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Un ensayo de la cofradía de El Cristo del Mercado, en la ciudad de Segovia. Antonio de Torre
«Cuando vas debajo del paso eres como los pies de tu Cristo»

«Cuando vas debajo del paso eres como los pies de tu Cristo»

Segovia cuenta con más de una veintena de mujeres costaleras que cargan con los pasos de la Semana Santa a sus espaldas

Domingo, 6 de abril 2025, 21:14

Cristina Ruano es una de las 20 mujeres costaleras que llevan el paso de la Hermandad de la Paz en Palazuelos de Eresma, que este año como novedad tendrá por primera vez una mujer capataz junto a las cuatro contraguías que escoltan las cuatro esquinas del paso. No es la única procesión en la que participa como costalera, ya que también forma parte de la cuadrilla del Cristo de la Esperanza de la Hermandad Dolorosa de Santa Eulalia, del Cautivo por el barrio de San José y también de la Hermandad del Rocío en la procesión del Encuentro: «Es difícil explicarlo con palabras. Si no estás bajo el paso no sabes lo que se siente. Te duele, pero es gratificante saber que tienes un compromiso con la cofradía, pero sobre todo con la imagen y lo que representa para ti, así como con tus compañeros, porque si no es por la gente que va debajo los pasos no salen, habría que volver a empujar y se necesitan también cinco o seis personas».

Ella realiza cuatro procesiones como costalera a las que hay que sumar en las que participa el Jueves y Viernes Santo como empuje del Calvario de la Cofradía de la Piedad, un paso que es llevado exclusivamente por mujeres. Este fue precisamente el punto de inicio de esta joven como participante en la Semana Santa de Segovia, ya que cumplió los 18 años un Lunes Santo y su tío, que llevaba el volante en este paso y falleció el pasado año, la convenció para ir empujando cuatro días después porque no eran gente suficiente. Desde 2024 es su primo el encargado de conducir el paso como homenaje a su progenitor y este año seguirá en el mismo puesto.

Posteriormente entró en la cuadrilla del Cautivo de la Cofradía de la Piedad, donde permanece desde hace una década, y también en la Hermandad del Rocío, donde llegó animada por el capataz que dirigía ambos pasos. La pasión por la Semana Santa siguió creciendo y desde 2022 es costalera en la Hermandad de La Paz de Palazuelos y en Santa Eulalia. Cristina Ruano destaca que, aunque la igualdad ha ido llegando poco a poco a la Semana Santa, «hay más hombres que mujeres que cargan en varios pasos por conciliación familiar en muchos casos, ya que se ensaya un día a la semana por cofradía durante varios meses. Aunque mayoritariamente cargan hombres, poco a poco nos vamos abriendo camino y la gente va entendiendo que no es el género el que carga, sino el corazón y los pies».

Marian Ruiz y su hija Paula Cerezo comenzaron a salir como costaleras del Cristo de la Esperanza en 2022, desde el primer momento en el que entraron mujeres a formar parte de la cuadrilla. La vinculación con esta hermandad viene de lejos, Paula ya salió en la procesión antes de nacer, cuando su madre estaba embarazada.

Una tradición familiar

A ella la inculcaron la tradición desde muy pequeña puesto que su tía y su madre eran camareras de la Virgen, una pasión que ha transmitido a sus hijos y a su marido, que empezó como empuje de la carroza de la Dolorosa y posteriormente como costalero del Cristo de la Esperanza desde la primera salida en 2012. Marian ha procesionado desde siempre como capuchón, pero ella tenía claro que quería ir bajo el paso para llevar a su imagen por las calles: «Luchamos por entrar. Alguna algunas soltaron alguna lágrima porque, como es el caso de mi hija, querían estar debajo del paso junto a su padre y yo con mi marido». Actualmente van cinco componentes de la misma familia, el matrimonio y tres de sus hijos.

Una mujer costalera de la Semana Santa de Segovia. Antonio de Torre

Muchos se preguntarán qué les puede motivar a estas mujeres a ser costaleras, pero ellas lo tienen claro: «Desde que vi la primera 'levantá' en Santa Eulalia se me saltaron las lágrimas, porque no es lo mismo ver un paso a ruedas que en movimiento. Es como si te hablara. Es una emoción diferente y cuando vas debajo eres los pies de tu Cristo». Su hija Paula iba desde niña a los ensayos semanales de la Hermandad y decía que «quería ser costalera como papá, siempre me había gustado hasta que por fin pude entrar».

Ambas destacan que es un mundo masculinizado y ha habido personas a las que les ha costado mucho abrir las puertas a las mujeres por una serie de condicionantes, aunque Marian apunta que «no es solo cuestión de fuerza física, nosotras tenemos más fuerza psicológica, en ese sentido tenemos más aguante y más resistencia», sin olvidar que el paso de la Virgen de la Salud y Esperanza de Palazuelos, que solo lo llevan mujeres, es el que más pesa de la Semana Santa de la provincia.

Madre e hija también salen como costaleras en la Cofradía de la Paz de Palazuelos, en la Hermandad del Rocío y, hasta el año pasado, con el Cautivo de San José. Sobre los sentimientos que tienen bajo el paso, Marian indica que «es complicado describirlo, es una mezcla de emoción, de encuentro contigo mismo, de recogimiento, de satisfacción». Su hija destaca que cuando carga el peso se «siente más cerca a las personas de su familia que ya no están».

En Segovia aproximadamente habrá medio centenar de costaleros, de los que una veintena son mujeres, lo que demuestra que «se va haciendo cantera y las niñas ya no se ven solo saliendo con mantilla o el capuchón, sino que quieren ser costaleras; lo estaremos haciendo bien ya que se están enganchando a este mundillo». Con el esfuerzo de estas mujeres se están cambiando aspectos de la Semana Santa y están consiguiendo involucrarlas en las distintas facetas que son imprescindibles para que cada primavera los pasos recorran las calles de Segovia.

En recuerdo de su hijo

Julián Callejo sale como cargador con El Cristo del Mercado desde 2014 y lo hace como homenaje a su hijo Adrián, que falleció a los 20 años en 2013. El joven cofrade formó parte de la primera cuadrilla que portó el paso durante los dos primeros años que tuvo lugar esta procesión con cargadores llevando el paso al hombro. Julián ocupa el mismo puesto en el varal que tenía su hijo y manifiesta que «lo hago por lo que hacía él, es duro por una parte y bonito porque es para recordarle».

Miembros de la Hermandad del Rocío inician los preparativos para participar en las procesiones de la ciudad. Antonio de Torre

Mantiene una fuerte vinculación con la Semana Santa desde que era un niño, ya que procesionaba con la Dolorosa de Santa Eulalia. Pero tras casarse, comenzó a salir en la cofradía de El Cristo con su mujer y posteriormente con sus hijos como capuchones, involucrándose mucho en su nueva cofradía hasta tal punto de hacerse cargo de la renovación de los 150 faroles con los que salen los nazarenos cuando estaba de presidente Alberto Herreras. Al margen de su trabajo como profesional de los metales y las soldaduras, la pasión por la fotografía se refleja en la visión de la Semana Santa que toma desde su objetivo, como corrobora su participación en diferentes ediciones de los concursos habiendo conseguido varios reconocimientos.

Cada año, la cofradía del Cristo recuerda a su hijo Adrián en el certamen de bandas de música, un joven que empezó como capuchón y que continuó en la banda como responsable de la misma enseñando a los más pequeños a tocar la corneta y el tambor. Un joven devoto del Cristo del Mercado que llegó a formar parte de la directiva y de la primera cuadrilla de cargadores al que el mundo cofrade segoviano no les olvida, tal como destaca su padre: «La gente de la bandas le quería mucho porque en todas ellas tenía gente conocida y amigos».

El papel del capataz del paso

En 2007 un grupo de cargadores de la feligresía de San Andrés comenzó a llevar a hombros la imagen del Cristo de la Paciencia. Desde 2023, Wenceslao Huertas, que durante muchos años fue uno de los 16 cargadores, ejerce como capataz del paso, una función de la que se encargó anteriormente Goyo Garrido: «No hay distinciones en la cuadrilla, la diferencia es que ahora asumo más responsabilidad al estar al frente». Este año mantendrán el mismo recorrido de 2023, que experimentó algunas modificaciones al habitual por las obras.Por ello, volverán a entrar en los jardines del Alcázar y llegarán hasta el Arco del Socorro para subir posteriormente por las escaleras de la calle Judería Nueva hacia la Merced.

Comienzan con los ensayos después de Navidad con un día a la semana y según se acerca la fecha aumentan a dos e incluso tres jornadas semanales para prepararse de cara al Miércoles Santo, cuando florecen multitud de sentimientos: «Es una emoción grande, un momento de intimidad y de rezo. No sé explicarlo con palabras, es recogimiento y emoción, pasan muchas cosas por la cabeza, como los familiares que ya no están».

«Las mujeres nos vamos abriendo camino poco a poco y la gente va entendiendo que no es el género el que carga los pasos»

Cristina Ruano

Costalera segoviana

Wenceslao Huertas perdió a su padre hace un par de años y esa Semana Santa fue aún más emotiva ya que ese sentimiento cofrade estaba muy ligado a su progenitor, que procesionaba con los Maristas: «El momento de sacar el tambor o preparar el capuchón era algo muy especial. Todos teníamos y seguimos teniendo nuestras tradiciones. La Semana Santa y la Navidad son para mí los momentos más emocionantes del año, cuando uno lo pasa realmente mal porque son bonitos, pero tiene su parte de dolor y dureza».

El capataz del Cristo de la Paciencia sigue viviendo en el barrio de San Andrés desde que era niño, algo ya poco habitual en un recinto amurallado en el que ha cambiado el perfil de sus vecinos, sustituyendo a los que jugaron y crecieron entre sus calles por los pisos turísticos y los estudiantes de IE University: «Por desgracia nuestro barrio está perdiendo parte de sus vecinos y de su manera de ser. Por suerte, gran parte de la gente que vivió en él y se marchó se sigue considerando de aquí y en Semana Santa o en la Tajada en las fiestas de San Pedro vuelven como si nunca se hubieran ido e, incluso, con más sentimiento de barrio y de hermandad que antes».

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