![Un viaje de 1.500 kilómetros para cumplir con Segovia](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/05/06/marcha-mujeres-marbella1-k9jE-U22036080141gOF-1200x840@El%20Norte.jpg)
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No hay plan o celebración que valga. «Si surge otra cosa, decimos que no», asegura Yolanda Villalmanzo, vecina de Marbella. No importa que sea un cumpleaños, una cena o una gala. Junto a su marido, Guillermo García, cada año se desplaza a la ciudad de Segovia el primer domingo de mayo para participar y colaborar en la Marcha de Mujeres. Todo comenzó a partir de la propuesta de un familiar y ahora se ha convertido en un evento inamovible en el calendario. «No nos lo perdemos nunca», defienden.
La previsión meteorológica no era nada halagüeña. Sin embargo, el anuncio de fuertes precipitaciones no supuso un obstáculo a la hora de cumplir con la tradición ya establecida en los planes del matrimonio residente en la ciudad de la Costa del Sol. A pesar del frío, tanto Yolanda como Guillermo se sumaron en las primeras horas de este domingo al grupo de más de 40 voluntarios que colaboraron en el desarrollo de la caminata.
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Ana María Criado
Cuando se dio el pistoletazo de salida del evento deportivo, ella se unió al resto de mujeres inscritas y él vistió un chaleco amarillo para reordenar el tráfico en las principales calles por las que discurrió la marea blanca formada por 1.950 personas. «Es un buen plan: te diviertes y además ayudas», se alegra el marbellí. La marcha cumple 16 ediciones y, salvo los años de la pandemia, «hemos venido siempre sin excepción», asevera.
Es una iniciativa que conocieron a través de una familiar, ya que Yolanda hunde sus raíces en la provincia. En concreto, gracias a la gerente de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Segovia (AFA), Anabel de Pedro, ya que está entidad es una de las beneficiarias de la recaudación resultante de la caminata. Por ello, su visita a la capital se convierte en reencuentro con sus orígenes, así como con el resto de los segovianos. Y todo ello por una buena causa.
Los preparativos para regresar a Segovia se ponen en marcha en el momento en que se vuelven a su hogar. «Tenemos el billete reservado del AVE de un año para otro», declara Yolanda. Es una opción de transporte mucho más cómoda que la que empleaban al princpio, cuando se echaban a la carretera para recorrer más de 1.500 kilómetros, ida y vuelta, en apenas 24 horas.
Para ellos, el tiempo sobre el asfalto y los litros gastados de combustible no suponían ningún sacrificio. «Es un viaje largo, sí; son siete horas de camino hasta aquí», detalla Guillermo. Y en muchas circunstancias, no tenían la oportunidad de solicitar vacaciones para extender su escapada a la ciudad de Segovia. Ahora, con el tren de alta velocidad, «nos facilita mucho que podamos venir». Pero si no tuvieran la oportunidad de sacar una plaza, la cancelación de su visita sería la última opción. «Da igual que haya viajar en tren o en coche; lo vamos a seguir haciendo porque nos gusta», coinciden.
Yolanda estuvo pendiente de la presentación de la marcha para comprar la camiseta. En su armario, hay un amplio catálogo de indumentaria que permite conocer la evolución de las diferentes ediciones. Según explican los vecinos andaluces, el número de voluntarios ha crecido con el paso de los años. «Es algo fantástico», defienden.
Su lugar de residencia, uno de los municipios más importantes y turísticos de Málaga, casi triplica en población a Segovia. Contra todo pronóstico, «no se organizan actividades de este tipo». Es más, «la participación es muy grande, en Marbella difícilmente se alcanzarían estas cifras en un evento similar», considera Guillermo.
Aunque su procedencia sea lejana, «siempre que visito la ciudad tengo la sensación de estar con gente que conozco», se alegra la fiel participante. No solo se refiere a los demás colaboradores con los que coinciden, pues «siempre nos juntamos unas ocho personas»; sino también a los segovianos «que se conocen, se saludan y nos hablan». A ello se suma el sentimiento de unión de las mujeres, que cada vez «es más fuerte», concluye.
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Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
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