón de las Siete Palabras, dos de los actos centrales de la Semana Santa de Valladolid, cumplen este 2020 setenta y seis años desde que en 1944 fueron restaurados como sucesores de las prédicas que cada Viernes Santo se celebraban en los siglos XVI y XVII.