![Semana Santa en Medina de Rioseco: Jueves Santo: Fue «la misma procesión de antaño», pero tres años después sin pasar por las rúas y plazas](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202204/15/media/cortadas/1446916078-ka-U1601673715572uyD-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Jueves Santo en Rioseco. Francisco Corral no veía llegar el momento en el que a primera hora de la tarde pudiera recibir en el refresco las felicitaciones de sus hermanos como mayordomo del Ecce Homo, pero también porque minutos después iba a portar la vara de la cofradía en el desfile de gremios junto a su querido hermano, Tomás, que llevaría el banderín como mayordomo que fue en 2019 en un feliz hecho de continuidad que siempre se encuentra detrás de la Semana Santa de la Ciudad de los Almirantes.
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Todo sucedió ayer. Los dos hermanos son nietos del que fuera Pardal durante décadas Luis García y, por tanto, sobrinos del actual, José Luis García, quien de nuevo tuvo la enorme alegría de recoger a un sobrino con sus toques tan característicos en el popular desfile de gremios, más si tenemos en cuenta que este año se cumplen los 50 de cuando salió por primera vez con su padre para iniciarse en tan importante figura de la tradición riosecana, en una nueva unión del presente y el pasado. Los dos hermanos tuvieron un emotivo recuerdo hacia su primo Pedro Luis Guerra, que fallecía muy joven hace unos años y quien «estará orgullo al poder portar en vosotros la vara y el banderín de vuestra hermandad», en emotivas palabras del presidente de la cofradía, Raúl Fernández. Pedro Luis y su padre, que eran cofrades, fueron el motivo para que los dos hermanos entraran en el Ecce Homo. Gran alegría también para su madre, Asunción García, después de haber superado una importante enfermedad coronaria. De nuevo la importancia de la familia en la Semana Santa riosecana.
Esta felicidad se convertía en tristeza y desolación para el matrimonio Ronald Brighouse y Teresa Casquete, quienes junto a su hijo Albert, de 9 años, no han podido subir al ferry por razones administrativa cuando se disponían a regresar desde la ciudad inglesa de Rochester, donde residen a 40 kilómetros de Londres, a la localidad natal de Teresa, su Ciudad de los Almirantes de Castilla, que ayer volvió a resplandecer con al regreso de la Procesión del Mandato y la Pasión a las rúas riosecanas después de dos semanas Santas y tres años sin que los pasos estuviesen donde han de estar estos días.
Ayer ocurrió lo que todo el mundo esperaba. Tras el Desfile de Gremios y los Santos Oficios, los pasos salieron a la calle después de esos tres largos años. Sonó un golpe seco, se oyó la palabra '¡Oído!' y el paso de la Oración de Huerto salía a la calle. No tardaban en seguirle la Flagelación, Jesús Atado a la Columna, Ecce-Homo, Jesús Nazareno de Santiago, la Santa Verónica, Jesús Nazareno de Santa Cruz, la Desnudez, el Cristo de la Pasión y la Virgen Dolorosa. Un año más, las calles riosecanas se convertían así en ese largo y estrecho escenario para contar la milenaria historia del Nazareno.
Una vez más, como ya dijo Miguel de Unamuno, «era la misma procesión de antaño». Los pasos discurriendo lentamente por calles estrechas ante la mirada sorprendida de miles de personas. El baile en la calle Mayor, la rodillada frente al arco Ajújar y el piadoso coro popular de la Salve a La Dolorosa, antes de que los pasos entrarán de nuevo a la Iglesia de Santiago. Para los hermanos Tomás y Francisco Corral era el fin de una experiencia inolvidable que podrán contar a sus hijos y nietos.
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