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La Virgen de los Siete Dolores se retira debido al aguacero. Manuel Brágimo-Ical
Palencia

Un aguacero desarbola la procesión del Santo Entierro

La procesión quedó cortada cuando apenas habían abandonado todos los pasos el interior de la Catedral

Sábado, 30 de marzo 2024, 01:39

Todo apuntaba a que el Santo Sepulcro podría lograr un tres de tres. Organizar tres procesiones y las tres en la calle. Pero finalmente no pudo ser así, ya que el desfile del San Entierro se vio interrumpido por un fuerte aguacero que descargó casi ... de improviso pasadas las ocho de la tarde, desarbolando la procesión, que se descompuso entre carreras, paraguas, plásticos y desconcierto.

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Después de una mañana lluviosa, la tarde comenzó a despejarse, brillaba el sol en lo alto, pero las previsiones no eran totalmente favorables y la amenazaba de lluvia permanecía en torno al 55%. Sin embargo ese sol que rompía con la dinámica de los últimos días no dejó dudas a los cofrades del Sepulcro que, tras una exitosa función del Descendimiento, en la plaza de la Inmaculada, se mostraban totalmente convencidos de que la procesión del Santo Entierro podría desarrollarse con total normalidad. O casi, porque esta tímida amenaza de lluvia que todavía flotaba en el ambiente sí había hecho mella en la Cofradía de la Soledad que declinó la invitación a que su Virgen participara en el desfile para no arriesgar la integridad de la talla. Y acertaron, porque pasadas las ocho de la tarde, con toda la procesión ya en la calle, el resto de paso desfilando en dirección hacia la iglesia de la Compañía los cielos se abrieron y comenzó el desastre.

Los cofrades iniciaron un sinfín de carreras para localizar los plásticos que tenían preparados por si la amenaza de lluvia se materializaba. Se cubrieron estandartes, pendones, guiones, banderas y por supuesto las imágenes, algunas de alto valor patrimonial, como los Cristos de Jesús Crucificado o de la Misericordia, que partieron casi a la carrera en dirección a las sedes de sus cofradías.

Se desarboló la procesión en un momento. Cada una de las cofradías invitadas tomó el camino más sencillo hasta su casa, incluidos la mayor parte de los cofrades del Sepulcro, manteniendo únicamente la formación la parte final de la procesión, en la que se encontraba el Yacente titular de la procesión, las tandas de cargadores, las manolas, la representación institucional de otras hermandades y las autoridades invitadas, junto al obispo. Ni siquiera se quedó con ellos la carroza de la Virgen de los Siete Dolores, que previamente había dado la vuelta y regresado al interior de la Catedral.

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Y ya con toda la procesión desmontada, esa parte de la cola, en la que ya todos se encontraban empapados, incluido el propio Sepulcro, al que tardaron lo indecible en cubrir de plásticos, se encaminó hacia la sede la Cofradía en la calle Lope de Vega. Era un pequeño grupo comparado con el conjunto global de la procesión, aunque todavía ofrecía una buen espectáculo, debido a la gran presencia de tandas de cargadores, muchos de ellos invitados de otras cofradías. Y finalmente, en el último tramo pudo unírseles también la carroza de la Virgen de los Siete Dolores, para encaminarse unida al Sepulcro hasta su sede, en cuyas puertas, debido a que la lluvia había cesado, pudo celebrarse la despedida de la Madre y el Hijo, al son de la banda de música de Cigales, que también aguantó estoicamente el aguacero.

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