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Llevaba nevando todo el día e Israel pensó que la caída de la tarde podía ser el mejor momento; así que cogió el dron y el material necesario, se subió al coche y se fue a la Fuencisla. Desde el puente y a pie, remontó las cuestas que ascienden al Pinarillo. Soplaba el viento y los copos helados le sacudían el rostro. Cuando delante de sí tenía la imponente mole del Alcázar, puso el dron a volar. El resultado fue un vídeo espectacular que ya supera el medio millón de reproducciones en Instagram y Twiter.
La belleza del @Alcazar_Segovia se multiplica con el toque mágico de la nieve, transformando este monumento en un cuento de invierno que nos deja sin palabras ❄️❤️ #AlcázarDeSegovia #InviernoEnSegovia pic.twitter.com/RSXxly5zXv
Alcázar de Segovia (@Alcazar_Segovia) February 24, 2023
«Es un mirador situado en la parte superior de la ladera de la Cuesta de los Hoyos, donde acaba la arboleda del Pinarillo. Subiedo unas escalerillas de piedra llegas sin mucha dificultad. Desde ahí me garantizo no perder la señal con el dron y mantenerlo a la vista todo el tiempo. La ley me obliga a no sobrepasar una altura de 120 metros, pero, como se trata de un punto alto de por sí, no necesito llegar a ese límite. Y las panorámicas que ofrece el lugar son magníficas», explica.
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Israel Piña (Segovia, 1982) es el fotógrafo profesional que ha realizado el vídeo que el Patronato del Alcázar ha difundido estos días a través de sus perfiles en las redes sociales. Se trata de una vista aérea del Alcázar, tomada desde el noroeste, con nieve y e iluminado a duras penas con la luz de las farolas, cuando la noche empieza a entrar. La atmósfera mágica e irreal que envuelve la fortaleza resalta su belleza. Parecen planos sacados de una película de ficción. «Este vídeo se ha viralizado, pero yo estoy creando contenidos en torno al Alcázar todo el año, pues colaboro con el Patronato desde hace ya algún tiempo. Aquel día vi la oportunidad de hacer algo bonito, lo intenté y salió. Hay veces que me levanto pronto para sacar amaneceres que den juego y no obtengo resultados. En este caso, surgió la magia», cuenta.
Aquel día, Israel tuvo que luchar contra el viento y la nieve. «Estas aeronaves no están pensadas para volar en condiciones adversas, pero aguantan el viento fuerte, mucho más de lo que creemos. El agua la mojó, obviamente. En estos casos, el buen mantenimiento posterior es clave».
La viralización del documento es algo en lo que Israel no piensa cuando acomete un nuevo trabajo, pero bienvenida sea. «El objetivo es que la foto o el vídeo que hagas genere tráfico en las redes y el trabajo se traduzca en un aumento de las visitas al monumento. No persigo la viralización por el solo hecho de conseguirla, pero sí hacer un contenido bonito, que guste a la gente e impacte. Si luego se viraliza, mejor que mejor. Yo lo que quiero es ofrecer distintos aspectos del Alcázar que de otra manera es imposible abordar», explica. La nieve del día 23 le ofreció una oportunidad única. «Solemos buscar la imagen del Alcázar iluminada, y salirte de lo esperado, de lo cotidiano, siempre impacta. En ese momento, el Alcázar no estaba iluminado. La luz era escasa porque eran las siete de la tarde y las farolas empezaban a encenderse. Por eso las imágenes fueron más cinematográficas, por decirlo de alguna manera».
En cualquier caso, la fortaleza segoviana da mucho juego. Israel la conoce palmo a palmo, por fuera y por dentro. «El Alcázar de Segovia es muy bello y se pueden hacer muchas cosas con él. Por su historia y su legado, por su arquitectura, es una suerte tener aquí uno de los castillos más bonitos del mundo».
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