Mensajes colocados en la calle durante el último Día del Refugiado en Segovia. Antonio de Torre

Segovia

Ucrania deja de monopolizar la llegada de refugiados, pero la demanda sube

Cruz Roja atendió el año pasado a 345 solicitantes de asilo, 17 más que en 2022, pese al retorno de muchos ucranianos a su país en pleno conflicto

Lunes, 17 de junio 2024, 12:01

Ucrania, la gran fuente de refugiados a Segovia en los últimos dos años, es ya un país más en las estadísticas, pero eso no ha aligerado la presión con la que convive el sistema asistencial. El ejemplo lo pone Cruz Roja, que atendió el año ... pasado a 345 personas, 17 más que las 328 del año anterior. La inestabilidad política a nivel mundial eleva los flujos migratorios y los que no llegan ya desde Ucrania –un país al que muchos han regresado, aunque el conflicto siga en marcha– lo hacen ahora desde Senegal o Malí, un hervidero. Cambia el perfil –más masculino y menos familiar–, pero las plazas siguen, cuanto menos, igual de cotizadas. Sus profesionales hablan de un sistema que roza el colapso, que una plaza libre se ocupa al día siguiente. No hay tregua.

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«De Ucrania, muy poquito. A Segovia, por lo menos, no llegan», resumen Julia Zamora y Sonia Arranz, trabajadoras sociales del programa. Cruz Roja amplió sus plazas cuando estalló el conflicto, en febrero de 2022, pero no han quedado vacantes una vez que el flujo de solicitantes desde el este se ha contenido. Su Programa de Acogida e Integración de solicitantes y beneficiarios de protección internacional, financiado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, gestiona la segunda y la tercera fase del proceso –la primera es competencia de Accem– en busca de dar al refugiado las herramientas laborales, lingüísticas o psicológicas para una vida independiente. El 58% de las 153 personas que participaron en su Plan de Empleo en 2023 encontró trabajo.

Las seis procedencias más habituales son Mali, Senegal, Colombia, Venezuela, Ucrania y Siria

En Acogida Temporal, Cruz Roja tiene 140 plazas divididas entre un centro y diferentes pisos; en la de Autonomía, da a los asilados independencia para gestionar su vivienda. El 35% de los refugiados que atendió el año pasado fueron menores y las seis naciones principales fueron Mali, Senegal, Colombia, Venezuela, Ucrania y Siria. Ha cambiado el perfil. «De Ucrania llegaban hombres, familias, mujeres… de África, por lo general, llegan hombres porque el proceso migratorio de una mujer allí, con tratas y violaciones, es muy complicado. El rol cultural es adelantarse ellos y luego mandar dinero a la familia».

La casuística ucraniana es tan diversa como su procedencia, pero las trabajadoras sociales hablan de un colectivo vulnerable en los mayores, muchos por encima de la edad de jubilación. «Se quedan en tierra de nadie. En cuanto se les acaba nuestro programa, no hay ningún tipo de ayuda y muchos no quieren volver porque no tienen casa. A su edad, la inserción laboral es prácticamente imposible». Cruz Roja prorroga sus programas hasta donde puede, pero pide una solución permanente. «Cuando les hemos tenido de otras nacionalidades se han tenido que ir, aunque sea con sus hijos. Ni han cotizado ni hay asociaciones para ellos».

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El regreso de los ucranianos ha sido una anomalía en la historia del programa. «Se ha ido mucha gente, para nosotros ha sido una sorpresa, no suele pasar. La gente se queda, no vuelve a un país en guerra». Las historias de integración más rápida –por el idioma o porque han encontrado trabajo– han tendido más a permanencer, así como las familias con hijos pequeños, «la mayoría se está quedando», aunque no son pocas las que han regresado. En parte de explica porque muchos tardaron en asumir el luto de dejar el país. «Se resistían al idioma o a buscar trabajo, tenían la sensación de que la guerra se iba a acabar ya. 'Yo estoy aquí de paso'. Su ajuste de expectativas, pobrecillos, fue muy complicado».

Otra anomalía está en la respuesta de la ciudadanía segoviana. «Nos ha parecido mejor que venga la gente de Ucrania a que lo hagan desde África. Todo el mundo se volcó. Fue una respuesta súper acogedora, no es la misma que, lamentablemente, reciben otras personas». Cruz Roja recibió un aluvión de donaciones. «Este programa lleva desde 2016 y no nos había pasado. Aunque el volumen de personas ucranianas haya bajado muy notablemente, se siguen notando ese favoritismo de la población. Para la gente, hay refugiados de primera y segunda».

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