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Vecinos del casco histórico alertan del incremento de ruido con la llegada de estudiantesSon los primeros días de curso académico de cientos de universitarios que llegan por primera vez a la ciudad de Segovia. Los vecinos del casco ... histórico, donde se concentran los pisos recién alquilados por estudiantes procedentes de multitud de países, ya lo empiezan a notar. «En cuanto regresan, vuelven los problemas otra vez». Así lo resume María Rozas, una de las portavoces de la Plataforma contra el Ruido en Segovia, quien asegura que las molestias por fiestas y voces en las calles han aumentado de manera significativa en los últimos días. «Es algo exponencial», subraya.
La contaminación acústica es un problema «sistémico» en la capital segoviana, tal y como han advertido en sendas ocasiones tanto la Defensora de la Ciudadanía como el Procurador del Común. Los intentos por resolver esta situación no han dado sus frutos, lo que incrementa el malestar entre las comunidades de vecinos que cada día soportan niveles sonoros por encima del límite máximo que marca la normativa.
El verano no logra esquivar este inconveniente. La dificultad para dormir con el calor se agrava aún más cuando es necesario abrir las ventanas y convivir con el ruido procedente de los transeúntes, vecinos, terrazas de locales hosteleros e, incluso, de los equipos de climatización del propio Ayuntamiento, que «molestan a un vecindario colindante», detalla Rozas.
Decenas de segovianos tienen que soportar otros sonidos diarios y habituales que se suceden con especial asiduidad en las zonas turísticas. «A las 7:00 horas empieza el jaleo de camiones de basura y de carga y descarga; instantes después encienden las sopladoras de limpieza, que están toda la mañana. Si no has podido dormir bien, empalmas la noche con el día», corrobora el presidente de la Asociación de Vecinos del Recinto Amurallado de Segovia (Avras), Clemente Oria.
En los meses estivales, cuando los universitarios están de vacaciones, también hay quejas por contaminación acústica. La Policía Local ha intervenido desde junio en más de medio centenar de conflictos por ruidos, que tienen su origen sobre todo en bloques de viviendas. Aunque la mayoría se resuelven con la mediación de los agentes, se conocen al menos tres denuncias formuladas a establecimientos, según los partes policiales.
Sin embargo, tanto la plataforma de afectados como Avras coinciden en que las noches hasta el momento habían sido «más tranquilas». Todo ha cambiado en la última semana, cuando los primeros estudiantes de IE University se han instalado en sus nuevos hogares y son «un elemento importante del ruido», considera Oria. «Salen por ahí, hay grupos numerosos por la calle porque están empezando a conocerse y hay más jaleo; todos hemos pasado por esas edades y en cierta medida es entendible, lo que no sabemos es si esto continuará a lo largo del año o se resolverá en poco tiempo», especifica.
Rozas también cree que son alumnos «nuevos», los cuales seguramente todavía desconocen que algunos vecinos «estamos en desacuerdo con la falta de convivencia», señala. «Quizá hay a su vez más estudiantes y los ruidos se multiplican». Antes del verano, la entidad se reunió con los rectores de las dos universidades con sede en Segovia. «IE University mostró su voluntad por concienciar sobre la situación a sus estudiantes», añade. Lo mismo sucedió con los representantes de la Universidad de Valladolid, aunque en los alrededores de este campus «los conflictos por ruidos son más aislados», declara. «El problema en este caso no suele ser tan elevado», secunda el portavoz vecinal.
Los residentes en el casco histórico reconocen que ha habido mejoría al cierre del último curso. «Pero muy pequeña y ligera», puntualiza Oria. IE University ha apostado por la realización de 'cursillos' para formar a su alumnado en reglas de convivencia. Pero cuando ocurre una situación más grave, no siempre hay posibilidad de tomar medidas sobre los responsables. Rozas detalla que el centro educativo «no puede acceder a los datos privados de los universitarios en relación al domicilio cuando se origina un conflicto por ruidos».
La preocupación vecinal tiene su origen en los elevados niveles sonoros que impiden el descanso por la noche y a diario. «Estos chicos hacen fiesta cuando quieren, sin importar el día de la semana, para ellos no hay horarios». A ello se suma que «están más desatados que otros años». La plataforma contra el ruido desconoce si la universidad ha alertado a los nuevos estudiantes del problema creciente. Es una acción que urgen, ya que hay episodios de ruidos que afectan de forma muy negativa a la salud mental de los segovianos. «Es algo que desquicia a familias enteras que tienen que levantarse a trabajar al día siguiente», insiste.
Rozas tiene conocimiento de que en las últimas jornadas algunos segovianos han tenido que llamar al cuerpo policial para avisar de comportamientos incívicos. «La presencia de los agentes persuade a los infractores, pero no siempre funciona», comenta. El colectivo de afectados critica que todavía no se haya hecho efectiva ninguna sanción pese al compromiso que adquirió el equipo de gobierno por mejorar la situación. Tampoco se han adquirido más sonómetros ni se ha modificado la ordenanza para permitir que los policías puedan actuar de oficio, según remarcan. Por este motivo, «no confiamos en que el problema del ruido vaya a ir a mejor porque no han hecho nada», lamenta Rozas.
Los problemas de convivencia en el recinto amurallado ante la llegada de estudiantes de IE University no solo tienen su origen en los conflictos por ruidos, sino también en la proliferación de residuos por las calles. «Es cierto que acumulan bolsas de basura en las casas, cuando les parece bien las sacan y no buscan un contenedor, por lo que se quedan en la calle», relata el presidente de la Asociación de Vecinos del Recinto Amurallado, Clemente Oria.
El representante vecinal se sorprende de esta situación porque, según explica, multitud de universitarios proceden de países «que tienen normativas mucho más estrictas» en relación al depósito de residuos. «Se observa una indiferencia hacia el resto de vecinos», lamenta. No obstante, insiste en que los estudiantes no son los únicos responsables de este comportamiento incívico. «Hay comercios que se van y dejan cajas de cartón y otras cosas» en la vía pública, declara Oria. Por ello, apela a aumentar la vigilancia para identificar a los infractores y a informar sobre la existencia de contenedores fijos en zonas próximas.
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