El Acueducto: el granito llega a las redes sociales
Segovia afronta el reto de conservar y compartir su patrimonio, el principal activo económico del que dispone, en un contexto digital que ha expandido el conocimiento de la ciudad a los confines del mundo y que plantea un reto ante la masificación del turismo
Un partido de fútbol es más fácil ganarlo con jugadores buenos y una ciudad es más fácil venderla si tiene un Acueducto imponente. Segovia tiene calidad en todas sus líneas, desde la conexión con Madrid a la gastronomía o a la vidilla cultural de una ciudad en la que siempre hay algo. Una panorámica al anochecer, la ciudad encendida, el Acueducto nevado o el Alcázar desde el Mirador del Último Pino. La urbe construida por los romanos se vende ahora en Instagram. Y el patrimonio, su gran activo social y económico, afronta los desafíos del siglo XXI: cómo cuidarlo y cómo compartirlo.
El Acueducto de Segovia, un monumento que define la ciudad y relativamente desconocido. «Es la desgracia de Segovia. Tener una cosa tan buena pero que dice tan poco», resume el jefe del Servicio Territorial de Arqueología, Luciano Municio. Unas piedras creadas por un mero ejercicio de practicidad se han convertido en la principal imagen internacional de la ciudad porque es el mejor conservado del planeta. «Yo he visto los acueductos de Roma y ninguno me ha impresionado como este». La fórmula de su supervivencia es la necesidad: ha estado funcionando como recurso de primera necesidad desde su construcción hasta hace cincuenta años.
¿Cómo se protege un acueducto así? «Con mucho cuidado», resume Municio, que añade un matiz: es el segundo acueducto de Segovia. Hay pruebas de un asentamiento romano previo al siglo II. Hay incógnitas sin respuesta: lo más probable es que ese primer acueducto desapareciera y el agua regresara a Segovia en época de Adriano. La receta es simple: evitar barbaridades. Por ejemplo, los turistas que suben a los arcos en la parte más baja, en la plaza de Díaz Sanz. Él apoya las sanciones municipales. «Si la gente no viene educada de casa, hay que educarla aquí. Sin contemplaciones». Nada de chicles o botes en las grietas de las piedras. O algunas pintadas.
Protección normativa
La alcaldesa de Segovia, Clara Martín, esgrime la protección normativa del patrimonio, desde la ordenanza más modesta a la Constitución. «La protección de patrimonio es complicada, sobre todo en los espacios en los que no puedes cerrar». Llámese Acueducto. Como respuesta, habla de implementar la ordenanza más reciente, con sanciones de hasta 3.000 euros por daños en el monumento; fundamentalmente, trepar, como ocurre en los arcos más bajos. El nuevo texto sancionará las pintadas en el casco histórico, aunque sean en propiedades privadas.
Con todo, Martín cree que las herramientas de sanción tienen un éxito limitado y apela a la concienciación. «Antiguamente, todo el mundo se subía al Acueducto y circulaba por encima de él; nadie pensaba que esto estaba causando un problema. Ahora, cada vez que se una incidencia los propios segovianos son los que avisan a la policía». La regidora habla de un paso «muy grande» con la pedagogía hacia «los de dentro» para que tutelen «a los de fuera».
Otro elemento que ha llegado con los años son las cámaras de vigilancia de Díaz Sanz, San Juan o el propio Azoguejo, vigiladas por la Policía Local.
La protección del monumento alejó el tráfico, que hasta 1992 pasaba bajo sus arcos, y ha limitado los conciertos. Municio coincide con la primera medida y es más escéptico con la segunda. El Ayuntamiento de Segovia encargó un estudio específico y la conclusión es que las vibraciones que más daño pueden hacer al monumento son las longitudinales; es decir, el tráfico. Por ejemplo, las salpicaduras en los sillares de la parte baja, que mostraba un aspecto más oscuro por los tubos de escape.
Patrimonio para diferentes públicos
La ciudad de Segovia tiene patrimonio para apostar por diferentes públicos en función de la ocasión. Por ejemplo, un puente de cuatro días como el del 1 de noviembre no está destinado para Estados Unidos, sino para Madrid y Castilla y León. Una actividad como Tiempo de Ánimas también tiene su público: familias y parejas de cierta edad. La ciudad tiene su capacidad de acogida y, dadas sus pequeñas dimensiones y su reducida capacidad hotelera, el objetivo es la estacionalidad: en lugar de concentrar una masa inabordable en un periodo concreto, lograr que los turistas se dispersen a lo largo del calendario. «Antes venía mucha gente los fines de semana y en primavera-verano-otoño, pero no venían en invierno». Para diario, se buscó al turista que viaja por trabajo, por ejemplo. «Los fines de semana estamos a tope, con restaurantes que dan tres turnos, pero sí que es verdad que la ciudad se congestiona un poco. Por eso hicimos lo de la estatura del Diablillo, para esponjar los recorridos. Pero es que en Segovia todo el mundo sube por la Calle Real porque es la zona comercial. Esto es labor de todos, no solo de Turismo. Si nos repartimos, la ciudad tiene capacidad de acogida suficiente». Esa misma lógica siguen museos como el de la Casa de la Moneda o el Museo Peralta: ir más allá del eje Acueducto-Catedral-Alcázar. Así es como una ciudad asentada en su rico pasado busca crear futuro.
Principal inquietud
El Acueducto es la principal inquietud del patrimonio. No han sido pocas las excavaciones, la última de relevancia en el año 2000, en la que se determinó cómo se construyó y se pudo fechar su origen gracias a los materiales. Pero las incógnitas superan a las certezas. ¿Hasta dónde llega el Acueducto? Municio plantea que sus canalizaciones llegaban hasta el Alcázar: las más modernas corresponden al siglo XVIII, pero las hay anteriores, en época de Felipe II, de los Reyes Católicos. La reciente excavación en la plaza de la Reina Victoria Eugenia prueba que las cimentaciones de aquella primera Catedral se apoyaban sobre un edificio romano con sillares de granito. Era una zona estratégica a la que los romanos dieron una importancia determinante. «¿No llegaría el agua allí? Un romano no sabe vivir sin ella». En los aledaños del Alcázar también hay una fortificación tardorromana que pone en entredicho el origen medieval de la muralla de la ciudad.
En la pasada década se redactó un plan de gestión del Acuedecuto que no ha terminado de ejecutarse. En marcha está en estos momentos la preparación del Plan de Gestión de la Ciudad de Segovia, ordenado por una directriz de la Unesco. Son herramientas para proteger el monumento y todo lo demás. No solo es un elemento integral de la ciudad, sino que ha estado trayendo agua a Segovia hasta 1972 por una tubería de hierro que corría por encima de las piedras, la única que surtía al casco histórico. «El patrimonio es algo vivo y va cambiado. Aunque las piedras sigan ahí y sigan siendo romanas, nos hacen movernos de otra manera y valorar otras cosas», subraya Municio.
Todos los pobladores de la ciudad entendieron la importancia del agua. La prueba de la buena salud del Acueducto es que ha sobrevivido muchas operaciones. «Tiene un montón de obras. Está hecho, rehecho, remontado, modificado hasta decir basta», resume Municio, que destaca el sentido eminentemente práctico de los romanos. Si hubieran encontrad una fórmula mejor, no habría arcos sobre el Azoguejo.
La conclusión del arqueólogo es que contamos con las herramientas para que el Acueducto siga en pie otros 2.000 años. Sin grandes dramas. Por ejemplo, se niega a quitar la vegetación. «Las semillas llegan donde les da la gana y la vegetación sale donde quiere». Diferencia dos tipos: la anual (nace y se seca) y la leñosa. «Si tiene raíces, vas a hacer más daño arrancándola. Hay que limpiar sin tocar el Acueducto». Un monumento que, a su juicio, está a salvo de los fenómenos meteorológicos. El granito segoviano ha soportado dos cambios drásticos en el clima: un calentamiento a principios de la Edad Media que llevó a los vikingos a Groenlandia y la conocida como Pequeña Edad del Hielo, un frío extremo entre los siglos XIII y XV. «Déjale, que va a aguantar».
Rico legado en la provincia
La gestión del patrimonio histórico por parte de la Junta de Castilla y León parte de unas oposiciones de arqueólogos en 1987: nueve plazas, una por provincia, adscrito al área de Cultura. Antes de ser delegado territorial de la Junta, Municio fue uno de esos «afortunados». Hasta entonces, la tarea era una de tantas que desarrollaban los directores de los museos «cuando podían y como podían». Entonces, el apoyo normativo era la Ley de Patrimonio Histórico Español, un texto estatal que rigió hasta la llegada del autonómico, la Ley 12/2002, desarrollada posteriormente a través del Decreto 37/2007. Así se puso coto a «un territorio sin ley en el que cada cual podía hacer lo que le diera la gana».
El arqueólogo habla en aquel primer momento de «la necesidad tremenda de conocer qué teníamos que proteger». Así que el primer objetivo que afrontó cada provincia fue completar los inventarios arqueológicos y determinar cómo conservarlo. Un listado viva que empezó con fichas de papel, gráficos a mano y fotografías impresas en papel y que ahora cuenta con unas fichas informativas, georreferenciadas y con cartografía digital. «Me encuentro con una provincia en la que se hablaba de cuatro yacimientos muy significativos y no se conocía nada más. Teníamos el Acueducto, la Cueva de la Vaquera, Coca, Ayllón, Cuéllar, alguna vila romana por ahí dispersa y las pinturas rupestres del Duratón». No se había descubierto, por ejemplo, el conjunto de arte paleolítico de Domingo García, un proyecto de 1992 en el que participó el propio Municio.
La provincia cuenta con 1.802 yacimientos inventariados, una media de un yacimiento cada cuatro kilómetros cuadrado. «Sin haber pisado todo el territorio surco por curso, hablamos de prospecciones selectivas». La última revisión se llevó a cabo a finales del año pasado. «El conocimiento que tenemos de la realidad arqueológica de la provincia ahora mismo es muy bueno. No hay cosas muy gordas que se nos escapen». De los 209 municipios de la provincia, 110 tienen instrumentos de planeamiento urbanístico con un catálogo de yacimientos, una normativa de explotación y una ordenanza específica. La Junta está preparando una normativa general para el resto. «Hay pueblos tan pequeños que no tienen capacidad para desarrollar una ordenanza propia».
La gestión del patrimonio es una tarea multidisciplinar y necesita de la legislación urbanística, medioambiental o telecomunicaciones. Por las manos de Municio pasan unos 200 expedientes al año de arqueología, más otros tantos de medio ambiente, urbanismo o industria. Hablamos de infraestructuras, carreteras, telecomunicaciones, obras de impacto ambiental, reforestaciones o concentraciones parcelarias. «A los arqueólogos nos parece muy bien que se hagan inversiones en infraestructuras que necesita la sociedad, pero eso se puede hacer sin afectar de forma directa a un patrimonio que es único, insustituible, irrecuperable e irremplazable».
Los grandes proyectos recientes de Segovia –la apertura de la línea de alta velocidad y la circunvalación, tanto la primera como su desdoblamiento– han convivido como una actividad arqueológica «intensísima» que ha obligado a modificar los proyectos. No siempre ha sido posible, pues en Hontoria ambos proyectos tuvieron que atravesar una aldea tardorromana. Es el diálogo diario entre conservación y desarrollo económico. «La mejora de la calidad de vida es importantísima, pero la preservación de nuestra historia y lo que ha hecho que seamos como somos es irrenunciable».
En la ciudad de Segovia, el Plan Especial de Áreas Históricas dividió el territorio y sus riesgos arqueológicos, un detallado catálogo del término municipal. Cada vecino puede acceder a su ficha urbanística y saber qué puede hacer. «Es una forma de ofrecer garantías. Por un lado, pretende garantizar la conservación de lo que de verdad es importante en Segovia; y por otro, pretende no cerrar la posibilidad de desarrollo urbanístico de la capital».
Municio dibuja una ciudad con un legado muy importante sin los problemas de otras como Mérida o Toledo. «En el momento que te mueves te encuentras debajo del suelo lo que no te puedes imaginar». La 'suerte' de Segovia es que la antigua ciudad está enterrada a mayor profundidad: hay puntos que requieren hasta cinco o seis metros para alcanzarla. «En un parcelario tan pequeño como el de esta ciudad, supone un riesgo que hay que calcular».
Un reto de futuro es llegar a ella. Hace tres décadas, se excavó una esquina del foro imperial en la plaza de Guevara, uno de los tesoros de futuro para el Ayuntamiento de Segovia. Hay elementos de construcciones romanas a la vista en edificios de uso hotelero, domicilios particulares o de la administración que corresponden a épocas distinta.
Desde el amurallamiento celtibérico a la Edad Media, hay un sinfín de elementos turísticos visitables en Segovia. Habrá más, pero la arqueología no es rápida. «Lo que no tiene un arqueólogo es prisa; sabe que siempre vendrá otro después que seguirá con lo que él ha empezado». Las excavaciones siempre dejan un resto de reserva intacto para los que vengan detrás. «No sea que tengan mejores medios que nosotros y puedan sacar más información».
Desde los neandertales del valle del Eresma hasta los palacios renacentistas del casco antiguo, cada pieza de patrimonio cuenta su historia y explica una etapa en la evolución de la ciudad. «Mi trabajo empieza en el primer momento en que se puede determinar que hay presencia humana en un sitio y acaba hace cinco minutos», resume Municio. Ente el primer hombre y la guerra civil; desde la aparición de bifaces del paleolítico inferior en la Serrezuela a las líneas de trincheras en las batallas de La Granja o Navafría.
Divulgación
La divulgación es un aspecto esencial del patrimonio histórico. «No excavamos sin tener la posibilidad de que se pueda dar a conocer. Hay que traer al público al sitio». Reconstrucciones tridimensionales o vídeos son parte indispensable de cualquier proyecto.
El yacimiento de Peña del Moro, en Nava de la Asunción, cuenta con recursos de realidad virtual que muestra al visitante lo que no ve. El lenguaje ha cambiado. «Explicar un yacimiento hace 20 años era escribir un libro y poner fotografías. Ahora mismo, estamos recurriendo más a la imagen que al texto». Se trata de no «machacar a la gente con textos técnicos» y ofrecer una información cercana. Lo mismo ocurre con las nuevas generaciones y la inmersión de los colegios en el patrimonio. «Nuestra obligación es el retorno social. Tenemos obligación grave de devolver a la sociedad los recursos que nos ha dado para poder trabajar».
De la Ciudad Patrimonio a Instagram
La declaración de Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985 ha servido de escenario internacional de Segovia. Lo explica la alcaldesa: «El Acueducto era un armatoste que estaba en mitad de la ciudad. No tenía el valor que le damos ahora mismo; ya no solamente los segovianos, que es más que evidente, si no el visitante que ahora ve el Acueducto, no unos coches con un acueducto en medio».
Ser miembro del grupo aporta una visibilización del patrimonio que también se refleja en la muralla. «Estaba totalmente desaparecida. Solamente teníamos cuatro puertas que se veían de una forma más o menos monumental. Ha salido totalmente del olvido a partir de la declaración y en estos últimos 15 años», subraya Martín.
En la misma línea habría que incluir las actuaciones en el Alcázar y en la Catedral. «Y la concienciación de que tenemos ese deber de conservar el patrimonio. Si hubiésemos tenido esta declaración en los años 70, no se hubiesen demolido manzanas de viviendas entre Radio Segovia y San Nicolás –los antiguos Maristas– o frente a Correos. «Hubiésemos tenido un conjunto histórico mejor».
La declaración ha traído más visitantes y más actividad económica vinculada al turismo. Con esa demanda, el objetivo es generar más recursos turísticos que permitan distribuir a los turistas por el recinto amurallado y no se concentren en los puntos estrella. Segovia cuenta con una Empresa Municipal de Turismo, una herramienta que, a juicio de Martín, otorga flexibilidad para adaptar la difusión de la ciudad a la nueva realidad de la comunicación: de los folletos a Instagram.
Imagen de marca
La imagen de marca de Segovia no solo es su promoción, sino los canales de comunicación. «Cada vez vamos menos a ferias tradicionales de turismo. Eliges algunas, pero uno de los canales más potentes de promoción que tenemos es el grupo de Ciudades Patrimonio», resume Martín, que esgrime la apuesta municipal por la comunicación digital. «No solamente promoción directa, sino a través de personas con muchos seguidores que vengan a la ciudad y hagan una promoción indirecta de Segovia».
La visita en julio de William Levy, actor de la serie 'Café con aroma de mujer', fue viral pese a que se limitó a cubrir el itinerario mayoritario: Acueducto-Catedral-Alcázar. En las semanas siguientes, muchos visitantes comentaban a los guías que había conocido la ciudad a través de su perfil. «Son cosas que nosotros perseguimos cada vez que las vemos en redes sociales», agregan.
La promoción de la ciudad ha cambiado radicalmente con los nuevos canales de comunicación: de los folletos a Tik Tok. La gerente de la Empresa Municipal de Turismo, Patricia Otones, explica la evolución. «Pensábamos que esto iba a acabar con el papel, pero no es verdad. La gente viene a por los folletos, esa patita va a durar un tiempo».
El cambio radical está en el mensaje; del simple texto a la imagen. «Lo que más emociona es la foto impresionante. No tiene tanto alcance la publicación de una actividad como una 'fotaza' el Acueducto». El mensaje más compartido de la ciudad fue un mensaje casi rutinario del 11 de octubre para felicitar el día al Acueducto. El alcance de aquella imagen llegó a las 170.000 personas. «En la era analógica, ese tipo de cosas no tenían cabida, toda la información era en papel. Por las redes podemos llegar más al mundo emocional, con fotos, vídeos o alguna entrevista emotiva. Ese tipo de cosas que provocan el 'guuuaaaauuu'».
La promoción digital ha variado con los años. «Cuando empezamos con las redes, nos preocupamos por estar en todas y que cada museo tuviera su apartadito. Pero en el último año hemos cambiado y hemos hecho una única cuenta de Turismo de Segovia», repasa Otones. Agrupa a todos los museos, a excepción del Centro Didáctico de la Judería. La cuenta tiene 16.312 seguidores en Facebook, 8.215 en Twitter y 7.204 en Instagram. En total: 31.590 fieles de Segovia.
Embajadores
El perfil mayoritario son mujeres de entre 35 y 54 años. El 80% son españoles, con otros destinos destacados como Brasil, EE UU, Argentina, México o Portugal. De esa mayoría nacional, Segovia representa el 20%; el otro 80% proceden mayoritariamente de Madrid, Barcelona, Valladolid y otros municipios como Palazuelos de Eresma o La Granja.
El patrimonio segoviano supera el alcance de sus gestores. Las redes sociales son un lugar incierto: no tiene por qué brillar la mejor foto, sino la compartida por alguien con más seguidores. El producto está ahí, en el mercado, bien cuidado, pero el resultado final tiene un componente azaroso, pues la chispa viral es impredecible. «Nosotros no hacemos un trabajo de pensar a quién llegar, simplemente aprovechamos la ocasión. A Segoviana viene mucha gente conocida y en cuanto lo sabemos –a veces vienen al Centro de Recepción de Visitantes– nos movemos y compartimos con ellos». Aquella visita de Levy tuvo un impacto viral, con sus 11,1 millones de seguidores en Instagram. Su reel tuvo 565.000 me gusta y 14.838 comentarios. Aquel video casero con su recorrido turístico fue una promoción óptima. «Otros hacen fotos y se venden a sí mismos, pero este chico nos vendió fenomenal».
No fue la cuenta con más seguidores en la ciudad. Addison Rae, una cantante, actriz y modelo estadounidense de 22 años con 40 millones de seguidores en Instagram, hizo una serie de publicaciones con fotos en el Acueducto y en la pradera de San Marcos con el Alcázar de fondo el pasado mes de marzo. Su Tik Tok en San Marcos –su cuenta tiene 88,8 millones de seguidores– tuvo 1,8 millones me gusta, 14.800 comentarios y fue compartido 12.800 veces.
El año pasado, Carlos Latre pasó por el stand segoviano en Madrid Fusión; él respondió a la publicación, lo que Otones llama pistoletazo de salida. Boris Izaguirre grabó un capítulo de su nuevo programa. Es la realidad del siglo XXI, un patrimonio se propaga a base de clics, con interlocutores que llegan a todo tipo de público. Algo que convive con el formato tradicional, las fotos de Harrison Ford y otros futbolistas o actores famosos cuando van a comer a restaurantes como Cándido.
En el turismo hay poca publicidad que no sea buena. La estatua del diablillo, que pretendía ensalzar la leyenda de la construcción del Acueducto y adelgazar el peregrinaje de turistas por la ruta más habitual hacia otros itinerarios, tuvo en 2019 un alcance nacional por la oposición de ciertos colectivos que criticaron a la ciudad por incentivar una suerte de turismo satánico. «Aquello fue tremendo, súper viral. Creo que esa anécdota es lo que más ha vendido a la ciudad en los últimos años», repasa Otones.
No faltan seguidores segovianos porque la cuenta al fin y al cabo vende cultura y sirve de agenda. La ciudad forma parte de diferentes redes de ciudades, lo que conecta con un nuevo sector: los blogueros. El pasado verano, varias acudieron a un encuentro de la Red de Juderías que coincidió con el festival de globos. Lo mismo ocurrió con Saborea España. «Lo que hacemos de vez en cuando es contratar a alguien para un evento determinado». Ha ocurrido con eventos deportivos como la Media Maratón o la Marcha Cicloturista Pedro Delgado, que cuenta regularmente con más de 2.000 participantes. «Le hacemos el recorrido por Segovia. Tiene que hablar de la Media Maratón, pero queremos que cene por aquí y se haga el vídeo debajo del Acueducto porque eso nos vende».
El caballo de batalla de Segovia ha sido la pernoctación: tras años en los que la media de noches por turista era de 1,4, ahora está por encima de las 2.
Expansión
La expansión analógica –por ejemplo, los datos de ocupación de un puente como el de la Constitución– era medible casi al milímetro, pero la expansión digital es inabarcable. ¿Cuánta gente menciona Segovia, Acueducto o cochinillo? Las últimas décadas han llevado esos estandartes a confines inimaginables a principios de siglos. El cambio en el lenguaje también ha variado la naturaleza del turista. Se cumplen 18 años del Centro de Recepción de Visitantes. En sus comienzos, el porcentaje de visitantes era de un 70% nacionales y un 30% internacionales. Pero la década pasada acentuó el origen internacional y la balanza estuvo cerca del 50-50, aunque no llegó a voltearse. Para Otones, la causa es clara. «Empezaron a venir los asiáticos».
El principal turista asiático de la ciudad era el japonés, pero el chino lo cambió todo. «Estamos cerca de Madrid, dentro de sus recorridos, y tenemos un producto que les gusta, como es el turismo cultural, porque ellos no buscan playa. Además, el cochinillo es primo hermano de su pato laqueado». Segovia tradujo al chino toda la señalización de la ciudad, entró en los recorridos de las grandes agencias y ese colectivo llegó a ser el segundo en el ranking internacional de la ciudad, situándose entre estadounidenses y franceses, los más fieles. Hasta 2019. La pandemia frenó ese fenómeno en expansión, pues aún tienen que guardar una semana de cuarentena en un hotel y otra en casa al volver a su país. Para los japoneses se han encarecido los viajes –han perdido conectividad aérea– y su presencia también se ha resentido. El testigo lo ha recogido el turista coreano.
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